Estamos bien

Estoy bien, estás bien. Escribimos acuerdos. Limpiamos el espejo para que la memoria nos defina la silueta. Estoy bien, estás bien. Los ritos y el protocolo. Y esas ansias del ser por pasar revista y juzgar a lo que es distinto en pensamiento o moda. Bien es la fórmula mágica para integrar el tedio, para negar la rutina. El día de ayer no es otro distinto de cuando el diluvio. Y quedó claro en el inventario del arca. Estamos bien. Damos moneditas  a los menesterosos. Y eso es pasaporte para el cielo. No respiremos para sobrevivir. Llenemos bien de aire no oro los pulmones para  impedir ingrese esa mezcla de chabacano con arsénico que es el cansancio de oficina. Uno, dos. Uno, dos. La marcha de los días con música de una gran banda norteamericana se escucha por las calles con olor a matadero.

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