(9) Caída tres

 Debiste de callar, esconder la cabeza. Y cada quien con el reclamo, culpas repartidas entre los demás. Al frondoso árbol caído, denuestos. El que menos, indiferencia por el destino del hombre. No es asunto personal, se dijo para sí. Cada quien en su ronda, su ámbito, por hambre, por inútil búsqueda de sarnosa fama. Cada quien enseñando a bailar sus propias pulgas. Desde el suelo mira a su alrededor y hacia lo alto. Con esfuerzo sale de la escena. Segunda llamada, tercera caída.

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