Buen domingo

Buen domingo. Café caliente. Imagino, por el olor, los cafetales. Y añorando. Escribir cartas pequeñas. Y enviarlas al mar. Y otras generaciones las encuentren en playas lejanas como testimonio de la nostalgia. Es un decir. Escribo simplemente que es domingo. Que estoy en casa. Y disfruto. Es muy sencillo. Me asomo por la ventana. Y miro las plantas de un pequeño jardín. Las plantas necesitan agua. Hojas con polvo. Mezcla de botón para nuevas flores y hojas secas para el recambio. Dos luminosas flores. A lo lejos, como bruma, mensajes de radio. Algo como misa radial. Y llanto de un niño. El domingo es certeza de libertad. No necesitamos mucho para ser felices. Solo decidirnos a serlo. Con la plática postergada con los hermanos o hijos. Por ejemplo. Con el reír a tambor batiente sin o con razones. A escondernos del bullicio. O estar dentro de él. A poner en solitario música y bailar. A comernos una barra de chocolate. Un durazno (cada quien su fruta preferida).  O preparar y tomar limonada. No olvidar un libro a la mano o revista. Ensalada tampoco olvidar. O seguir en la plácida cama. Sigo con mi taza de café. Ya tibio. El domingo se irá. Es el bello y único tiempo: el presente. Gracias a la vida.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam