Estés donde estés

La flor no espera ser mirada para serlo. Crece de por sí en capullo y se abre al sol y al viento. Finalmente se seca. Pero el instante de la mirada permanece en la memoria como el encuentro al azar. A la orilla del camino, silvestre, la flor sucede. Y es un acontecimiento. Estés donde estés, belleza.

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