Lo poético

Porque leo poesía en privado y (ahora con la pandemia) en público, compartiendo poemas de diversos autores, tanto en tiempo y geografía, y porque hay concursos de declamación en todas las escuelas de educación básica, y vienen en los libros de español en la parte de lecturas, me permito publicar estos apuntes sobre lo poético.
La vida humana se puede vivir sin leer. Muchos de nuestros padres y abuelos no sabían leer. Se puede vivir sin sorprenderse ante lo maravilloso de la vida. Pero la vida que vale la pena vivir es la vida poética. Y (ojo) no hago referencia a leer o escribir poesía, que también puede ser, sino a la sencilla manera de vivir la existencia humana maravillándose a diario con lo que sucede en la naturaleza. Muchas  personas que no estudiaron han vivido o viven una vida poética. Y en contrapartida, muchos que estudian no, y otros sí. Si vas caminando y pasas por un jardín, y te maravillan el pasto verde y las flores multicolor; si vas caminando de noche, y te motiva a ensoñación el resplandor que se desprende de la luz en su rebote con la luna; si te agrada ver a las personas jugar; si cuando llueve te maravilla el caer de esa transparencia líquida; y si sales a mojarte porque sí, y ríes; si alimentas a un animal, si te disgusta que el pájaro lo tengan en una jaula; si te maravilla el canto de las aves, su vuelo, la manera en que hacen sus nidos; entonces es que vives una vida poética. Y eso es lo más importante. Pero también si aprecias la belleza no solo en lo que llaman lindo o bonito. Si pasas por una casa humilde, o una casa de ranchería y te maravilla la cocina, las tortillas en el comal; si admiras la arboleda con sus matices en verde; si vas por el basurero municipal, y crees que puede salir una buena fotografía (al fondo el sol se oculta, un niño encuentra una guitarra vieja o carrito); si encuentras belleza en lo que llaman feo; si un acto generoso o solidario, o ambas, te conmueven; si el esfuerzo de alguien por contribuir a lo colectivo; si el cabello o falda  movidos por el viento te cautiva; si te sorprenden las hojas en otoño caer, o nacer los brotes de hojas en primavera. Si el silencio, la palabra, si la crisálida para mariposa y sus colores y vuelo te sorprenden; entonces es que aprecias lo poético, y si en general  disfrutas de la vida, entonces es que vives una vida poética. Claro hay millones de ejemplos más, el roce de manos de enamorados, o fruición en besos, como morder durazno o manzana, etc.  (Borrador)

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