Testamento

En esta orilla donde van las despedidas dejo por escrito:  al libro las palabras nunca pronunciadas para ver si son bien acogidas por solidarias páginas. A la luna las miradas donde en fuego nos consumimos. A la uva el derecho de libar, polvo ruin defenestrado, mosto al fin. Al automóvil la comparación con un hilito de sangre. A la moneda la ilusión infantil de valer sin relación con el trabajo. Al fuego el agua para su consumo personal. A mi mano la fortuna del callo, huella donde anida el adiós de adolescencia. A la isla su propio continente, espejo donde se reconoce parte de un todo ilusorio. A mi perro mis zapatos, que es donde resido, su fino olfato. A la flor un pétalo para el remplazo. A la música el sentimiento. A la taza de café los labios.Y a la piedra un suspiro donde se revele mística.

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