Instrucciones para calmar huracanes

Sin avisar vienen los vientos del sur. Hacen remolino. Y levantan techos de las casas. La fruta cae del árbol y la hojas. Algunas ramas se quiebran. Los pájaros cambian de ruta. Y las avispas sobrevuelan el pasto. Entonces saque su navaja para cortar el viento. Ayuda. Herido cual simple mortal bufa entre los huecos de las puertas. Chillan los clavos a punto de saltar. Y por no dudar hasta platos se estrellan contra paredes. Y gritos al por mayor del unicornio. El río amarillo y azul se desborda e inunda desorbitadas cuencas de los ojos. Rezar y pedir perdón al infinito por los pecados cometidos. Viene la muerte. Luego del navajazo dele otro y verá que se van recomponiendo las cosas. El mago-faquir dijo abracadabra. Y sulfuran cólera los vientos. La falda regresa a su lugar modosa. El franciscano padre dijo bienaventurado hermano viento. Y este le tumbó la raída sotana. A tumbos el conjuro de las palabras miel y canto y parece que el viento enfrenta al diablo porque se doblega. Sale el sol. Y todo es distinto.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam