Tiramisú

El sol, la playa. Este caracolito de mentiras. La arena raspa en la garganta por el canto. De lejos mira la tira. ¿Y el disco?  ¿Y la licencia para  suspirar? Yo me río. Son así. Son de corazón. Limón. Más limón y sal. Este día de inmenso calor es propicio para amar al hielo y al acondicionado. Solo así, porque el infierno ha de andar por los cuarenta bajo sombra. Digo de los libros. Sigue el embeleso. Ese Koser con el retorcer florido de las palabras al oído y las metáforas. Efraín tenía razón, una perrita, hace años, con ese nombre. Nada de original. Rambo, también Zumba. Y yo con mis nombres de La Tatcher o el Salinas. Reíamos como dos chacuacos sin fumar yo, de siempre. Y volver el mariachi de inicio. La paloma querida. Esta mojarra y el camarón. Y esas diminutas prendas son ofrendas al mirón. Yo sueño. Digo que la vida estará mejor en otra parte, con la canción italiana. Pero esta playa del señor, paraíso original. Algo de daltonismo dice el doctor y la miopía, mejor dar zanahoria al conejo que está ya muy desnutrido.  Rumba de Cuba, a ver qué dice esta cartita. La meto a la botella y la guardo. No la tiro al mar porque sé de cierto que nunca llegan. Este kozar. Terminar el libro hasta el fin de los kozar (último de los judíos). Me llega un recado sin nombre. Me dice nada. ¿De qué?  Las gracias. Me has hecho reír. A mí también. Yo mismo. Otro pan tibio. Tiramisú.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

De cartas

¿Por qué así, señor periodista?