Tranvía

En la estación del tranvía, donde era mi bajada, me dormí por el poema de tus manos, y me di cuenta que era la subida. Y pasaron tres o cuatro estaciones más. Y ahora cómo me regreso al inicio en la estación. Sí, sé aquel tiempo muerto es el pasado. Y siento calor por la ceniza, que no se acaba me dice la nube. La vida está aún a tu disposición, como sirviente fiero y dócil. Aunque no por largo tiempo, dice el rito del fin en los últimos días. Hechos. Escribir de ausencias o presencias, es de uno u otro.

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