Paciencia
Era un como Jesús, en calle, a punto de morir por sed. Un desarrapado, quizá por el alcohol, el abandono, la falta ya de querer ser, o de querer su ser. Una mujer, como la Magdalena, descuidada en su presentación, sin ánimo, del buen vestir (ni la posibilidad), del buen decir. Se detuvo, le sonrió y un vaso con agua le acercó. Se alcanzó a ver un destello, una luz. El, alcanzó a sonreír, antes de morir. Si acaso el consuelo, del morir es vivir. No sé. En el sueño también. Juan Pablo. "Cuando usted llegó a México, como Sumo pontífice. Bueno, aún lo sigue siendo. Dijo algo que nos movió mucho. Sí, lo sé, respondió mirando. Dije... México siempre fiel". "Mmm. Bueno eso lo dije en el aeropuerto. Mas no fue lo importante. Lo que sí era importante era sobre que México vive en el fascismo. Y de eso nadie dijo nada. Ni los medios, ni la propia iglesia. Ni los partidos. Nadie. En fin. Hice mi parte". "Y sobre el dolor, este de hoy. Usted sabe. El amor". "Todo lo arregla la paciencia. El dolor. la intensidad. El camino. El pasado. El presente. Todo, al igual que el dolor de la luz o el de la oscuridad. Todo lo cura la paciencia. Nunca la conveniencia."
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