Sentimental dos

Tenía una daga fina para partir limones y partí naranjas. Jugosas, por cierto. Sobre alfombra de papel picado escuché canciones como cóncavo y no sé que más. Este olvido me va llegando aunque me acuerde bien de la paloma querida o "sete" olvida tantas veces que me olvido. Busqué las hojas secas dentro del libro abandonado en el rincón. Y allí estaban nuestras iniciales grabadas. Escribí volverán las oscuras golondrinas, de memoria. Y al unísono las coristas trágicas pidieron silencio. Con la ruleta del corazón rota nadie cuenta sus historias.

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