Queda la música

Entre andenes pasa la vida. Música de fondo. Y en las estaciones de radio donde nos detuvimos un tiempo para seguir la moda. Lo comercial. Y fuimos por el pan y -al paso- por discos de Silvio y Pablo. Y luego nos dictó al oído Auté, queda la música. Los melodías llevaron entre nubes a humedades siderales. La nostalgia fue materia discutible. La risa tema de conversación y tesis. Queda la música.¿Y esos polvos de qué lodo son? preguntan de manera recurrente en el camino. Cenizas de un fuego imposible. Atajos tomaron desde niños para pensar de grandes. Y de grandes jugaban los mismos juegos de cuando niños. Cantos de cuna. Rondas infantiles. Y nos obligaban a marchar, andar bien peinados. Y nosotros salíamos al callejón a jugar. Queda la música. Entonces se conocieron. Platicaron. Soñaron. Se alejaron. Y llegó el olvido. Cierto, hubo tardes grises de nostalgia. Noches que tardaban más en en el amanecer. Se escuchaban ruidos de la calle en las madrugadas. Y el sueño era el anhelo. Los recuerdos de risas congregadas se hicieron presente. En cámara lenta pasaban de nuevo los sucesos de la dicha. Queda la música. Se veían en repetidas ocasiones. Lo que somos seremos. Lo que fuimos nunca más. La radio repetía las melodías. Hicieron recuento de la magnitud de la eternidad en el amor. Y se contaban fragmentos de película. Aute de pronto como tema.  Mirada sostenida. Preguntas sobre el futuro. "Esos rostros ya no llevan nuestros nombres, son dos máscaras perdidas en la noche, pero, queda la música... "

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