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Mostrando entradas de agosto, 2017

Aquí vamos

Aquí vamos. Cabalgando en el potro rápido del presente. Y sin prisa por llegar. Vamos haciendo rounds donde se puede sombra. Y recibiendo el viento de frente. En idea tras idea. Con palabras como ramillete de pétalos. Que al salir de la canasta van frescos y se secan luego de llegar. Y una canción de a partir de mañana que la escuchaba de Cortés, que empezaré a vivir la mitad de mi vida. Escucharla por ejemplo a los 30. Y pensar que estoy llegando feliz a la otra mitad. Y que sin embargo coincidir en la edad que sea a la vida como esplendor y rosa. Aquí vamos. Lo que se ha perdido se ha encontrado. En fin que la aguja del pajar la tengo entre las páginas del libro. Separando el antes del mañana. Y el presente relincha, brioso.

Preguntas

Preguntas del hecho y del helecho. Y si siempre las flores del mal florecieron o encontré al fin las rosas en el mar. Si me alimento de quimeras y sueños. Si voy atrás de la utopía. Guardo silencio. Repercuten de nada y nadie las preguntas. Si voy o vuelvo. Guardo secretos del campo. Atesoro las gemas de la amistad. Y la multitud  guarda silencio. Respondón.

Rosa

Rosa Solís cumple años. Hoy en día de santa Rosa de Lima. 30/08. Y lo envío un fuerte abrazo y sonrisas desde este navío lejano. Y se agolpan los recuerdos y entre ellos siempre mi agradecimiento por la mano echada a la ayuda sin interés, y el hombro dispuesto a sostener en la fatiga y tribulaciones. Harán de seguro fiesta con pastel allá a su alrededor. Y velitas. Que son símbolos de alegría y fraternidad. Su vida como la de muchos ha sido de dar batallas por seguir, con la frente en alto. Siempre dispuesta al trabajo y a la acción. Sin perder el buen ánimo y la sonrisa. Rosa mi hermana cumpleaños. Y bien la recuerdo en el frente de su casa. Saludando a las vecinas que pasan. Con ese saludo sonoro y afable. Del buenos días. Del cómo estás. Y a veces seria. Para sorpresa por ser como es. También del cielo, Leonor y Juan, le mandan flores con sonrisas. Y yo una rosa para Rosa. Y mi agradecimiento permanente.

La felicidad

La felicidad, clavo que junta madera. Estruendo del rayo en la hecatombe. Es la torre de Babel. Aquí andamos. En el cuaderno pautado van las notas. El guiño trasciende los corazones. La felicidad es platicar con la romana, Moravia y sus luces. Y ese traje a la medida del deseo. Los gatos se tallen en la pierna. Avistamos lo que viene en polvareda. Tierra, tierra, cuando gritó De Triana. Venimos ya de vuelta en los pareceres. Me espera el ruido. Otra vez. Y da la bienvenida. Mientras tanto la vida se va. Escurre entre los confines de la Rosa de los vientos. La felicidad y la vida son cenicienta. Y sin parsimonia se retiran. Antes de que den las doce.

¿Y mañana?

Y qué pasará mañana. Cuando ya no estemos. Todo sigue igual. O casi. Cuando alguien muere algo de nosotros se va con ese alguien. Los tantos recuerdos juntos. Las risas en común. Los reclamos en el nunca más. Y efectivamente nunca más en ese mañana incierto. Lo pendiente, así queda. Lo que no hicimos, nunca más. Y la palabra que no dí, los versos que no escribí. Y tampoco los abrazos y besos postergados. El mañana fue un presente donde ya no estaremos presente.

Si vas por allí

Si vas por allí. A donde relampaguean las luces. Los sueños alucinan. Y se aturde la lógica y el entendimiento. Conmueve tú con la rutina del ballet. O el canto sonoro. La poesía radica también en el estruendo. En las soledades. Y en la penumbra. Al infierno Dante lo metió de lleno a los confines de la imaginación. La literatura no excluye a nadie. Una moneda el avaro atesora. Y la mirada de lujuria por el oro revela asimismo belleza. En lo sórdido de la basura de pronto aparecen Las flores del mal o Hambre de Hamsum. Y del pantano la flor nenúfar. Hay aves que trascienden el lodo. Y el petróleo es lodo en su origen. Sin embargo el artista crea flor al oleo. Belleza. Y si el universo todo fuera un antro. En el mejor sentido de la palabra. Que no hay otro. Rayos. Luciérnagas. Mariposas. Pétalos secos de flor que ya no está.

A veces me interrogo

A veces me interrogo. Y me hago preguntas como fiscal de conciencia estricto. Por dónde andaba cuando el fuego. Y con quién cuando la soledad. Y si sabía de tal o cual desvelo. O si fui consciente de la semilla de fruta o en palabras que sembré en nubes y cabellos. Y dónde cuando el viento huracanado arrastró sueños y resabios. Y ante el espejo hago mutis por no tener respuestas claras, certeras. Un libro no devuelto. Una petición rechazada. Y me cubro en manto de silencio. Y mi conciencia, yo mismo, me cerca. Mas si fuera inocente dicha conciencia que tire la primera piedra. Justificaciones aparte de ser luces y sombras.

Reunión

Nos reunimos. Generación pasada que soñó. Y tragó en sueños el mar de un solo buche. Y corrimos para alcanzar el horizonte. El arco iris no fue secreto en su origen. Nos reunimos. Ciegos. Olvidadizos. Y calvos. Ahora los temas han cambiado. Platicamos de medicamentos y hospitales. Jubilaciones y certificados de funerarias.

A por el pan

Si vas a hacer lista del mandado. Anota compra de pan. Y he de acompañarte. Si tú quieres. An da. Vamos por el pan. Y compremos de dulce que me gustan tanto.

Brilla el sol

Brilla el sol en tu mirada. Que bien sabe el café. Y lo fresco del agua. Nada se compara. Brilla el sol. Y me ilumina. A la vanguardia la nube. Y los colores combinados. En esa tu luz. Me detengo en una letra o palabra. Y sigo en aliento con este corazón que me cuenta de los días. Un porvenir con sol. Una flor. Y me detengo.

Otro día

Otro día es hoy. Y será mañana. Y es el único tiempo que tenemos. Para lanzar la mirada al horizonte. Y en el mañana no hay certidumbre que estemos. Sin embargo lanzamos el cordel hacia el futuro. Con la esperanza de estar siendo los mismos. Otro día es hoy. Oportunidad para la dicha. Y los desvelos con besos y canciones. Con versos con limón por si las dudas.

Cada día

Cada día uno mismo es distinto. O distinto, uno es el mismo. Sin embargo. A veces, el carnaval nos impone máscaras. Y sonrisas. Y nosotros mismos vamos necesitando lágrimas y sonrisas. Cada día es el amanecer con sol. Y distantes las horas se acercan, al natural. Y la despedida la empezamos a escribir desde el nacimiento. Preciso por eso. Cada día ser los mismos en la alegría. Con razones, principal. O sin razones, no importa. Al natural cada día.

Como todos

Como todos, tengo mis dudas, mis asegunes. Mientras tanto camino. Algo ha de venir con lo futuro y su suerte. Y consciente que al final viene la muerte.Mientras tanto exprimir los segundos, las horas.En esta oportunidad única.

Mientras llueve

Nora. Tomo el título de tu libro porque en esta precisa tarde de martes, llueve. Y te escribo para decírtelo. Solo eso. No es mucho. Pero de corazón lo hago. Y me remonta a otras tantas veces. En que la lluvia nos encontró despiertos. En el camino. Y brincamos charcos. Nos mojó la lluvia. Y entre tanto pasaba nuestra edad. Hasta ese punto en que las lágrimas quedaban ocultas por la lluvia. Un adiós necesario. Mientras llueve. Me asomo al recuerdo. Como si fuera un pozo. Y pruebo a recordar. Mi madre y su expresión, de lo bueno que llueva por serle bien a las plantas. La cosecha se asegura, dice Leonor. Y nosotros, niños, sufríamos por la ardua tarea de sacar el agua a cubetadas de la casa. Mientras llueve recuerdo. Amores idos. Y amores por venir. Esa nostalgia por la flor nenúfar. Por el juego de la lotería. Por los besos furtivos. Y el ensayo de la piel. Yo sueño así como soñaba. Imaginaba seres de otros planetas. El encantamiento. Nos corría el agua del campo de juego. Y nos escondí

Higuera

En él patio de mi casa de infancia había una higuera. Así que puedo decir: yo tuve una higuera en esa edad de mi tierna infancia. A veces creo que ella fue la que me tuvo. Es precisión del decir. Campos distintos. Han pasado muchos años. Tuve la dicha de comer sus higos. Con fruición los saboreaba, aún que apenas estuvieran sazones, no maduros. Y ni se diga, su rico sabor y olor cuando maduros. Un verdadero deleite. Desde hace muchos años la higuera ya no existe. Así que cuando volvía a mi casa. Caminaba entre su limitado patio. Y ese espacio vacío donde ella estaba. Un hueco de tierra. Hierbas distintas. Y solo en la imaginación la volvía encontrar. Aquí anda. Verde.Rugosas sus hojas. Lija vegetal. mas el higo. Sigo sintiendo su sabor.

La llamada

La llamada vuelve. Un halo de luz. Una brizna de hierba. Una sonrisa cariacontecida. La llamada representa un mensaje. Para vivir la vida. Y no es precisamente el timbre del teléfono. O el silbato del viejo cartero. Es lo que sucede. Las pequeñas cosas del día. Es el milagro del brote de semilla. La lluvia a cántaros. Para la reflexión. Por ejemplo decir clavos. Lámpara. Y al instante se conjuntan las imágenes y nos hacen que miremos de manera diferente. Los recuerdos son precisamente eso. otro tiempo de la vida. Y están bien allí. Apacentados. El presente nos pone en un columpio. O resbaladilla. O ante un crepúsculo. Y la maravilla de las palabras. Conmigo mismo. O con el otro. Que viene siendo uno mismo. El prójimo más cercano. Oigo la llamada. Aquí voy como músico de pueblo en carnaval, viviendo la dulce vida.

Hora azul

Hora azul. La del recuerdo que aguijona la piel. Fragmento de tiempo donde radican nuestros recuerdos. Donde se amontonan las piedras que me han tirado. Azul del infortunio y la esperanza. Y canta Elvira Ríos. Blanco y negro. Esos años donde anclamos la vida. Y nos quedamos a la espera. De que se haga el milagro del regreso. A ese tiempo. La piel fue la capitana. La que urdió planes en ese azul cielo.

Eclipse

A marchas forzadas. Solo eso. El recuerdo aquella vez. Un sol cierto, apagado. Unos libros. Libres las palabras. A salto de liebre. Esa luz iridiscente. Esa risa franca. La mirada de soslayo. Y una ausencia de rima. Y saltar entre las ramas. Para estar en mejor momento. Ya lo ves. Como aquella vez. Entre tantas. Sola entre la multitud. Y los espejos multiplicadores. Como esos laberintos donde se multiplican las rutas sin salida. No estamos más. Llegará el momento en el que la nada sea la presencia del presente.

Este lunes

Este lunes de amanecer sensato. Sonrío por la vida. Por la luz. Por los sueños. Porque a pesar de los grises. De los desatinos junto con los errores, seguimos caminando. Con la alforja llena de esperanza. Y unos frutos secos para la comida. Lunes de bienaventuranza. De sonrisas. De palabras. Entre memoria y olvido. Y los recuerdos que nos traen y llevan como de paseo. Saboreo en este preciso instante las palabras y un café. Y el tiempo se va deslizando como entre flores y miel. Dulce. Pegajoso. Se mueven mis pies con el ritmo de la música y de la vida.

La misma piedra

Cuando en el camino tropezamos una vez más, nos damos cuenta en el dolor, que ha sido con la misma piedra. Y buscamos razones sin encontrarlas. Y damos explicaciones como pretextos. Aducimos mirada a lo alto. Codorniz en vuelo. Y el discurso almibarado al oído. O la costumbre.

La primera piedra

No estuve de acuerdo cuando dijo eso de que los libres de pecado tiren la primera piedra. No le calculó bien. Y héme aquí. Todo apedreado. Cada dicho debe ser medido en la circunstancia y el contexto. Entre todos santos, plenos, casi ángeles a decir verdad, recibo piedras de la multitud. Un pedregal.

La piedra

La piedra, dura como sol, se abre camino. Y está allí, plenamente materialista. A la espera de formar parte del arsenal o de columna o pared. Cuando baja en el río cabalagando el tiempo, anuncia que todo ha de cambiar. Frágil para la terquedad de la insistente gota de agua.

Enciendo un pan

Enciendo un pan para el amor y el hambre. Alumbra las habitaciones y los caminos. Y ahíto el hombre hace renacer la esperanza. El pan eleva al hambriento a años luz de su origen. Y lo pone en relevancia listo para observar. Para escudriñar. Encender el pan es amar a la luciérnaga. Es anidar al pájaro de la dicha. Darle espacio para el canto. Para el vuelo. Hoy por ejemplo es la palabra. El momento de la palabra. Y el agua es parte del alma universal. Y se conjuga tiempo, memoria, agua, palabra. Para que sirva lo que somos. Si algo. Encender el pan es amar la vida. Que no solo de luz ni de pan vive el hombre. De vez en cuando la vida.

Quemar las naves

Quemar las naves. Es la alegoría para definir que el pasado es lejano ya, aunque fuera reciente. Y ni una micra a ese tiento regresa uno. pan duro. Hueso sin carne. Por más que el dintel del dolor se pinte en colores tibios. Quemar las naves es dejar la pus del hígado que no cierra aún la herida. Es el responso por las almas tristes, errabundas. Es la conciencia de vivir sin haber vivido. Y hay un alboroto. Presa del miedo, el ego trata de imponerse. Y refiere al apego. esa terquedad de ser turrón derretido en ambas caras del dulce. Para que no vuelvas, ni aunque quieras. A ese desierto de miel resecada. Hemos concluido sobre el momento de quemar las naves. Eso es, precisamente.

La diferencia

Puede ser. Entre una acera y la de enfrente. La diferencia es la perspectiva. El distinto punto de vista. Donde se encuentre el hombre. Y la disputa sea por no estar desde el mismo frente. Donde la razón dispara diatribas. Contra otra razón que también dispara. Y ambos saben que algo falla. Cuando sucede el alarde. Y vamos a ver entonces. Y defender el lado donde se está. Y cruzar la acera. Y mirar todo desde otra perspectiva. La diferencia no es tanta. Si dos comprenden que el amor es la esperanza. De vivir distinto, por lo mejor. Sucede que a veces me pierdo. A veces. Y es la respiración que vuelve a su ritmo en la lectura de poemas. Por donde andemos. Y ese vibrar de la música en los sentidos.

Edicto 2

A los habitantes saber. Somos agua en la coincidencia del tiempo. Líquidos que fluimos en gravedad por la materia. Ripiosas sombras que mezclan en holgura la risa y las palabras repetidas. En sombras de sombras de caverna.

La tristeza en la conciencia del tiempo

La tristeza en la conciencia del tiempo es que amando la vida, por lo bella, tendremos que salir, sin remedio. Y es allí, en ese discurrir de los instantes, donde hacemos notar nuestra nostalgia, dolor, por llegar poco a poco hacia la estación última. He allí el detalle, diría Cantinflas. Y no precisamente detalle menor.

Tenemos mucho en común

Tenemos mucho en común. La misma mirada al futuro por coincidir en tiempo. Las aficiones que nos llevan al camino de la izquierda. Esa conciencia de la vida y los conceptos. El origen. Y el futuro. Las mismas dudas . Sin temor al tiempo. Ya nos vamos yendo. Siempre nos vamos yendo. Pensamos en el andén. Las palabras. La música nuestra. Coincidimos en el polvo, el viento, el polen. Tenemos en común el origen. Los retos. Camino por ejemplo en las veredas. Admiro la belleza de las flores silvestres. El viento es la nave. A la que me subo como a un tapete mágico de la infancia. Y recorro otros mundos en los sueños. Tenemos en común los conceptos viejos de la propiedad privada. La familia. Y los ancestros. Hoy es jueves. Día común. Clavos. Palabras comunes. Y vamos aparecer el fuego. Sacar conejo de la chistera. Y quitar los clavos a la carne.

Felices los felices

Felices los felices. Los que ríen a carcajada suelta. Los que corren sin afán de triunfo. Los que van y vuelven sin reparo. Los que montan caballos de madera.Los que se meten al libro y son literatura o historia. Los que aman sin esperar a cambio nada. Los que odian fingido y son indiferentes sin serlo. Felices los que tragaron agua de mar. Los que robaron libros. Los que comparten corazón. Los que germinan semillas de plantas que crecen en la parte izquierda del corazón. Los que tienen alas sin saberlo. Felices los felices. Igual los cuerdos y los locos. Los soñadores. Los que vuelan. Los que barajan cartas de futuro. Los que encuentran figuras en las nubes. Los que suben la montaña por respirar mejor aire solamente. Los ingrávidos. Felices los felices. los que reconocen sus errores a la primera. Los que aprenden del constante fracaso sin llegar nunca al triunfo. Los que triunfan a la primera o la mil.

No obstante, el recuerdo

No obstante, el recuerdo nos pone a flote. A pesar de los desatinos y desvaríos. A pesar del tiempo transcurrido. De pronto un café y la tarde deslizan algo del pasado remoto, en que anduvimos nadando a mar en besos. Y la sonrisa fue flor invierno cuando el frío calaba hasta los huesos. No obstante es el recuerdo el que nos mantiene vivos. Errabundos. O nostálgicos. Porque somos lo que nos queda de memoria. Película única de nuestra vida. Con capítulos de etapas circunstanciadas. Con actas de defunción borroneadas o alteradas. No obstante. Seguimos con la música por dentro. Contando chistes sosos repetidos. Y alardeando de vivir, mientras la muerte anda con nosotros descuidada. Cierto, el olvido hace presa de nosotros y avanza. Para saber de nuestra suerte basta recorrer la cinta de recuerdos. Por donde nos ubicamos, no obstante. Y es el olvido el destino final de nuestra historia. No obstante el recuerdo, la memoria y el espejo.

Me uno a ti

Me uno a ti. Alma gemela. A ustedes. Entre generaciones terrenas. Coincidir en los hechos concreto del bien. Porque vemos el futuro con limpieza. Para que sean años limpios para todos. Almas que traducen palabras para hacer, construir. Proposiciones de alzar la mirada. Trascender en la sonrisa. Me uno. Y vemos por allí ángeles. Ayudando. Alentando. Dar aliento es la clave. Insuflar datos de memoria para el bien. La vida no es conjunto de señuelos. Ni conjuros para que se haga el milagro del arte. Miro una semilla que germina. El milagro de la vida sigue. Y aquí nosotros en conciencia de ser. Vueltas en palabras. En colores. Me uno por la esperanza. Porque es posible. Porque somos más.

Edicto 1

Precisar en el presente. No busquéis las flores. Crecen a plenitud indiferentes. brillan por su natural presencia. De común acuerdo con el tiempo. la velocidad. Y ese vértigo de las horas. Que lucen transparentes. Tiempo presente, de todos modos es pasado en el instante. Preciso entonces, corresponder al instante. Donde se prodigan hechos concretos de vida. Salud a los presentes, a los lectores, a los de buen corazón. A los que se le aparecen las lágrimas con las películas románticas. A quien les estas páginas. Comprensión. La música anda por las venas. Para fluir como río a la mar. Al amar.

He olvidado los nombres

He olvidado nombres. De ríos. Pueblos. Y personas. Por donde anduve. Con quien estuve. Horas ganadas al sueño derretidas por las prisas. Nombres que fueron etiquetas. Donde los individuos quedaban fijos. Nombres propios con acta de nacimiento. Nombre con definiciones de diccionarios. Y que fueron causa de apegos y efectos. Estrategia para cambiar el cauce de los ríos. Barda para los afectos. Fotografías para los rostros. Causa-afecto. Y los nombres se fueron acomodando uno a uno en el olvido. Metáfora de lo obvio. De lo ridículo. He olvidado nombres. Parafernalia de los individuos. Aquí me pongo a cantar.

Suele suceder

Suele suceder. Se descompone el auto. La fruta ha caído de madura. El libro no me lo regresan. He perdido el tren. Y sucede que me canso de lo lento. De las prisas. Y entonces me revelo y sueño. Y allí, entre la neblina del sueño hago acrobacias, me convierto en faquir. Y encajo colmillo en un amoroso cuello. Suele suceder que me pierdo. Incluso las llaves. Los lentes, el lápiz. Y sonrío para mis adentros. Para mis afueras reclamo. Mi casa ha cambiado de color. El cactus ha desaparecido. Me miro al espejo. No soy yo. No me culpes de esas canciones que aprendiste. Y recuerdan lo que nunca fue. Suele suceder que es de madrugada. Un gato maúlla. En el mar la luna riela.

Sueña

Descansa. Duerme. Sueña. La vida se suspende por horas. O minutos. Y en esa muerte simulada se respira bajo. Y las imágenes se dan vuelo caminando del revés. O de manera distinta a lo normal. Los lugares comunes desaparecen. Preciso por eso soñar hasta que la noche diga que el fuego ha terminado. Y entonces al despertar recuerdas con vaguedad lo sucedido en la realidad del sueño. Hermosas caricias. Dinero de sobra. El acantilado en el mar. Esa sonrisa que evoca. La boca luz en labios necesaria. La moneda en el aire de la esperanza. La vida misma en el sueño.

Queda la música

Entre andenes pasa la vida. Música de fondo. Y en las estaciones de radio donde nos detuvimos un tiempo para seguir la moda. Lo comercial. Y fuimos por el pan y -al paso- por discos de Silvio y Pablo. Y luego nos dictó al oído Auté, queda la música. Los melodías llevaron entre nubes a humedades siderales. La nostalgia fue materia discutible. La risa tema de conversación y tesis. Queda la música.¿Y esos polvos de qué lodo son? preguntan de manera recurrente en el camino. Cenizas de un fuego imposible. Atajos tomaron desde niños para pensar de grandes. Y de grandes jugaban los mismos juegos de cuando niños. Cantos de cuna. Rondas infantiles. Y nos obligaban a marchar, andar bien peinados. Y nosotros salíamos al callejón a jugar. Queda la música. Entonces se conocieron. Platicaron. Soñaron. Se alejaron. Y llegó el olvido. Cierto, hubo tardes grises de nostalgia. Noches que tardaban más en en el amanecer. Se escuchaban ruidos de la calle en las madrugadas. Y el sueño era el anhelo. Los rec

Esconden la cabeza

Esconden la cabeza. Voltean a otro lado. Ven sin mirar. Pierden su tiempo. Se creen salvos. Mientras el tiempo pasa. Y la lumbre de a poco llega a sus aparejos. Entonces es cuando voltean a ver a los otros en busca de auxilio. Palabras de aliento. Y están solos. Les quedó bien la moda. Mas ya pasó el tiempo de la abundancia.  Incurrieron en excesos. El peor: no descubrir, no apreciar, en la vida, la belleza de lo sencillo, de los actos solidarios.

Mi reino

Mi reino. Sí, por un café. Por un aromático café. Que me siga despertando en este viaje de vida. Acompañado de canciones. Cesárea Évora, y ese sonido africano. Y las acciones. Solo que no hay café. Y me meto bajo de las piedras y los muebles. Para encontrar un poco. Algo de café. Y nada ppor ahora. NI por mucho rato. Entre el café de grano, molido. Un poco, al menos. O relavado. O de polvo. Y nada por ahora. Así que a dormir sin café. Y de pronto aparece un sobre. De ese polvo con sabor a café. A un buen café, dice en letras grandes. Y nada que se parezca. Pero al menos. Ese saborcito de reino. Mi reino en el sabor. Un café. Y sigue la Évora. Descalsa.

Rostros de otros tiempos

Miro viejas fotografías y vídeos. Rostros de otros tiempos. Jóvenes alegres, con sonrisa amplia que ya no están. Cumplieron su estancia acotados por el tiempo. Hicieron en su vida lo propio. Lo que consideraron necesario. Lo que soñaron. Anhelaron. Y dejaron huellas efímeras o duaraderas. Por un tiempo. Y luego vino el olvido. Árboles grandes de frutas o sombra dejaron. Mansiones con buena estructura. Publicaron un libro. Acumularon libros. Grabaron ese disco que alguien compró. Y los nietos tiran ahora a la basura. Son cosas viejas de los abuelos. Y ríen. Revistas y libros amarillentos. Best sellers con comején.

En el tiempo que nos queda

En el tiempo que nos queda, vibrar. Del todo a más. Dejad que suceda como de película. Las realidades de sueños. Banquetes humildes. Definiciones del tiempo y la vida. Reflexiones sobre filosofía y pensamiento. Vibrar. Que la vida es una fiesta permanente. Vibrar en los sueños de nostalgia. Eslabones somos en pensamiento entre generaciones. Vibrar en los sueños de futuro. Eslabones en escudriñar el por venir. Cazar nubes para hacerlas lluvia. Vibrar con notas sonatinas. Y dejar que los segundos cumplan su función de darnos tiempo. Para la risa sonora y sin razón. O con razones si al caso se presentan. El que nos queda, tiempo. Abrevad de manantiales de la dicha.

Oda a la flor

Flor silvestre o de jardín. Las formas, colores y nombres te distinguen. Mas eres única. En el vasto universo, creaturas y cosas de la naturaleza, eres La belleza. Esa forma exacta del deseo. Vanagloria de la materia. En tu sencillez te muestras. Tan solo. Y que el mundo gire. Entre las tantas ideas y conceptos. Y transmuten conceptos en el tiempo. Y cambie de lugar y sede la ideología. Mas tú, flor, estás allí, para recordarnos lo bello y  efímero de la vida. Lo permanente del tiempo. Más allá de las ideas que tenemos y poseemos. Flor.

Nadie se ocupe en desgracia de otros

Nadie se ocupe en desgracia de otros, si no es para levantar, ayudar. Solidarios. En todo caso dejad pasar. Y no levantar el dedo para injuria o indicar señalando culpables como jueces, que en verdad no nos corresponde. Nadie. Por qué en desgracia sumarnos sin razones o motivos racionales. Solo ese afán de morbo humano. De querer ver en otros el decline de su luz, como si eso ayudara para ascenso nuestro. Es un decir. Ahora sigo mi camino. Perdonad esta manera de sacar consejos como agua de pozo seco,  Y peor aún, sin sed en los otros. Ni en uno mismo.

Oda al café

Brinco y salto por un café cuando lo sueño. Y despierto con sed de palabras con café. Esa mezcla de fiesta del amor y la amistad. Porque me traslada a una buena plática del ayer. Con borbotones de risas. Y carcajada suelta.  Convoca a sueños. Y la nostalgia es un calcetín extraviado. Y ya hemos tirado su otro. Aromático. Dispuesto a ser nuestra móvil. Para seguir escribiendo las crónicas cautivas de lo que somos: entre anhelos y esperanza. Y es la clave del laberinto para descifrar el mundo. Entonces vamos por el café. Por el de las palabras. Y también el del café solitario. Donde el soliloquio de palabra o pensamiento. Nos hace reír a solas. O una lágrima furtiva a causa de humo en los ojos.

La gitana

Te traje un amuleto. Dijo la gitana. Vaporoso sonido de su falda. Reía en sueños, desternillada. Como bipolar la vida en general. Sacó las cartas. El futuro es el pasado que aún no se presenta, dijo solemne. Sudaba. El tiempo había hecho estragos en su luna. El espejo ya no me representa, repetía entre hipos. Sacó los discos de vinilo para recordar el pasado donde su juventud era eterna. Y puso esas viejas canciones que huelen a viejo y resaltan polvo. Lo que somos, alcanzó a decir antes de dormirse con un higo en la boca.

Amanece lluvia

Amanece lluvia en miércoles. Para soñar café con el despertador que no funcione. Y sentir el nuevo día como oportunidad para la alegría. Una dicha que canta como pájaro en primavera. En las circunstancias que se ´presenten. Lluvia que prodiga humedad anhelada. Nostalgia buena por lo que vivimos apenas en la madrugada. En ese despertar sonámbulo a la vida. Navegamos tiempo en fuego. Somos tiempo y fuego. Ardemos para alumbrar sideral la oscuridad. Y nos gastamos la vida como cohetón de iglesia. Efímero todo. hsta la eternidad anunciada en los sueños con trompetas celestes. Llueve. Motivo de alegría con el vislumbre de la humedad interna. Somos agua. Vida líquida.

Sois profesta

Me lo volvió a repetir. Sois profesta. Como hace años. Mi profesta, agregó  al darnos un abrazo luego de varios años, como siete. Besos y años. ¿O no? Quería decir poeta o profeta. Algo así. Reía sincera. Alegre de encontrarnos. Como yo. Solo que era distinto. Nos ardemos en tiempo. Repitió tres veces. Somos fuego en el tiempo. Yo la miraba. Ida y venida. Soy la misma de hace años. Cuando me decías templo y musa. Carne mordaz que calla ahora los discursos de la caricia. Hizo cantar un gallo mudo en primavera. Y me pedía a gritos besos en la frente y que le leyera los poemas de hace años. Entre la penumbra y el olor a gardenia. Serás siempre mi profesta preferido. Y de pronto se ponía seria. Bipolar en las dudas. Entre sueños volaba. Mariposa monarca, Con alas quemadas. Se fue haciendo diminuta. Con el sopor de la tarde, el sueño. Y se quedó dormida. Muñeca de hule y trapo. Yo me desperté sudoroso. Con miedo a los ladrillos rojos lanzados desde el hotel de enfrente. Soy profesta me dije

Me dirijo al templo

Me dirijo al templo en sueños. El camino no es directo. Sinuosidades de pronto como para perderme en sueños baladíes. Refulge en la distancia y como el horizonte siento que se aleja cuando más me acerco. Imagino al tacto sus paredes. Su gala de interior en telas de seda. Marcos en reliquia por lo nuevo en el templo. Artistas ufanos dejaron huella perentoria. Palabras grabadas en generaciones. Culto al templo. Oración al templo. Religiosidad sin Dios, apenas cantos a algo que se percibe cierto aunque intangible. Libros leídos. Luz proyectada. Palabras sacras. Signos. Me dirijo al templo. Sin saber a ciencia cierta. Si la realidad sigue siendo el sueño que viene acompañando desde la infancia. Ese árbol que creció y sigue dando frutos. A imagen y semejanza. Sueño, que sueño, en sueños.

Trayecto

Los trayectos, cruces de infinitas lineas. Donde el propio se cruza con otros en pensamiento y obra. Marginal los pasos o en el cielo como jinetes de luz. Lineas al paso donde se encuentran palabras con miradas. Y lo que pienso con lo que digo, con lo que sueño. Y la vida sigue en trayectos de tiempo y geografía. Puntos de coincidencia donde el roce pedernal se da para la chispa y el fuego. Donde se construyen iglús a bajo precio. Hoteles de paso o apartamento en condominio donde descansa el alma. Atormentada por agujas de soledad incienso. Cielos de estrellas apocalípticas. Redención de esclavitud en carne propia el orgullo malsano. Cada casa habitada por fantasmas que fueron tierra en otros tiempos. Ya no estoy, ya no estamos. Porque aún estaremos. Mirad las nubes. Cargan letras de brillo con oro en polvo como oraciones.

Exhortación

Las palabras siguen su curso. La aguja he encontrado en el pajar. Por eso exhorto a seguir buscando razones. Mas vivir si los corazones no se encuentran como la aguja. Se indaga. Se busca la fórmula para pasar a un rico primero por el ojo de la aguja, y no el camello. Esto es fácil. Los cielos tienen fiesta en singular. Cielo. Interior que destaca las palabras y concebir sueños de presente. Me tropiezo con la piedra si sueño despierto. Caigo. O si alzo mi vista hacia las nubes. La piedra es un proyectil, si quiero. O una caricia, sí quiero. Y volvemos a lo mismo. Las palabras danzan. Brincan. Ríen. Dóciles o rebeldes. Según el humor de la musa. Mueve a risa. Miro a rosa. Y me enciendo por dentro. La vida es bella. Exhorto a buscar. A encontrar. A besar. El día que me quieras. La noche igual. Cantan en la radio. Esa nostalgia adherida. La rosa se engalana.

El amor

Señuelo es el amor. Café y charla con sonrisas. Y la nada como vacío infranqueable. Un lugar a dónde llegar. El suelo desde las alturas. Y motivo suficiente. Como aliciente que empuja. El amor. Neblina por la carretera. El Hotel California existe en vinilo y en el televisor. Notas musicales y notas embrujo de nostalgia. Paracaídas roto en plena acción. Vértigo en la montaña rusa. Beso que se anhela en pasado.

Buen domingo

Buen domingo. Café caliente. Imagino, por el olor, los cafetales. Y añorando. Escribir cartas pequeñas. Y enviarlas al mar. Y otras generaciones las encuentren en playas lejanas como testimonio de la nostalgia. Es un decir. Escribo simplemente que es domingo. Que estoy en casa. Y disfruto. Es muy sencillo. Me asomo por la ventana. Y miro las plantas de un pequeño jardín. Las plantas necesitan agua. Hojas con polvo. Mezcla de botón para nuevas flores y hojas secas para el recambio. Dos luminosas flores. A lo lejos, como bruma, mensajes de radio. Algo como misa radial. Y llanto de un niño. El domingo es certeza de libertad. No necesitamos mucho para ser felices. Solo decidirnos a serlo. Con la plática postergada con los hermanos o hijos. Por ejemplo. Con el reír a tambor batiente sin o con razones. A escondernos del bullicio. O estar dentro de él. A poner en solitario música y bailar. A comernos una barra de chocolate. Un durazno (cada quien su fruta preferida).  O preparar y tomar limon

Me tuve que ir

Me tuve que ir, porque no volvías, y me cansé de esperar. Mas quienes te vieron volver, con lágrimas en los ojos, me dicen que preguntaste. Si sabían por dónde andaba yo. Y callaron pues conocían. Los días que mal viví. esperando tu regreso. Y me fui antes de verte. Pues me cansé de esperar. Mas ya cuando volviste. Me enteré ya andaba lejos. Mirando ante el espejo, lo que quedaba de mí. Y volví y encontré las cenizas. De un furtivo amor. Mas las canciones de recordar. Hiceron mella en pensar. Y anduve errante y pleno. Ahora ya sé. Por qué volviste a mi.

Color marrón el incienso

Color marrón el incienso. Y el cuadro echa corazón en desplante. Los colores representan otros limbos. Entre azules y granate. Y los gigantes se convierten en más gigantes. Dice el enano moral: hemos vuelto al paraíso.

En la casa del mar

En la casa del mar la lumbre es un espejo de lo efímero. Lumbre es metáfora, rinconcito del amarre. De esas pequeñas cosas que no se ven. O casi. Pero forman parte de los sueños. Sabrosa la vida de sal con mar. Como acantilado.

Babel

Babel y las cien mil historias en mil idiomas. Libro o beso, tiene tantas palabras distintas. Significando lo mismo. Escucho versiones con acentos distintos.Alegorías y metáforas, donde cada sonido refiere a una circunstancia de imagen. Sonidos guturales en la esfera del tiempo. El roce pedernal de la caverna. En el silo el derecho divino de estar adentro. Ser uno mismo. Las palabras se cruzan. Se acarician. Entre ellas en distinto idioma -esperanto, sánscrito y lunático- se entienden. Saben que la luna es única. Y que los besos no saben igual de puerto en puerto.

He esperado tanto

He esperado tanto. Que tengo la conciencia tranquila. De llegar sin mirar atrás. Aún con los recuerdos. Y sabiendo que la Itaca no tiene más que dar, que lo que dio: el viaje. He esperado. Siempre algo por venir. Que cambiara el estado anterior para mejor. Un amor, por ejemplo. Una golondrina que hiciera verano. El libro impreso. Un billete. La sonrisa mejor a la vuelta de la esquina. Y llegar. Sano, salvo e invicto. Sin ganar nada. Más que la tranquilidad. Como la manzana. La uva y el durazno.

¿Blanco o negro?

¿Blanco o negro? Yo me quedo sin respuesta, como hablar de los cien mil matices entre uno y otro. El viento por ejemplo, viaja. Y en ese trafagar entre riveras y montañas, nos sacude. Nos revela movimiento. No tengo respuestas a preguntas tan cerradas. Entre uno y otro. Yang-ying. Los opuestos. Yo busco veredas entre las ideas. Para explicarme de las cosas que suceden. Y no encuentro respuestas. Mas no escatimo esfuerzos y sigo en búsqueda. Amar o no. Querer o no. Gustar o no. Y entre unos y otros, hay respuestas, como silencios. A veces. O miradas que se encienden o apagan. Cerrar los ojos es querer ver hacia uno mismo. Escudriñar en  penumbras o luces imaginarias. Que son la realidad entre los sueños. ¿Blanco o negro? distrae la pregunta simple. Solsombra. Escarpada ladera de montaña. Águilas en su vuelo. Las palabras se hacen presente en toda circunstancia. Y nos acarician sonrientes. Para amanecer agosto. Disfrutando que la vida es bella. Sigue bella.