Despierto

Sucesión de bochornos y atropellos. Hastíos y estíos.  De rutina sangre inocente de corderos. Robo de esperanza y sueños. Y los titulares cada vez entre amarillos y magenta. Boleto para viajar, canción, Wisconsin in usa, más si uno va a un café y mira lo mismo siempre (de fondo jazz Je laime a mourir  en la casa de enfrente donde ciegos tocan la trompeta) componedores de mundo y la risa a flor del espanto. Otro café, el último. Luego carne de chivo en taco, recordar, grasa, calle madero, lluvia. Gracias. De nada. y asomarse al destino a ver si la fosa es sin gravedad para entrar de nuevo como subir o bajar que sea lo mismo. Guardar silencio es bueno. O hablar como vendedor de ofertas lámparas por la calle. Al tres por uno. Y sonreír luego de las canciones, de ese Serrat, las mismas siempre, como guiño conocido, y esa voz de la Pasión Vega. ¿Pupilente para el verde? Lo es. Abrupto despertar de no hay nada. y recordar el sueño ese en Macondo -la sordidez- y las estrellas con día de reyes y padre con su bolsa esperada de dulces, naranja, chocolates y un pequeño juego de seis pesos. Sublimidad. La sibila con cuchillo a cuello y la gracia de no recordar los molinos al ciento por viento. Investigar tarea sobre las plagas de Egipto, que si diez o siete. Fumigación, donde bicho en mente o piojos. Daño de años.  El ruido del talador, cae el árbol y con taladro hacer el agujero para el cuadro. El pájaro carpintero con su trucu truco para despertar a los que duermen, indiferentes a lo que pasa en vigilia. A dormir todo el día. Y hacerla de búho por si acaso. Ocaso.

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