Vino

Y entonces solemne y filosoficamente meditabundo, con voz trémula, aunque potente, sonora, dijo: "callaos todos y escuchen. El que vino al vino. Y no toma el vino. A qué carajos vino". Luego ceremonioso volteose. Y bebió sin antes catar. Luego cantó. Todos a la par vinieron y vino bebieron. Cantaron en coro igual. Abrazados, conscientes y reverberantes, con voz vinosa le dijeron: "alabado seas". "¡Amen!", respondió beatífico, sarcástico y circunspecto.

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