Sobrevivir
Sobrevivir la tarde o el amanecer. O los fines de semana. En los que los motivos se fueron sin utopías. La carcajada suena ahora hueca, de caja destemplada. Las palabras van sin la vibración que se produce en la dicha. Falta el sudor por los pasos en el camino, o sentir el soplo de la brisa suave o el viento cuando mueve cabelleras. Los pájaros ahora cantan al vacío de mí mismo. Las madrugadas de búho son apenas el anticipo del complejo devenir del hombre por la senda de los espejos. No es el puñal de frío lo que mata, es la ausencia del abrazo en esta eternidad del insomnio. (corregir y aumentar)
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