Entradas

Mostrando entradas de abril, 2013

Despedida

Fue Saramago con sus apuntes quien motivó el inicio de este cuaderno. Luego la vida misma dió alegrías o penas para el seguir dejando rastros en palabras. Afortunadas unas otras no tanto, y así. Ahora llega a su fin. No quiero llegue el día en que me repita. Si hay vida de tiempo, entonces algunos textos de este cuaderno verán cuerpo en libro. Mientras, adiós.Ya vendrá otro proyecto  fresco, sí. Lo que uno escribe es inmaterial. Para qué decirlo. Adiós.

Carta a Dios

Gracias por el rododendro y la sinfonía. Por el exacto conjunto de elementos. Por la rosa en el edén. Y el discurso del ciudadano general de los abrazos. Y por el libro, donde caben las conjuradas combinaciones de las piezas del ajedrez. Por la exacta mujer y el hombre que vertieron en cáliz sus palabras y miradas para mí, en el honor sea de existir. Por el ser, este, arrebatado de juicio, oriundo de lugares donde no se nace ni se es y que va como si nada, desperezado.  Por la luz incienso que me recorre las venas y me descansa, por si fuera poco el afán del día de ayer. Por el tren donde suceden los destinos de estación en estación.  Por la carta aquella con flecha dirigida. Gracias por darme la luz necesaria para entender  que mi destino tiene origen y final. Y donde toque estaré al servir. Por esos besos de lechuga romanita que me hacen caminar mejor. Por los alisios y contralicios y por la cirrus donde me encontré al viajar. Y por el tapete mágico de la infancia. Y a ...

Creo

En el polen con el viento, la flor. Y en el grafito que deja huella del paso del hombre. En el octaedro, ocho cartas perfectas para adivinar el futuro. En el pájaro ciego y su canto. Mal de amor, bien de la reconciliación. Y en el beso de tornillo. En el pozo de agua, fuente. Y en la biblia con sus historias realidad, de Job, por ejemplo, y Salomón. Y esa edición de cuna. Y en el libro en el que mi hermano a mis cinco años  me enseñó a leer. Y en el puente de papel, donde al pasar leí las Mil y una noches. En un puerto soñado de Estambul, donde aprendí a beber licor. Cromos azules, dibujos de los dos caminos en el valle. Creo en la ruta del olvido, una vez, dos veces. Y regresar al libro. Para verter el caliz  sobre tu piel. Creo en el campo, polvo en levantisca, pero que no llega al toronjal. En el canto que viene desde la caverna, y en el ritual del aparear. En las máquinas simples que nos hicieron ser. En la cúpula de la catedral y en la cópula como fricción de pedernal. En...

Carta a los indiferentes

Ustedes voltean la mirada cada vez que el hambre se asoma. Es normal, dirán flojera. Si ven pobreza, dirán flojera, también. Ecuaciones a pecho abierto. Y los piojos, horror.  Dicen que el borrego ni ruido hace cuando lo matan. Así hoy. "Solo revira los ojos en silencio", dicen.  Sin gesto puesto al horror, basta voltear el rostro o máscara, ante casas de cartón y piso de tierra. Ustedes tienen el corazón de pena. Y usan lentes para saturar colores. Son ustedes los únicos que tapan en realidad el sol con un dedo. Por decirlo así.  Hay de pobres a pobres. Ni quepa envidia, en su defensa, porque no es ataque. Al fin, felicidad es obra. Al fin discursos o risas, son obras. Y que importante el café de mañanita.  Regar plantas. Esos pájaros. O el buenos días. La llamada equivocada no es equivocada. Una sonrisa de aquel lado motiva el tono. Es el ruiseñor en silencio para nada decir ante el indiferente, sí, usted, al que un buen día asoma el filo brillante o la cuerda al c...

Sábado

Amanece bien el sábado. Día de guardar. De encontrarle gusto al frescor, a las palabras que se guardan por si acaso. Tomo una sombrilla, lloverá. O sol. Y está por verse si el día dura más o se acaba antes con ganas de amanecer domingo. Tomo café. Y escribo aunque temo nadie lea lo que escribo. Es un decir. Escribo para mí mismo. Porque sé que nada justifica la existencia humana si no fuera por la palabra dicha o escrita, o pensada. Es sábado y es lo mismo fuera viernes o jueves. Las horas se deslizan simples. Como el sentir de árboles. O piedras.

Viernes

Viernes de lumbre, de estero, de llamas. Viernes de sombras, de recuerdos. Teatro único, espectacular. Día de elaborar discursos para nadie, nadie oye, nadie espera. Día donde se elucubran sueños vencidos o sueños irredentos. Día sin bandera, sin efectos especiales. Sin llamadas, sin marcar números equivocados. Sin que alguien diga mi nombre. Por eso el sábado o domingo serán otro día. Día de espera, de futuro, de estaciones. Domingo donde se escriben historias, legas, armadas con pedacitos de recuerdos. Este sábado mañana espero. No espero. Domingo amanecerá. Soy otro siempre. Mientras tanto. Y este dolor. Nada. Una espina es una espina. La brisa. ¿Dónde andará?

Ríe

Ríe ahora mientras es posible. Aunque todo tiempo lo es. El tiempo está en retirada, pero aún a tu favor. Es breve. Un año o sesenta representan lo mismo si hay tono, ritmo, si hay melodía, o no. Mientras tanto ríe aunque por dentro ensayes discursos de la amargura, del tedio, de la nostalgia. Merodeaba siempre por si acaso, para atisbar en la ciencia secretos de la existencia. Y mejor me anduve por las nubes. Quizá por eso  fui todo oído al empirismo donde aprendí tranquilidad, aprecio por las rosas, el viento, el agua. Cuando me pidieron palabras las dí seleccionadas como avaro que atesora en aire su riqueza. Nunca engolé la voz para impresionar a nadie, y nunca menosprecié cualquier palabra dicha en circunstancias especiales. Mientras esté a favor el soplo de vida, ríe. Que te entiendan en la alegría. Y tú mismo bastas para entender el silogismo de la amargura. Ríe, ríe.

Carta a mí mismo

Si mañana me encuentras solo es que saboreo mi propio chocolate. Es que encontré en el silencio la clave para solucionar el insomnio. Solo se escribe si solamente se tiene algo que decir, por ejemplo moscas. Si me encuentras en cambio acompañado de cuervos y palomas es que desistí en el empeño de despeñarme. Cada dolor es una cicatriz que supura aún en la distancia. Si me encuentras acompañado es que alguien por algo cree que digo algo interesante, que escribo algo interesante, que mi mirada es interesante; que tengo bajo el brazo un libro interesante. Es la rutina de escribir algo. Solo no es lo mismo, claro. Pero aquí sigo, haciendo piruetas, caminando con la cuerda al cuello con nudo fijo. Vivo quedo colgado y pataleo. Para risa de los amables y siempre presentes. No olvido que si mañana me encuentras solo, es que he vuelto del viaje sin retorno.

Llegué

Llegué como estatua. Piedra solar apagada. Ánima sin referencia alguna de pasado o presente perpetuo donde se escribiera nombre brillante. Acudí al espejo en una fuente de agua y bebí para saciar el hambre. Era la niñez. El frío. Una sonrisa. Lancé una piedra al futuro. Tracé una linea finita hacia la estrella más cercana. Y oscuridad a veces. Otra, luz.  Encontré el modo en las palabras. Sibaritas de ocasión. Palabras vestidas con el canto de la antiguedad. Un tono especial con música. Oropel. Eran palabras que se escondían en los quicios de las puertas. O se montaban en hojas secas. Vislumbres en segundos de toda la existencia. En segundos desfilaban las palabras. Esdrújulas o graves. Alicientes con significado en el aire. Notas musicales o ayes. Así. Entonces les puse un sombrero para que no se asolearan. les di de beber agua fresca. Y entonces las palabras dijeron hemos llegado. La infancia fue estación de paso. Y si digo que llegué como estatua. Es que al pasar por la Cibeles,...

Salí

Ayer me enteré que salí de mi mismo. No soy yo en lo personal. Sino una voz general que lo dice. Salí de mí y olvidé sobremanera de la ruta. Guardé silencio cuando era la palabra necesaria y hablé cuando se requería mi silencio. No hay necesidad de escribir o escribirme a mí mismo. "Mí mismo, yo, ego, nombre único, números de fecha como clave personal". Aquí estaba una piedra y la rompí. Allá estaba un dardo y una flecha y los lancé contra las llamas. De pronto me dí cuenta que la vida es un suspiro. Y estaba ya al borde de la locura. Cuando me sobrepuse pedí café y me trajeron agua simple. Pedí clemencia y activaron el fuego. Y aquí ando. Buzo caperuzo recordando los días felices de la infancia ; los recreo en estas mis historietas personales. Dicen que la distancia es como el viento. Alud de afectos vacían recuerdos.  Mejorana vende la viejita que vive a la interperie detrás de la escuela.

Por si las dudas

Aquí escribo. Hago balance en día de domingo, como si dijera día de flores. Nostalgia a lo que sé y vivo como único alimento. Respiro en aire mis pulmones, su función vital. Y me conforto sentir plena la existencia. No tengo remedio en esa mezcla de optimismo pesimismo, que yo mismo entiendo como ese no dormir en los laureles, ni tener agarrado a dios por los cabellos. Digo palabras y a veces enciendo hogueras, otras hago volar las mariposas que salen de mi pecho. Polen encendido aventurado por el viento a caer en la tierra, el amor y la humedad, donde brota el tallito verde. Como no queriendo monto en el viento y a dentelladas lucho contra monstruos que tal vez ni existen. Aunque sí, porque de pronto encuentro calaveras a la orilla del camino. Adelanto la espada y el libro. Por si las dudas, ahora resulta que ni yo mismo me entiendo. Sin embargo el balance resulta positivo. A ti. ya sabes.

Ahora resulta

No me creo yo mismo en esto de la felicidad. Como topo de luz, ando en las cimeras cuevas oscuras donde yazgo impertinente. No sonrío más por si las dudas, ya ve, este café me quedó cargado, y hago gestos en el sorbo. Y supuro pestilente pus que yo mismo absorbo (sueños). A ver, esta agua acumulada se vierte y cae. A ver, este aire transita suave entre las hojas de los árboles y silva. Ya no me quejo de las espinas, como antes, cuando hacía discursos sobre el fin del mundo. Ahora inicio mis palabras con señoras y señores, y vago entre ideas que son reflejos del espejo que soy, transparente, me digo. No me creo, es cierto, pero intento al menos dar bienestar para sonrisa en forma de paleta. Hay canciones de amor que tarareo, y es justo el sonido que se cuela a tus oídos. Es domingo. Y leo que todo sigue igual en los afanes de una existencia sola, tan sola. Si no es pueril, queda sin sentido. Me doy una orden a mi mismo: a jugar, se ha dicho, señoras y señoras, mientras me subo a la rued...

La primera dama

La angustia reflejada en el futuro va amarrada al presente. El hambre circular en la mirada de los niños donde se abandonó el campo. La carcajada sonora en los patios de los catedrales, quintas o palacios con buen vino y manjares. El nuevo disco. El auto Cadillac o Mercedes. Y el viaje a Miami para la compra de perfumes. Una dama de huaraches pata de gallo robó un litro de leche en el súper. La obligaron pagar a doble el precio. Y la amenaza del policía de que la próxima será distinto: cárcel. En el campo la señora muele maíz. La hija inició el camino a los doce años a pedir por los cruceros. Y el pago de la beca no llega. Arriva al trueque carnal. Piso de tierra en esta su casa. Pásele tía. Gracias. A lo barrido. Murió de cáncer la sobrina de María. ¿Quién está asomada a la puerta día y noche? La dama muerte, acecha, con paciencia, ayudada por las cornadas que da el hambre.  La eterna  primera dama.

Cierto es

Cierto es, al sol miro diferente. Camino y me doy de tumbos con los gatos. Camino y el rumbo me lo dicta el día. Mi brújula es mi sentido del humor. A veces, claro, el enojo, aunque momentáneo. Lanzo rayos al cielo y de pronto llueve, como respuesta. Es así. Cierto es, la alegría no es por siempre, apenas destellos. Suficiente, si valoramos en ausencia la luz. Escribo. Las palabras brotan a veces a borbotones. Y otras se me niegan, y se aferran al silencio. Cierto es que el amor florece con calor, agua y tierra. Un día lo que es cierto es incierto. Mas sin embargo y mientras tanto, hagamos un trato, diría el poeta.  Al conjuro se asoma el poema, a veces. Y a veces la nada. Cierto es.

Azul la tarde

Azul la tarde, con manchones de amarillo. Un calor insoportable, para soportar las miradas con esperanza. Yo me siento a esperar en las bancas de los parques, sin esperar nada. Menos la angustia, o la soledad, no me engaño. Mas de pronto el colibrí, en la flor. La vida. O la pelota que salta, del niño. Una nube blanca que se desliza sin más. es lo que digo, que de pronto la vida se te presenta en las cosas sencillas. No echo de menos las bugambilias de la infancia (con las espinas), porque tengo a la mano de mirada la fiesta del amarillo en el guayacán. Es abril. Azul la tarde, como un celeste, como diciendo cielo. Anoche me asomé a ver la luna y no la vi. pero que maravilla las estrellas, como diminutos oasis de luz en las alturas. Mas sin embargo, mejor la luna. La nuestra.

Cementerio de sueños

Lápiz y tomar leche con pan. Miel. La circular linea  en todos. Esta lista, de caballeros sin memoria, esbozo de lo que no fue. Raparto duraznos y papayas en escuelas para niños. Las paletas y dulces no son para usted, dicen.  Sueños sin memoria, sin mayores datos. Cementerio de afanes derrumbados. Los vislumbres,  chispazos para leña verde. En fin, este cementerio de sueños tiene también borradores de sueños borrados. Pompas de jabón. Y el despertar es el conjunto de lo que sucede.

Puñal

Agazapado, encubierto, en alforjas inimaginables, el puñal. Conjunto de palabras que terminan la miel, y no solo pasa a hiel. Es dictar el discurso breve, en dos o tres palabras, certeras, como flechas al blanco. Hasta aquí, hasta allí. El hasta siempre pasado por hacia un hasta nunca. Despellejada la piel con palabras que son más que espada con filo tenaz. No son adiós, ni hasta luego o pronto. Tampoco nostalgia. Es matar tres pájaros sin ningún tiro. Solo palabras. En fin, qué más. No hay fin que por inicio no venga. ¿Era previsible? Nada es previsible en el amor. Las palabras tienen vida propia. Y hay  ninguna misericordia. Sobre todo cuando iban libres, las palabras. Y nunca esperada la señal. En fin que solo el corazón sabe del golpe, cuando el puñal se adentró, inverosimil, increíble. Daga fina, puñal. Discordia de las palabras. La carretera sin señal desvió al barranco.

Tra la la lá

La paz, ese movimiento rítmico donde la mirada se trasluce. El canto de las cien mil voces de los pájaros donde entiendo claro el unidos venceremos. El glamour de la moda, con las telas, y los colores en la suavidad. Aquí cabe el audífono donde escuchamos en directo el poema. El procesador de las palabras, hace magia para el texto, como dictado por los ángeles. Exultante el día, aún con el calor. Y es que hay saludos de la sencillez y la esperanza. Y hay palabras que se abrazan. y dulces que se esperan. Un cuaderno espera paciente y siempre disponible, donde cabe amor, amistad y esperanza. Y la carretera espera. Y la cartera no necesita de la usura, aún. A ver, ven, dice con señales. Y los guiños tienen dedicatoria única. Tra la lá, la vida, con ella los libros, esa luz que viene entre las páginas. Yo camino entre piedras y espinas que no existen, y no hay flores, están ya en la memoria. Y los fantasmas fueron a sus luchas. Y los monstruos son dedicatorias en dibujos de la niñez. Tra...

Es abril

Es abril y los gatos siguen en su afán. Tigres de papel, ratones de unicel. Sea abril o noviembre. Mas hoy florecen los árboles como natural, si es la razón. La savia despereza en su circulación para un mejor color. Lo ves. Y la cámara de los turistas hace un click para fijar este run run del vivir. Los pájaros alborotados, cantar. Es abril, la primavera, el sol, el color. Y sin embargo algo falta, sacad cuenta. Hacer el recorrido por la historia y determinar. Vendrá la noche y el día en secuencia. Horas más, menos. Tiempo que se escurre, entre el dolor y la alegría, soledad.  Todo mes es fecundo y árido, es la percepción. Viene la feria y según sea nuestra experiencia allí, el platicar. Todo tiempo tiene su afán, su procurar. Y la mano siente frío, aún en calor. Este extremo de las circunstancias. El hombre es él y su  circunstancia. Es la  razón más el azar. Y es la luz más la oscuridad.

Paciencia

Era un como Jesús, en calle, a punto de morir por sed. Un desarrapado, quizá por el alcohol, el abandono, la falta ya de querer ser, o de querer su ser. Una mujer, como la Magdalena, descuidada en su presentación, sin ánimo, del buen vestir (ni la posibilidad), del buen decir. Se detuvo, le sonrió y un vaso con agua le acercó. Se alcanzó a ver un destello, una luz. El, alcanzó a sonreír, antes de morir. Si acaso el consuelo, del morir es vivir. No sé. En el sueño también. Juan Pablo. "Cuando usted llegó a México, como Sumo pontífice. Bueno, aún lo sigue siendo. Dijo algo que nos movió mucho. Sí, lo sé, respondió mirando. Dije... México siempre fiel". "Mmm. Bueno eso lo dije en el aeropuerto. Mas no fue lo importante. Lo que sí era importante era sobre que México vive en el fascismo. Y de eso nadie dijo nada. Ni los medios, ni la propia iglesia. Ni los partidos. Nadie. En fin. Hice mi parte". "Y sobre el dolor, este de hoy. Usted sabe. El amor". "Todo ...