Elegía

Moriré cualquier día, a manera de ejemplo una tarde de domingo, cuando decline la luz para entrar la noche como símbolo del misterio. No se irán conmigo las palabras que te escribí. Porque yo no las tuve, no las poseí. Me tuvieron ellas atado en el hálito de la vida como las flores o la rama a los pájaros. Las palabras están, son, en el acto de escribir o en la lectura. Son en tanto ustedes leen en los poemas. Ustedes mismos escriben sus poemas cuando piensan en el bien de todos o cuando se da la comunión límpida del beso.

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