Semana santa 4

Antes de llegar a San Fernando divisaron a lo lejos una gran arboleda y bajo su sombrase detuvieron para analizar la situación y de qué manera entrarle al asunto. Había un ojito de agua. Se refrescaron y luego, recostados en la hierba, fumando, dando descanso al chevy, discutieron una media hora. Aprovecharon para comer nueces y cacahuates. No tenían miedo a la muerte, si pa morir nacimos, decían, sino que esperaban tener tiempo para hacerse escuchar. Habría que hablar con los precisos, aunque antes  hay que indagar con la gente de la central camionera, del mercado y con indocumentados, para tener mejores datos a la hora de plantear el asunto a los precisos. Por estos referían al presidente municipal, al general del ejército, al curita y al jefe de la célula que estaba cometiendo las fechorías contra la gente humilde.
"Cabe la posibilidad de que estén aliados", concluyó uno.
"Cabe la posibilidad que nos secuestren y nos maten", respondió otro.

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