La brevedad de la vida
Sé que estás allí, donde -ciego- mi mano te encuentra en la imaginación. Es el alborozo por los matices del verde y el azul. Y el naranja como si nada danza por sobre el tul. Una mano actúa en sincronía con la otra. Tocan la guitarra y el adiós porque ya no está aquí. Aro, hago surco, dejo semilla. Que afán, la mosca filosofa desde el pastel, en actitud de no temer el qué dirán. Jugo de naranja, y a la mexicana por favor, escucha decir. Y se alegra porque comerá. Le aburre el betún chocolate. Y la miel de por si. Y la azúcar refinada la devolvió. Pide mascabado para su antojo de café. Las moscan atacan ya y solo está mi almohada.
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