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Mostrando entradas de febrero, 2010

Las pabaras

Las pabaras sonrojadas piden corrección: "no somos pabaras, sino palabras". Y están en lo cooorecto. Lo feo sería que se dieran cuenta y no digeran nada, que se quedaran calladas, mudas, apresadas. Eso sí que sería el acabose para la humanidad, que a través del tiempo se ha expresado mediante el lenguaje, o sea principalmente las palabras y otros. Algo así como que las palabras todas en conjunto significan Libertad. Así que se corrijen asimismas y corrijen a quienes se equivocan con ellas. Las palabras son sentidas y pulcras, independientemente de lo que signifiquen. Probar entonces a ser discretos. Y dejar que las palabras, que no pabaras, se expresen solas, que corran libres cual gacelas o liebres. Que digan lo que sienten muy adentro de ellas mismas. Ah, las palabras. Escribir luna es hablar de amor.

Hora de muerte

 "Es hora", dijo la muerte. Los forasteros se miraron unos a otros. Uno de ellos iba a morir, indefectiblemente. Apuraron de un trago el resto de la cerveza. Trataron de retirarse discretos o ir al baño. La muerte dudó ante tanta juventud. Coqueta que era, aún a esa edad, se abalanzó al más robusto, le tocó del hombro. Con el fin de atraerla para sí, otro, celoso, se dio un disparo. El limbo les espera.

La vida es sueño

".... . Sueña el rey que es rey,  y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe, y en cenizas le convierte la muerte, ¡desdicha fuerte! ¿Que hay quien intente reinar, viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte! Sueña el rico en su riqueza, que más cuidados le ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza; sueña el que a medrar empieza, sueña el que afana y pretende, sueña el que agravia y ofende, y en el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende. Yo sueño que estoy aquí de estas prisiones cargado, y soñé que en otro estado más lisonjero me vi. ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son Pedro Calderón de laBarca

¿Qué es la vida?

Aparte de ser sueño, como lo afirmó categóricamente Calderón de la Barca, ¿qué es la vida? Duelo;  curva y montaña; aletear de colibrí; la flor cuando se abre; la oruga que se convierte en mariposa; el arcoiris y el agua; la mirada del encuentro entre el animal y el hombre;el concepto de la nada y la fuerza de gravedad; lo cóncavo y convexo; el trayecto del suelo al cielo.

Sobre la realidad

La realidad triste se asoma al vacío. Despliega sus alas y se lanza en un vuelo indescriptible. El aire le golpea la piel y le despeina. La realidad goza del viento y de las imágenes que mira. Duerme en el vuelo y al despertar vuelve a su lugar de origen. La realidad a veces viene de buen humor. Es cuando hay que aprovecharla y caminar bajo los árboles; leer un libro sentado en una banca del parque; tomar un café como marco de una buena plática.

Sobre Judas (Esto sí)

El Jesús pudo salvarse, pero debía cumplir su destino: caminó sobre aguas; curó enfermos; encontró belleza en perro muerto; convenció en diálogo a la Samaritana; defendió y se presume amó a María de Magdala; trocó agua por vino. Pudo salvarse. Pero era necesario, para la redención, cumplir Su destino. Se abrazó a Judas. De allí al abismo y el ascenso. Cruz y resurrección.

Autos, hiedras, haz de luz

Imagino los rostros que pasaron, los autos, las hiedras, la flor, el haz de luz, el silencio, las palabras. La calle es flujo de hambre y sueños. Músculos y huesos con máscara de personalidades  sucumbieron en la avaricia y el odio, cuando amor dio la espalda. Tuvieron la oportunidad de la grandeza pero confundieron hoja con bosque, paso con trayecto. Es extraña la imagen cuando la sonrisa se transforma en mueca y es admirable modelar la piedra. Todos somos punta de alfiler. Desde la nada asoma siempre la nada.

Postal

Me preguntan: ¿es usted escritor?  Tengo sueño, respondo. ¿Que sentido tiene escribir? Insisten. Guardo silencio. Mi pensamiento va hacia los perros que ladran y las conchas de mar que busco con afán.  Hay un tendido de camarones secándose al sol  en la playa; cangrejos tremebundos abren la pinza y se acercan al cuello; hay gritos de terror; cerveza y sol; concursos de baile. El regreso por la carretera es nostalgia por los momentos vividos.

Pasan los años

Bajo los sauces o almendros de una casa amplia de amplios jardines esos muchachos -donde yo estaba- leían. Era una forma de sentirse bien, parte de un grupo. El intento era descubrir un mundo respirable más allá del polvo de la frontera.  Eran todo sonrisa y sueños. La vida era simplemente el día, la tarde, las palabras. Y la juventud era una y lo eterno. 

Sentado en el parque

Manco y cojo, sentado en el parque, un hombre canta alabanzas al señor de los cielos, al único. De vez en vez descansa y fuma un cigarrillo. Da sorbos a una botella de vino. Continúa su ruta de cantos. En su rostro se percibe paz. Fija su mirada en las personas que pasan silentes, acongojadas. Al final de la tarde, se acomoda su pierna y brazo artificiales y camina, seguro, con la mirada altiva.

Penélope, amorosa, paciente

Un joven mueve su mano en señal de que se detenga el autobús de pasajeros que se acerca lento. Pasa de largo; "ya vendrá el siguiente", dice resignado. Veinte minutos después, la misma escena, el mismo resultado. Así, interminable. En la próxima estación lo espera Penelope, amorosa, paciente, tejiendo una bufanda gris.

Me prenderé de la nube

La bufanda gris me acompañará mañana, lo mismo el saco verde oliva, cinco libros y mi memoria llena de canto de pájaros. Me prenderé de la nube y remontaré el vuelo como si fuera en tapete persa mágico. En la maleta, oculta, cargaré con la lámpara de Diógenes, que su uso siempre es necesario en la ruta oscura de las lealtades.

Doctor a sus órdenes

Doctor a sus órdenes, pacienta: Haga caso de las indicaciones y el recetario que dejé escrito en piel: Pancita no coma ni chicharrones muchos Ubre menos. Tacos ya no, ni nunca. Menos de ojo. Un pan de vez en cuando, concha Ah y referescos de cola tampoco. Azúcares poco y poquitísima sal. Un coquito de vez en cuando también para las lombrices que de algo se alimentan y ancas de rana son nutritivas aunque luego ande uno salte y salte leer poemas tranquiliza y escribir a manera de terapia los tés haga la costumbre de tomarlos que no falte el Té amo y el Té quiero Niegue los abrazos si llevan compromisos y nada de escotes que el aire de la tarde noche es traicionero Cuando ande sola tenga buenos pensamientos y en la tina cante, enamorada y baile cuando nadie la vea Nada de grasas, sólo gracias y otras palabras que ayudan con las gentes Qué le parece esta loquera dicen que es saludable cuando ahogan los problemas de la vida diaria...

Amor, letra y arabesco

Dicha de dioses terrenales el amor arrasa desencantos e inaugura un tiempo nuevo de flores peregrinas y danzones El amor es la circunstancia donde sueñan todos con conciencia; es letra y arabesco donde desnudos filman el pasado y la paz se da como un saludo. El amor es conciencia de la sangre es infortunio donde rinden la batalla los pusilánimes y siempre quedan derrotados. Hay días así donde el amor es cursi y cultivas la esperanza y guardas reposo del mismo esfuerzo que te llevaba a rodear la noria. .

Ojos

Sufre el ojo de tanto mirar mirado, de tanto ir y venir en el movimiento pendular de las imágenes. Ojo alegre, respingón y risueño. Ojos lindos bailarines al compás de la cumbia norteña y el son cubano. Ojos de mirar pausado que va directo guiando el trayecto de la bala. Esfera ocular sensitiva por donde se encausa el síndrome del pecado. No poca cosa. Para tener las imágenes que aparecen e los sueños o a ojos cerrados, debieron antes al corazón que impulsa la mirada. Mírame al menos.

Tutupiche

Dice nota que hombre de China dañó su esfera ocular derecha por reiteradamente guiñar ojo y espiar mujeres desnudas. Agrega el periodista que el ojo humano se acostumbra a la periodicidad del párpado en el abrir y cerrar; y que al cerrar un ojo, fuera de esa periodicidad,  repetida y constantemente, causa efectos dañinos como rompimiento de algunos vasos sanguineos y debilita el sistema defensivo ocular por lo que es más proclive a infecciones. En México se le llama a este fenómeno tutupiche o perrilla.

Sobrios, insomnes

Cierto. Los motivos de vida son distintos como distintos somos todos. Tenemos piezas distintas de un rompecabezas y nos empeñamos en creer que las piezas nuestras son las únicas, originales y con verdad. Y así vamos entre tumbos y sonrisas. No hay palabras vanas. Una a una pronunciada o escrita develan el edificio del pensamiento. Y este es el laberinto donde transitamos todos los días. Sobrios, insomnes, locos.

Cerebrito

Cerebrito anida mariposas. Afirma donde duda y nadie se da cuenta. Es más, dicta de memoria donde necesario es dejar el orden de las cosas. Cerebrito mira y admira y de pronto le deslumbran las palabras. Y su rasgo de grandeza, hace que piense y las domine. A veces le adjetivo traficanta y ella  gruñe el hastío de lo vano.  Es entonces que flores nacen de su boca.

El amor

El amor no se requisa. Ni se juega en lotería para ver si aparece en la ganancia. Es un rumor de fragancias donde el hombre ha hecho su medida. Es fiesta de lo interno donde el hombre valora su destino. Oye, y quien dicta lo que dices? A alguien echémosle la culpa

Las cosas de recuerdos

Estaba allí la perinola del toma todo y todos ponen. La lotería popular bajo la buganvilia las tardes del verano. Las revistas donde conocimos de amistad, de lágrimas y risas. Había también un caballo de madera. Fotos viejas de las casas y calles a manera de postales. Los tejidos de mamá y las vecinas que competían por dar forma de animales al estambre. Un hipocampo y estrella de mar disecados. Un caracol donde celosos guardamos el sonido del mar.Una carta con aroma de mujer. Un maniquí roto que me hizo recordar a una niña de 15 años. Las fotografías del ovni que vimos cuando niños. Un viejo pantalón de mezclilla roto marca sergio valente. Buscaba libros. Los buscaba. Y encontré ese de veinte poemas de amor y una canción desesperada.

Convencional, el amor

La ira con guantes tira golpes en la cornisa y una gota de miel queda presa en un instante. Las luces graban la memoria de los días en la oscuridad y la luz se presenta como destino manifiesto. Queda sólo la esperanza del amor al final del túnel. Y usted? Y usted? Nadie responda a la nada. Nadie.

Al llegar la muerte

Al desdén o vanidad, decirle sus verdades, aunque duelan. A la humildad y modestia, esas barbajanas que se esconden tras la puerta en acecho, descubrirlas como farsantes. Salvo que se impongan y convenzan. A veces pasa, a veces, que la pose, de todos en todas partes, es la característica de todos los días. Y a nadie convencen, y a nadie convencemos. Es hora de celebrar la vida. Siempre en vida cualquier hora será la hora.

Cazar perdices

Para estar en bien, no basta saber del mal. Esa frontera entra ambos -mal y bien- está al descuido, corrediza, volátil. Por eso voy a buscar nueces al bosque; cazar perdices; lavar la cara con agua corriente.

Juego de tiempo

Para volver, basta con dar la media vuelta. No al pasado, ese ya no existe. Necesitamos volver al futuro que se materializa en el presente.

Domingo sin memoria

Este domingo aletea. Queda en sus horas donde ponemos nuestras actividades y luego se va, para no volver. El próximo será otro, cúmulo de días que se van a un espacio sin memoria, al cementerio del tiempo. Para todo hay- hasta para morirse- tiempo.

Ayer fuimos invisibles

Aunque escribo -este es un ejemplo- nada cambia en mí ni en mi alrededor. Iinútil este modo de decir palabras. Ayer en vips esperábamos atención de las meseras, que trajinaban entre mesas, y había por cierto pocos parroquianos. Y éramos invisibles. Buen tiempo. Hasta que corpóreos hicimos todo invisible. Salud, sol! Hola, luna! Saltimbanqui es el ritmo de las piedras. Sinuosa la linea de la vida.

Del tiempo inmemorable

Toma té, Leonor. Y ven bajo este árbol sauce que da sombra. Y platica sobre todo lo que quieras. Me gusta ese modo de decirme de tu infancia y del primer novio que tuviste. Salte un rato de ese tiempo inmemorable donde habitabas en frondas del Bajío. Aquí estamos todos tus hijos a la espera de la paz de tu sonrisa. Ven, mamá. 

Sacarle brillo al disco, ha de ser

Respirar profundo y absorber vida. Debe ser. Caminar lento y hablar pausado. Debe ser. Arrobarse en el poema y dejar de lado la pose de poeta. Ponerse el overol y lavar la luna por si acaso. Sacarle brillo al disco de la Santanera. Y mirar presente asomándose al futuro. No dejar al olvido el libro que está pendiente de lectura. Debe ser que la edad acecha por ese carajo tiempo indiferente.

Nada cambia porque todo cambia

Imagen
Va y viene la noche. Lo mismo sucede al día. El planeta gira indiferente sobre sí y alrededor del sol. Nada cambia hasta ahora. El tren pasa con rapidez. El polvo tiene su memoria, lo mismo que el agua. La lombriz feliz se monta en la raíz. El cronista escribe de cronistas. La paz grita sobre el fusil y en él se apoya. La guerra es robusta y sin escrúpulos. El ladrón asiste puntual a su templo. Para que todo cambie es necesario que nada cambie.  

La escuela del revés

Eran distintas los maestros, las escuelas? Eran esos años la edad dorada de la educación? No. Eran otras las circunstancias. Se mezclaba el juego con el aprendizaje. Los maestros vivían su día entregados a enseñar y jugar. Luego se precipitaron las crisis económicas y trajeron crisis existenciales y de valores. Y la escuela quedó como reducto de las depresiones, de la ira social, del sometimiento. Así anda. Una especie del mundo del revés.

Domingo parecido al hastío

Al domingo le falta dulce, sonrisas, halagos. Al domingo deberíamos gritarle lo culero que es. Deberíamos darle pamba con picahielo. Taparlo de boca y nariz y ahogarlo o sacarle la verdad hasta que nos diga lo que piensa de lo gris, de la insensatez, de lo agrio. El domingo debería ser de menos horas, de menos rostros, de menos fatigas. Deberían de cambiarle nombre y llamarlo algo parecido al hastío.

Camina un ciego

Camina un ciego con su bastón y canta. Un mudo tiene sonrisas dentro de sí y anda con un libro bajo el brazo. Miles en silla de autos pasan presurosos rumbo a su destino. Escuchan en la radio noticias de muertes sobre muertes. El auto da volteretas, mueren sus ocupantes. La radio sigue con sus noticias de tragedias.

Cuando las palabras...

Cuando las palabras tocan a mi puerta no les pido visa o pasaporte. Las dejo pasar y que hagan fiesta. Pero a veces sucede,  por cierto, que espero mucho tiempo a que toquen a mi puerta y el silencio es la respuesta. Dejo la puerta abierta, para que desde lejos sepan de la invitación a que entren y me desprecian. Pasan de largo sin morder el anzuelo. Es cuando me doy de golpes y hago que aparezcan, y vienen furiosas, nerviosas, sensitivas. Y dicen lo que quieren, salen abruptas a decirse entre sí mentiras y a gritarse su flojera. El mar debería contener palabras húmedas. Y desde allí cazar tiburones y langostas que en sus vientres lleven relatos de piratas o náufragos.

Entre el destino y el azar

La palabra mar huele a sal y pescado. La palabra río tiene fijos los recuerdos del Bravo. Si escribo Matamoros, siento el peso de las lágrimas contenidas. Las palabras son vasos comunicantes del pasado al presente y viceversa. No hay escapatoria entre el destino y el azar. Este te atrapa, aquel te seduce. Y el resultado es el laberíntico pensamiento que te hace rebobinar  la cinta de la película. Si "el hubiera" tuviera carta de permiso y se materializara en el presente, otros rumbos serían trayecto en el mapa del despeñadero.

Las marcas, señal de avance en el tiempo

Marca de agua en la calle. Marca de sangre en la banqueta. Sudor y esperma en la sábana tendida al sol. Olores  de los muertos que ya están polvo en el cementerio. Marcas como huellas del camino, árbol, río. Punzada de espina. Rasga la púa la carne al paso. La esquina de la hoja doblada en el libro. La hoja seca entre poemas. Las patas de gallo, triunfo del tiempo. La marca en el cuello que esconde la bufanda. Hace frío y llueve. Una canción vals se escucha a lo lejos.

Cementerio de elefantes y focas

Los esteros a la  orilla de la ciudad son páramos, dunas de arena. Allí nada de sol o palabras tersas. Solamente aves negras que caen en picada desde las nubes para atrapar conejos esculpidos en piedra. Basta saber que se le gana terreno a mar. Y el tiempo es indiferente a las marcas que los hombres dejan en la tierra como muescas. Son cementerios de elefantes y focas. Aunque estaba escrito "cementerio de automóviles" y era sólo un montón de autos chatarra abandonados después del diluvio.