Ojo de aguja

Tenía que poner un botón a la camisa.  Tenía lo necesario. Lo cual así debe ser. Y me enfrenté al ojo de aguja. La dificultad de hacer entrar una punta de hilo a su través. Y anduve varios minutos haciendo el intento. No quería abandonar la empresa que parece fácil. Y ha sido de lo más difícil. Para mi imposible. Fallo tras fallo. A veces parecía estar cerca. Y volvía a jalar la punta estando fuera de la ruta. Fuera del ojo. Y pasaron minutos, horas, días, semanas. En ese lapso pedí ayuda a las vecinas y vecinos. Hicieron todos los intentos posibles. Yo mientras tanto analicé otras posibilidades de lograr pasar esa dichosa punta de hilo. Y nada. Eso sí. Gané en experiencia en no poder hacerlo. Entonces me dije. No hay mal que por bien no venga. Esta práctica me hará posible ahora pasar el camello por ese bendito ojo de aguja.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam