Instrucciones para encender el sol

No hay más sol que el nuestro. Ese que alumbra los caminos donde dominan las espinas y las piedras. Y afectan más cuando ciega la oscuridad más oscura. Fardos detienen nuestro paso. A tientas avanzamos y caemos. Y oscurece la mente también. Aparecen fantasmas y cuervos para arrancarnos los ojos. Corremos y no avanzamos nada. Eterna parece la noche encabalgada en otra noche más larga aún y más siniestra. De pronto aparece una chispa que nos sirve para hacer hoguera. Y es el inicio. En los sueños era pirotecnia. En lo real encendemos el sol con la sonrisa.

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