Otra tarde en la alameda
Otra tarde. Los álamos en flor cuando dan flor los álamos. Es maravilla, dice la tía. Yo miro de reojo a ver quién sale corriendo. Soy victoria alada, sugiere sugerente alguien en el oído mientras lanza polvo húmedo. Retumba ruido de abejorro. Es la música redundante. Es el aire entre los álamos. Ventisca por doquier, polvo. Victoria alada revela sus secretos de sicología. Se escucha el tam del tambor. El álamo. La tarde. Un libro sin río. Una vieja historia me cuento y la repito como el título del libro de confieso. Y vivo, es cuando escribo consciente la crónica de este instante. Después de la tarde, la noche. Y así va el paso de los días.
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