Sobremanera
Sí, sobremanera. No hay indulgencia. Si tampoco se pide menos dan. Llega el conejo, el zorro y, a ojo visto, el león, con su condición. Y animales al fin discuten sobre lógica y estrategia. Todo bien y feliz. Yo mismo me diversifico. Manera de dialogar conmigo, consigo. Decir algo a mí. ¿A quién? Sólo eso. Galimatías de lo extraño. Retruécanos de palabras para balbucear algo. El mago, qué terrible, ante el público dice abracadabra. Y expectantes todos al fin. El conejo no sale de la chistera. No lo hay. No está. Se fue. Me fui. Soy yo, sobremanera.
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