De luto

Anónimo, desconocido o público, siempre es lamentable la muerte de alguien. Porque es la humanidad entera que muere en ese alguien. Pero cuando muere un poeta, y de la talla de uno de los más grandes de la lengua española, que habla en sus poemas por todos, muere mucho más que alguien. Así es el tamaño del fallecimiento de José Emilio Pacheco.

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