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Mostrando entradas de junio, 2014

Se busca reparador de sueños

Se busca reparador de sueños. Esos duendes que con sus martillos y clavos de juguete, juntan las partes rotas de los sueños que fueron la bujía de nuestro comportamiento. Rotos han quedado por la insistente pregunta del humo. Espero encontrar al reparador. Y que me diera valor para pedirle  reparar. Y soñar de nuevo como ayer, recuerdas. Y de tus alas volar, en impulso para amar. Torcaza por esa acera donde vas. Cuidado.

Burbuja la tarde

La tarde, burbuja que revienta, revela su interior: sueños con desolación, eslogan de nostalgia donde se afirma lo efímero. La tarde es un viento en despedida. Piedra que se lanza por rebeldía contra el tiempo. La tarde es la epifanía donde se renuevan las ilusiones de la niñez. La tarde, oro molido al recordarte. Y sólo muerto ir ante la casa de empeño.

De tarde

Tarde dicha. Sonora. Un gato negro de martes trece en domingo, cruza ante mí. Inútil artificio. No creo en eso que sucede a veces.

De amor y amistad

8.- Confía más en la amistad que en el amor. De veras, es increíble, pero es cierto y necesario. Recuerda lo que le dijiste una vez a una amiga: “plenamente confío en la amistad. Aunque sean pocos. Aunque sea uno. Y si ese uno dejara de serlo, seguiría confiando en la amistad, tendría la esperanza de tener de nuevo un amigo”. Aunque en este punto son mejores las amigas, yo sé por qué lo digo. Ah, y no olvides a esos amigos y amigas que están lejos. Te son fieles de hace tiempo, de hace mucho tiempo. 9.- Olvida el anterior. Confía en el amor y en la amistad, que cuando vienen juntos es lo máximo de anhelo y sueño. Sin duda. Lo sé de cierto. Ella lo sabe de cierto. 10. El tren que ya se fue no viene de vuelta. Escucha de nuevo y bien:  ya se fue. Vienen otros siempre. En sus horas. Y al destino que vas. 11. Aprende. Siempre aprende de los demás de sus triunfos y fracasos. Pero también aprende de tus pasos, de tus luchas, de tus fracasos. De los escupitajos que recibiste.  De los

Relee a los viejos maestros

7.- No olvides releer a los viejos maestros. A los que te pusieron alegre y triste. A esos que vivieron una vida a como pudieron o quisieron, pero que escribieron con la tinta de su sangre. A Diderot, a Dostoievsky, a Monterroso, Rulfo, Borges, Bukouski, Hamsum; a Saroyan, Kundera. Ellos vivieron su propia gloria e infierno. No sigas su ruta porque no podrías, además, en caso de querer. Sigue la tuya, pero reléelos. Y recuerda lo que dijo Borges, siempre: “me enorgullezco más de lo que leo, de lo que escribo”. Aunque se sabe de Borges su juego de falsa modestia.

Con Lizt la nube se detiene

También Lizt, claro. Conversa con notas que te sostienen leve por caminos bajo la sombra de los árboles. Lo sé de cierto. En la banca de un parque entrecerrar los ojos. O en la noche soñar en salón imperial, bailar, bailar en la noche eterna. Duerme. La nube  no se detiene. Albricias, se detiene y me sonríe. Es la sensación de las notas. Ahora es Lizt. Sueño de amor No. 3.

Ama (6 de 10)

6.-  Ama la guitarra, el violín, la flauta, el tamborcillo olvidado en el rincón. Por sobre todas las cosas, ama aunque te quiten la piel, aunque pierdas la apuesta y en consecuencia la cabellera. Ama las palabras de miel, de hiel, de espinas, que al fin son humanas. Ama aunque no te amen, aunque te quieran solo como amigo, aunque te quieran como enemigo. Y escribe, ante todo escribe y rompe lo más que puedas  lo escrito.

Ama. No lo dudes

5.- Ama. No lo dudes. Ama en general y particular. Ama las flores, los libros, las nubes, la lluvia,  la música de Debussy, de Chopin, de todos, pero de Debussy, sin duda. Y mira, observa, degusta, toca, siente, guiña. Ama aunque no seas correspondido. Ama aunque te vaya la vida, aunque te llegue la muerte. Aunque te apuñalen la espalda, aunque no te contesten el teléfono. Ama sin reservas, sin guardar amor para cuando seas polvo, ama con todos los poros, con todas las palabras, con café o té.  Ama. Tiramisú de mora.

Escucha a Debussy, sí, siempre

1.- Escribe. Lo más que puedas, de amores y desamores, encuentros, desencuentros, de traiciones, indiferencias, olvidos,  nostalgias. Pero escribe. Luego rompe todo e inicia de nuevo. La vida es así. 2.- Lee. Lo más que puedas. Lee  esas cartas de amor bien guardadas con listón rosa  y rómpelas y escribe otras y rómpelas de nuevo. La imaginación se pone a prueba. Pero lee mucho. Lo más que puedas. Incluye las miradas de todos. Los gestos.  Las actitudes.  Los gatos. 3.- Escucha a Debussy, sí, siempre. Te pone a descansar de tanto y de todos. Te transporta a tu lugar original, que eres tú mismo, sin preocupaciones, ni celos, ni enojos, ira o llanto. 4.- Sigue escuchando a Debussy, aunque no tengas quién te lea, quien te escriba, quien te ofrezca limones o toronjas. Zumo de limón en los ojos y lengua es bueno. Sigue escuchando a Debussy.

Es tarde

Es tarde, ya ves, la noche. Es tarde, ya ves, invierno. Ya ves, infierno. La lluvia. Tarde ya para escribir el libro nuestro. Es tarde, ya ves, los platos rotos. Ya ves, olvidé el disco. Tarde para el poema del aroma, la nube. Tu nombre repercute en mi mente. Tu voz. Tu risa.. Es tarde, me dices. Es tarde por que sí. Y amanece.

Cuando tomo café o té

Cuando tomo café o té de mañanita, el día me hace un guiño para, durante todas las horas claras, preparar la noche. Y cuando lo tomo de noche, la oscuridad me hace un guiño para dar rienda suelta a los sueños dormido o despierto, y preparar la llegada de la luz.

Me preguntas

Me preguntas sonriente por mi mañana. Y mi respuesta es invariable: por ahora no sé. Me aprenderé tres canciones más, estudiaré mi sonrisa inglés, afilaré el cuchillo de palabras. Pero realmente no sé, hoy. Mañana tal vez. Y mi mañana lo define el amor, la amistad, así también las cartas de la baraja, la orientación del viento o la inasibilidad del tiempo. Mi vida personal es un mural al fresco, donde me busco y no me encuentro. Es caprichoso el azar. No te busqué, ni me viniste a buscar.

Amor perdido

Me he enterado hoy que murió María Luisa Landín. Esa cantante intemporal, que cantó el bolero doliente de Amor perdido. Portento de voz dulce, la Landín fue de esas cantantes que llegaron para quedarse y caminar con nosotros en las madrugadas donde asolaba el frío, y teníamos solo guitarra, vino y recuerdos al por mayor . Ese tema (seguro que tendría otros) funcionaba como bálsamo en la herida con limón que teníamos, y que en algún verso nos reconfortaba. "No es necesario que cuando tu pases me digas adiós...", y que en el mar rojo de la soledad, en el mar de lágrimas salobres, en la ausencia de ti, de ella, de cualquiera, de otra, de uno mismo ante la otra, el otro, mitigaba el sentimiento al adelantar la idea, ve, no estoy herido y por mi madre que no te aborrezco ni guardo rencor. Murió María Luisa Landín. Con ella se va el recuerdo de aquella que nos hizo morir para renacer jubilosos en el ajedrez de la vida. Y vida rima con perdida, no con perdido, amor. Salud en la nost

Invierno

Calenté mis manos en recuerdo de la infancia. Hacía frío. Hicimos fuego con pedernal y hojas. Azules labios. Orejas y pies fríos. Nunca eché al fuego el libro ni los besos.

Las cartas

La gitana toma mi mano y escudriña en las líneas. "Las cartas -le dije- me ofreciste leerlas. "Las cartas luego", indica como diciendo aquí mando yo. Y en mi mano encuentra líneas que al parecer son difíciles de descifrar y ella con su bamboleo y sonrisa lo dice fácil. "Eres un proyecto para noches de cuando el diluvio. Tendrás tormentas mezcladas con gozo como animales: platos hechos añicos en la pared de hace algunos años y el pedernal en la fricción para la chispa desde el impulso original". Me daban ganas de reírme en su cara por los vaticinios como oráculos. "Las cartas luego", reiteró al despedirse previa entrega de una sonrisa con billete de 300 pesos. Estas no son escritos y menos para tirarlas al mar. Son cartas de baraja, explicó mientras se daba la media vuelta y dejando en el ambiente un halo de timo en complicidad.

La música

La música me dio el sentido del humor y la miel para la amargura del día, dijo. Sonrío y sonríe, en las mentiras de cuentos que se cuentan. Un horóscopo. Las doce menos cuarto. Y la luna esplendorosa alumbra. Yo miro mis manos, estas manos que sumerjo en su mar azul, para la humedad. Nuestras manos. Un suspiro de Dios, la poesía. Alumbras ayer, hoy. Imaginad la constante en el compás del sueño, que es la vida. Mientras la nombro. Mientras la espero. La música etcétera. Permitid otro etcétera, real academia de las lenguas. En el amor dicha y desdichas son uno con besos de tornillo incluido. Para uno solo, en dos. De vez en cuando la vida.

Luna de día

Días de no ver la luna. Ahora nuevamente. Otro brillo. Bienvenido lunes. Mejor semana. Y Mes. Y año. Abracadabra la luz. La luna de día. Y nuevamente de noche, en la noche, alumbra luna.

Domingo 2

Amanece domingo, luz. Rompe el estruendo de tu silencio el canto alegre de los pájaros. Ah, también la vendedora de tamalitos de maíz nuevo. Gracias.

Domingo

Amanece domingo, cielo limpio, lindo, con estrellas y luna. Yo me preparo café. Y es cierto que el día es maravilla, sea domingo sábado o domingo de nuevo. Lunes traerá su torta bajo el brazo. Mientras tanto la fiesta, la vida. Salud a los ángeles y arcángeles. Salud a mí mismo. Donde estés, salud. Perla, ostra, ola. Hola.

Es de noche

Es de noche. Ni grillos. O gritos. Silencio solo Es de noche. Este té bobo sin sus doce  flores. Es de noche. La aguja encaja en el costado De noche y el castigo como martirio por las horas Es de noche y la vida sigue aún en los velorios Una espada a la pared. Un dique en la noche. Nostalgia por el sueño imprevisto. Un sueño se destruye. Y otro se crea. O es el mismo en la dialéctica. Este café sin cafeína. Este café sin pan con mermelada Es de noche y la bandera no ondea. Dónde andas, patria, matria La ensalada ya no sirve. No suena el disco. No hay hoja para carta. Ni ojo para el guiño. No hay hoja para barquito de papel. Ni ojo en tu mirada Es de noche y no estoy triste. Mas bien ando triste por no escribir sobre tu espalda Y canto para mí la del caminar sin rubor No grito a los cuatro vientos "este insomnio, que me mata" No digo me duele mi costado. O no vivo sin el aire Es de noche. Silencio solo Y viene la madrugada. Y adelantito la luz. Leedme un

Me pareció verte

Me pareció verte. Y no eras. Estaba a la orilla del camino. Y de pronto un viento fuerte levantó el polvo -polvareda de huracán- y nubló mi vista. Y a llorar. No eras. Creí verte, sin embargo.

Dadme

Dadme aguja y luz, las necesito para zurcir segundos bien. Un botón para flor y camisa que no está donde su lugar. Dadme sol, para la oscuridad del ver sin ver.

He aquí

He aquí que amanece viernes. Y sol. Será un día frágil como cometa. Ligera brisa donde habite la flor, paz de sonrisas. Viernes textual para escribir música de ven, de estar. Habitará este viernes toda la semana y un pasado que escriba la palabra futuro. Es viernes, es tanto, apenas humo donde escribiré sábado en la penumbra. ¿Y si sol?

Esa tarde

Esa tarde chascona en la alameda. Se escucha bien. No era alameda, no había álamos. Ni sauce para llorar. Apenas unas hierbas y un pino a punto de secarse. Yo estaba allí en ausencia de ti. La banca solitaria. A lo lejos música de piano. Las hojas secas. Y la imagen nítida de la chascona.

El amor (2)

El amor es descifrar el esplendor del día y el resplandor de la noche. El montañés coincidirá con el guardia y el habitante mayor de palacio. Concepto amor. La tarde,  silencio de las cien mil voces. Una de ellas el abrazo de antier no se borra. Nunca.

El amor

El amor es en dos un rayo detenido. Abarca gran radio su luz . Detenido hasta que sigue su curso. Está aún, refulgente, el amor. Bienaventurado.

Anda

Anda. No te resistas. Hagamos el amor. Tomo papel y tú la pluma.  Hacerlo es escribir juntos, a cuatro manos, las palabras donde el cielo se acerca. Donde estamos flores en aroma. El tiempo pasa. Anda, hagamos el amor. Rosaré la yema de tus dedos. Te besaré en la frente y en la boca y en la nariz y en el cuello. Y te diré te amo escuchando esas canciones que fueron nuestro marco de sonidos y silencios. Hagamos el amor en la mirada y en la risa. En el caminar juntos por la calle bajo esas hojas que caen en el otoño o están ya de alfombra, hojarasca. Vamos a un café y rocemos nuestras rodillas. Y démonos besos de tornillo frente a todos.  Hagamos el amor quemándonos los labios con esos cafés calientes. Contemos sílabas de versos haciendo el amor con las palabras, los poemas, la nostalgia. Vámonos al cines esta tarde, y veamos la película y comamos palomitas y chocolate con refresco. Eso es hacer el amor. Y platicar. Platicar en recuerdos, en futuro, en eso de cuando niños, es hacer el am

Padre

Roble o nogal es mi padre. De esos añosos árboles forjados en la intemperie de lluvia, viento y sol.   Hormiga también en el trabajo febril de los días. Ida y vuelta la hoja en caminito conocido la hormiga lleva. Nunca palabra de desaliento o rayo. Nunca el golpe o el desafío. Siempre el ejemplo. Parsimonioso en su caminar rotundo al llevarnos de la mano en orgullo rumbo al Cine popular. A su lado el gozo del mundo imaginario con historias imaginarias -Himalaya, dundes y brujas en casdtillos del medioevo, y siempre las balaceras de norteños con los hermanos Almada - en una pantalla de pared con huecos. Y bancas largas como de iglesia. Y estrellas en el cielo o luna. He dicho que soy yo él mismo. Y de cierta manera es cierto. Miro a través de él. Y esbozo mis sueños de futuro en su mirada límpida. Ahora en su edad recorre las casas de sus hijas. Camina de estación a estación a donde lo espera Rosa, Linda, Gloria. Le visita en "su palacio" de hace años Elvira y Paz. Un rat

Escribiré algo más

Todo está dicho, donde nada está dicho. Escribiré una tarde condicional. Solo si el humor o la nota. Si la tarde se agota. Si la lluvia no moja. Si la humedad se me adhiere. Si no me hiere la espina. Escribiré si hay sonrisa. Si hay hastío o melancolía. Si me nombran en lista. Si me espera la hiena o me espera la rosa. Si la melodía me cobija. Si el durazno se acerca. Si tu flor me aroma. Si la muerte se asoma. Si... (sigue)

Cenizas

Luego de la algarabía, carne asada con guacamole y música (es un decir), queda en el rincón el asador con las cenizas, adiós al fuego. Y sigue el karaoke. Y siguen las risas distorsionadas, por la embiaguez (que sugirió Rimbaud: embriágate: ... qué se yo, de poesía, de alcohol o de virtud)  muecas ya en el delirio, la madrugada. Han marchado todos, basura por doquier. Equipo de sonido de un lado u otro. Falta un micrófono y ese disco primero, recuerdas, de veinte canciones quemadas, del azar y donde quiera que estés. Y al vaciar el asador, y tirar las cenizas, se siente el calorcito del ayer. Y unas brasas chiquitas se ven. Unas brasas chiquitas. Por Dios.

la luna

La luna llena, desnuda, al vacío se asoma. Ya no está la mirada que reconozco en dos. Una canción de fondo, sin melodía, ni voz. Solo silencio.

Ya salió el cortejo

La niña, corazón miel,  en su cajita blanca. Salió de mañanita a sentir el rocío de pasto en el camino. A testimoniar sobre la flor silvestre y los olores del mercado. Vino el angelito en su sonrisa a dar fe de vida, mas su ausencia, yo no se. Por las aceras las miradas interrogan. Ninguna explicación del rayo que deslumbra. Tan pequeña. Tan bella. Tan gorrioncito. Una cajita muy blanca. Y adentro, sus manitas cruzadas.  Ella,  ángel con su sonrisa eterna, regresará. El ángel regresará en la sonrisa de mamá, la sonrisa de papá y sus hermanitos. Era muy de mañanita.

Mira

Eso de conocerse ya es algo. Un principio. Una manera de reconocerse en las sombras o luces de otros. Soy así. Eres así. Y puede venir una descripción personal, agotada con espuma o polvo. Mira hacia adentro de ti  mismo. Te dará más luces que oscuridad del camino conocido. Miro yo en mí. Y busco tu mano. Es mi memoria que manda.

Lunes

 Hilvano lunes con pedazos de camino y tu perfume en la memoria. Para ver si así amanece martes de sonrisas. Me detengo y observo amanecer como destino. Otro nuevo amanecer. La noche no lo es por siempre, de años lo supe. Esa visible oscuridad desaparece. Albricias la luz del nuevo día. Siempre amanece. Y este devenir es independiente a los afanes, a tribulaciones o esperanzas nuestros.

Esta semana

Un recuento es bueno para un balance mejor, la foto tomada, el exceso de prudencia y el silencio. Unas palabras al vuelo, un guiño sin guiñol, un saludo a los amigos, que el viento viene a favor. La carretera es la misma donde pasamos antier. Hay señales de vida, para poderse querer. Un crisantemo dibujé en un cuaderno escolar. Una rosa roja también, por si habrían de revisar. Solté al vuelo mis palabras, y cayó un chubasco en el discurso, que de ejemplo bien me sirvió. Me dieron un papelito amarillo, que bien guardo yo, es la respuesta esperada. Aquí me quedo yo. (Corregir)

Historia de pirata

Un cojo con pata de palo y manco con garfio del revés, camina por la acera ya sin luz. Tuerto además por si las dudas, y una calavera con femur pintada en rosa, en la espalda le aparece de señal. En sus manos tiene huellas de caricias. Y extraña a una mujer que se dibujó en el lugar del corazón. La extraña y ama, dice. y dispuesto está a la insolación, caminar por calles de concreto bien calientes por el sol. O mejor la inmolación. Un vaso de agua pide en sueños, para mitigar la sed que lo acaba tan temprano. Y al dormir sueña con el mar, a de su mano, la mujer que se robó, y andar por mares más lejanos, en su barco de papel, para ver si la suerte vuelve. El caso es que la sirena anoche en su paso no cantó. Esta es historia conocida, del pirata y de la grata principesa a la que sueña como luna o como sol.

Este domingo

Abro las puertas y ventanas de la casa. Hojas secas mete el viento y yo saco otras hojas transformadas polvo con el tiempo.  Escribo de ese yo que es otro y andaba en el vuelo de la nube. Sigo quemando incienso para desterrar el origen de un hechizo. Un cuento. Otro cuento. Este domingo es gris y así se anuncia el lunes. Compré desde mucho antes boleto para el circo.

Más lluvia

Pronóstico: de nuevo lluvia toda la semana en Villahermosa. Faltan barquitos de papel para no naufragar en el pleamar de los saudades. Una gitana anuncia café necesario para volver a cantar bajo la lluvia. 

Estos ojos

Ojos de llorar adentro. Ojos de volar al sueño Ojos de escudriñe gris Ojos de languidecer por soles Estos de cuenca y piedra de dormir sin duelo Ojos del incierto rumbo Ojos de pesar sin cielo De soñar en sueños Ojos de guiño a cuenta Del tesoro mío estos ojos Flecha lanza tu mirada Polvo al fin ojos polvo

Estés donde estés

La flor no espera ser mirada para serlo. Crece de por sí en capullo y se abre al sol y al viento. Finalmente se seca. Pero el instante de la mirada permanece en la memoria como el encuentro al azar. A la orilla del camino, silvestre, la flor sucede. Y es un acontecimiento. Estés donde estés, belleza.

Cine

Oh Paradiso, el nuevo. De ensueño.Yo estaba allí cuando los anuncios de inauguración. Un cine al fin para el pueblo. La gente se acercaba curiosa por la novedad. Era rentado lo sé, pero un buen inicio. Tocaban la Marcha Zacatecas, de cajón. Los dueños y su familia me eran conocidos. De afecto, bien. Yo estaba afuera, con amigos. Y la película El tigre y la nieve. Una nieve, sí. Y en el póster miré un león, un tigre, más bien, y pedí mi nieve de limón. Yo seguía afuera sentado. Esperaba ver el motivo de mi ensueño. Una muchachita me hace señas, adolescente casi niña,  flaca. Y dice: "mi mamá dice que pase usted, que bueno, sabe de usted la oratoria, un buen tema platicar, dice..." Me levanto, es la señal de humo, creo yo. Y entro y me sigue diciendo..."dice mi mamá que estaría bien que entrara para platicar y contar, contarle, contarse, un día necesario será, un día, cuando papá...". Y eran dos, ella y tú. Sí, la misma. Y empecé a caminar yo era dos también, el actua

La magia

La magia solo la maga. Yo hago malabares con naranjas. Brinco en un pie. Me pongo camisa roja o rosa. Y digo cabra la dabra, algo así. O meto en cintura a Zaragoza la calle, lanzo botella con carta al mar, incluida  O cargo libro bajo el brazo. O hago piruetas. Y nada nado. Es dificil explicarlo. Sabrán que encripto textos. Rompo hojas. Miento de mentar, no de mentir. Dibujo un león sin su jaula. Nunca más la jaula para leones. Suspiro y pienso cruzando el mar, la distancia. Este mar lo trago. Y escribo te amo. Y la magia no aparece. La Maga sí.

La tarde gris no tanto

Espejo húmedo. Lápiz sin punta. Se fue la luz. La historia termina. Inicia. Ruido de autos. Voces de calle. Claxon. La gallina ciega duerme. Acude la palabra sin café. Rosa mística. El gran sueño avanza. Me asomo por la ventana. Mañana el libro. Ahora las palabras. Ninguna parte es todas partes. La aguja pincha. No hay perros que ladren la llegada. ¡Donde ando? La tarde es gris no tanto. (Como se puede ver, esto no es un texto. Apenas chispas. Y requiere una corrección, o borrar)

Reiteración lluvia

Reiteración amar la lluvia. La no lluvia lo mismo, y mas cuando se cuelan rayos tímidos del sol, como ayer. Y cantar mariposas reina monarca. Cantar bajo o sobre. Bailar el vals del minuto toda la vida. En tu ausencia  tu mirada está más que presente. Lo mismo lo delicado de tu voz. La vida va. Conste jueves, conste lunes. Jueves.

Saudade

Saudade, bien que se padece, y mal que estimula*. Una especie de melancolía, saber que se está o no, nostalgia por lo ausente que vendrá o no. Hoja que cae, brisa suave, que no está, que viene, tarda en llegar. Mirada lánguida hacia un punto esperando que aparezca ella. Y no viene y en sueños viene o se busca. *Manuel De Melo

Todo sabe, todo

La palabra tiene tono de Cupido, cuando estás. Hasta la caída con la fuerza de la ola tiene razón, en tu compañía. Compro alpiste para dejar a los pájarosen la calle . Tomo mi guitarra y la escudriño. Se soporta lo amargo del algunos instantes, o el estruendo del rayo, la oscuridad total, este tantear de ciegos en el día. Se corta la línea del teléfono, no funciona el wats. Pero todo sabe, hasta el humo de cigarrillo que otros fuman y penetra en los ojos. La hoja no cae, pero sabe. El suspiro tiene dedicatoria. La luna cuando se oculta o el color bermellón, del crepúsculo sabe. Y vuelvo al Aute, al Serrat, a la Eugenia. Todo sabe, todo, cuando estás.  El poema está en la vida misma, solo si estás.

Sin sol

Semana nublada, de lluvia. Pronóstico que no se reserva. Hoy, por tanto, miércoles también gris, sin ti. Hola, la esperanza. Se extraña algo de sol, tu luz.

Nada sabe, nada

Nada me sabe cuando tu ausencia. Ni las canciones de moda, o las series de televisión. Ni la caída de hojas, o el olor a pan. Nada me sabe. Ni el dinero en las manos, el mejor regalo o libro. Ni escribir un texto o leer. Ni las luces de neón, la rosa acrisolada o el pasto húmedo. Tampoco me sabe el chapuzón en el río de la infancia,  la oportunidad de viajar o las formas de las nubes. Ni mirar la luna. Ni las canciones de Silvio, Sabina o Aute. Ni atrapar al vuelo el poema mejor, ni la mejor nieve de limón, o el café con palabras de pan. Tampoco y menos el ron ni el tiramisú de limón con miradas. Nada, nada, nada, nada. (corrección)

Días de lluvia

Estos días de lluvia también son de sonrisas. Juegan niños en la calle, con la seguridad que el presente de la infancia permanece en un gerundio indiscutible. Este tiempo de humedad. Con café y pan. Dios te salve. Bienaventurados los niños,  el libro de Khayyam, el amor. Bienaventurada tú.

Balada

Es junio y en espera de albricias  Una golondrina hizo verano. Una sí, siempre, y la nombro. Y volverá otro tiempo cuando los días unicornios desfilen lentos, callados. En vertical el beso. Y en horizontal mejor los besos. Escribimos en las paredes las imágenes de nuestra historia. Abril fue robado. Mayo trajo lluvia y esperanza. Junio llegó, se esperan las albricias. Dios te salve...

Ausencia de ti (2)

Ausencia de ti, la tarde de lluvia. Toda la semana lloverá, dice el pronóstico. Es el recuerdo del origen, de donde venimos esperanzados de secar los campos anegados, donde se pudre el algodón, el sorgo, el maíz, nuestro vestido y alimento. No hay prisa cuando se conocen los tiempos de la ausencia, el modo, la ruta. Impacienta la incertidumbre del ocaso, o un nuevo amanecer. Miro unas plantitas que brotaron apenas ayer. Sus hojitas breves, poema que apenas inicia.

El amor trasciende

El amor trasciende lo espeso de la noche, la transparencia del día, los riscos, las espinas, la indiferencia, el inclemente frío. El amor. Por eso en ese viaje a las Itacas, a donde llegarás en junio a más tardar de otros años de futuro, algunos más, disfruta todo lo que puedas. Va mi corazón, en el que la rutina acomodó el tedio de transcurrir en lucha por honrar la vida. Canción que bien sabes. Y este cansado corazón va allí en esa maleta donde guardas equipaje. Mira mucho en el camino rumbo a las Itacas, porque van también mis ojos.

Pronóstico lluvia

Pronóstico: lluvia toda la semana para Villahermosa. Y navegar con barquito de papel es preciso. Y cantar bajo la lluvia también al fin la humedad es vida. Bajo la piedra, en las raíces, sobre el pasto, en la idea, con las mariposas, el agua perenne. La lluvia pertinaz sobre nosotros toda la semana. Días de nubes negras, de oscuridad, de tono gris. Y que decir del no estás, al fin es cierto, no estás y cantar Manzanero es preciso con sonrisa como mueca.

Ausencia de ti(1)

Donde se encuentre, la flor no espera ser mirada. Florece, solamente. Y en su caso, la ola viene como si fuera aire líquido, en su infinito devenir. Así tú, estés donde estés, eres luminiscencia. Aún en la distancia. Y muero de ausencia de ti. Fíjate que me entretengo y resuelvo crucigramas. Juego al gato en solitario. Oigo noticias. O canciones. Y nada me sabe. Sólo por ahora me queda el remedio de la memoria,  donde estamos plenos, infinitos.

Los cien días

Convocó el rey, para casar a su príncipe heredero, y tener asegurada la sucesión, y se inscribieron cientos por no decir miles de chicas, todas ellas de buen ver, deseosas de ser, la futura mandamás, de ese reino olvidado, pero muy valioso, por el oro, la plata y los castillos feudales. El concurso consistía en quedar a la intemperie cien días, a pleno sol, o lluvia según la ocasión, esa pertinaz lluvia que muele al final, o el polvo con viento de huracán, pero sin ningún cobijo más que su ropa. Cien días, como animal, a la vera del camino. E iniciaron el concurso cientos, ante el testimonio del pueblo y pasaban los días e iban unas abandonando, al llegar al día cincuenta quedaban pocas, para aguantar tal sacrificio, con estoicismo de mujer. Y llegaba la gente de otros pueblos a ver a la futura soberana. Verle su mirada y su talle, el porte. Por el día noventa eran unas cuantitas, y para el noventa y cinco solo quedaba una.  Y llegaba más gente de testigo para conocer ahora sí a la que

Domingo gris

Lluvia pertinaz, cielo rojo, cielo gris. Sin escafandra ni algo que proteja. Domingo sin siesta, sin fiesta. De premoniciones para un lunes donde la mirada descanse del insomnio para mirar hacia adentro. Que el sastre mayor, corte la mejor tela, y zurza a la medida de los sueños. Lo otro es transitar vegetal en lo propio. Hay ausencias que matan. Sin embargo un tam tam del corazón señala un mañana distinto. Sueño la flor. Tu flor.

Domingo

Domingo, cristal traslúcido u oscuro. Siempre distinto, ahora frágil. A punto de lanzar fuegos como cantos para los pájaros de alambre. Sueños del marino en el puerto del adiós, alebrijes que sacan vísceras tan de pronto. Para nadie. Aquí.