Ojo por labio

Enfrentados a un preclaro y suicida ojo por ojo, al fin el perdón condujo a un ojo por labios. En el efecto de mirada por beso. Así las cosas, arreglaron el milenario conflicto. En el que el resultado era todos ciegos en ese egoísmo sin par. Todo fue asunto de probar. Como en el inicio de todo. Olvidar la sentencia, renovar juramentos. Y de la mirada de soslayo se pasó a la mirada de frente. El espejo había adelantado algo en los ensayos. La mirada hizo el efecto pertinente y de respuesta obtuvo el efecto del labio -de los labios- entre verso y beso.

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