Cenicienta

Mucho antes de las doce se fue. Eran como las diez treinta de la noche. Plena oscuridad. Para el verso. La Cenicienta había encontrado razones suficientes para irse. Plan y pan de estar o no. Y reminiscencias aparte, supo que quitarse era mejor. Bailaba al por mayor. Discreta y ágil. Rítmica. Y vino el adiós.

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