Mujeres, las conozco

No tan bien, es un decir, según. Pero sí, algo. Suficiente. El esfuerzo de andar por allí viendo todo cuanto pueden y dudando del mundo y sus orígenes. Del brazo al niño rumbo al kinder o en brazos  lo llevan a la clínica. Y parchan con remiendos la ropita. Hacen mermelada y sopa para el alma. Y sonríen cuando amanece y a veces cuando van a la cama, todos dormidos, ya, luego de la comida en precocido.  Saben de fiestas por los cumpleaños donde también les toca el espacio de la cocina, aunque se considera absurdo que anden por allí en su cumpleaños, pero sucede. Y sonríen a pesar de todo, pensar que el libro anda por allí y escribir recetas de cocina o poemas. Unas se vuelven locas por no poder dar de su sangre a sus hijos en el hambre, mejor roban comida en los supermercados. O buscan comida en los andamios y botes de basura.Y las humillan en la prensa. En el vaivén la cabellera del peinado para fiesta.  Maquillaje este u otro. Un buen día la música y poesía las encuentran dando o recibiendo clases de civismo con la frente en alto. Al fin. Otro día ya no están. Por si las dudas las buscamos con lágrimas en los panteones y ellas están instaladas en la eternidad de la memoria.

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