Grito

No estás ni estoy. No hay pájaros que canten. Solo dolor en el parto como suicidio colectivo. Enseres domésticos y altoparlantes repiten lo mismo, monocordes. Gatos negros frente a mí. Bayonetas a rape resguardan la plaza ¿Su acta, su pasaporte, su licencia para escribir, conducir, aspirar, soñar? Preguntan. Silencio como grito encajado en el bajo vientre. Dante desde el manicomio escribe textos infantiles donde recrea sótanos de cárceles y hospitales. Licencioso, silencioso. A más no poder los estertores de lo humano. Parir cuitas, destino. Mire usted, el disco,  el huapango, la polka. Agua fresca en fina lluvia cae en los tejados. Una nieve de limón y banderitas ilustran nuestra historia. Grito es la orfebrería donde se engarza renta, hipoteca, alza, fisco, vanidad, el encierro, ausencias, la violencia junto a ti, allí. La soledad es grito de muchos en las fiestas y en el cine sin el por qué. Sin razones que sostengan un cuerpo, un mundo. En el espejo, dentro, ayer, hoy, mañana y todos los días. No estás.

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