Y no me arrepiento

Sé lo que significa cantar para nadie. Caminar sin prisa. Torcer el rabo del destino sin corazón que anime o las palabras.Y jamás dudé en amar la vida, en esas tardes cuando todo parecía perdido. Sí, me perdí y encontré. Lo sé. En el abismo del tedio y los sueños rotos. Los pocos triunfos y las tantas derrotas nunca me hicieron cambiar perfil. Nunca me quedé con un producto del sudor ajeno. Hice lo posible por no mentir, por no mentirte, y sin embargo me eché clavado en las notas musicales del fuego infernal y el tibio aliento. No me arrepiento. El final de las luces es como decir destinos que terminan. E historias que nada dicen. Libros vacíos, diáspora de esas cercanías que dejaron de serlo. Juro que amé.Y sigo en presente mandando señales de humus para ver si el destino se conduele de esta forma de ser por, ya ves, Leonor y Juan. Y no me arrepiento. Tengo con las palabras ciertas algo de ajo y espín. El mío, el propio. Este.

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