Otro juramento

Los nombres grabo con polvo en servilleta. Están vigentes los mismos nombres para el desvelo en las noches de nostalgia. Café en la oscurana y otra taza mientras el viento cruza los confines en los que no sucede nada. Silencio. Un aroma de mujer cien mil veces repetido en la memoria. Un recuerdo se acumula a otro. Esas manos. Y el pensamiento acomoda un rompecabezas que nadie ordena. Amanece y es cansado respirar en pausas cada vez más grandes. Juro que ya no existe más lo de los nombres propios. Ahora a nadie escucho. Pronuncio palabras y el tiempo pasa lento, indiferente, frío. (Corregir, por supuesto)

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