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Mostrando entradas de octubre, 2017

¿Etica?

Me hacen los muchachos la pregunta. ¿Qué es la ética? La maestra les encargó de tarea. El concepto tan solo. Mas no copiado del diccionario y repetido como loros. Pregunten a profesores y otros ciudadanos vecinos, les sugirió. Y me tomó por sorpresa, esa pregunta audaz. Y buena, por lo que significa. En el desarrollo del hombre. Y en este caso por los niños en formación. Y me rasco la cabeza. Para buscar palabras que ayuden. En este tema espinoso. Por lo subjetivo del concepto. Mas en pocas palabras respondo: "con el ejemplo hacer las cosas bien, lo mismo en trabajo, estudio o comportamiento. Cuidar de la naturaleza, por ser nuestra casa mayor. Cuidar a nuestros abuelos y bisabuelos. No humillar a nadie". Los niños ríen ante respuesta tan fácil. Eso ya lo sabíamos, replican alborozados. Díganos algo distinto y mejor. Y no supe que contestar. Los niños tienen la palabra. Y con ejemplos directos me hacen ver que comprenden. Lo que ética significa. Y se despiden alegres. Y yo me

Me has escrito una carta

Me has escrito en sueños una carta. Donde me comentas que sueñas. Un día, quizá nos encontremos, en sueños. Y me cuentes que me sueñas. Leo tu carta. Voy siguiendo omnisciente lo que escribes. Desde mi nombre propio al que antecedes el formulismo de querido. Y terminas con otro formulismo abrazos y besos. Mi padre terminaba con más quiero verte que escribirte. He soñado a mi padre también. Dictando sus cartas. Me has escrito una carta. Y me pellizco para saber que es en la vida real. Y me duele. Te levantas sonriente luego de escribir en sueños. Y me levanto agradecido luego de leer la carta. El sueño sigue. Este domingo ha llegado el cartero. Con la carta del sueño.

Los nombres propios

Los nombres propios. Mayúscula de inicio. De todos los que han pasado entre generaciones. Y dejaron huella perenne. En una idea. Una página. En ese jardín florido. Donde crecen libres las flores nenúfares. Y en esos muros de concreto que nos cobijan o salvan. Corren los nombres en los ríos o mares. Y en esas ciudades o pueblos. Cada uno erguido entre la luz y la sombra. En lógica encontrada o perdida. Proyectando a futuro la pose para la fotografía. Con guiño de ojo. Los nombres recuerdo. De quien me miró. Y el abrazo fue pródigo. En esos esteros o islas de l amistad. Donde escribimos por siempre el nosotros. Y seguimos en la ruta. De tirar flechas a la luna. A semejanza de Cupido. Este nombre le pertenece al pasado. Antonio, por favor. Al eterno polvo.

Esperas que te suceda algo genial

Esperas que te suceda algo genial. Y caminas por la calle. O entras a un súper o iglesia. Y miras a tu alrededor. Si alguien se te acerca. En tu casa, que alguien toque la puerta. O el silbato del cartero o del señor tierno que entrega telegramas. Miras al cielo. Al horizonte. A la luna. Esperas la señal. El wi fi se ha ido. Y te quedas solo. Abres el libro de poesía en cualquier página. A ver si encuentras en los títulos alguna pista del desánimo. O que te recuerde un pasaje anterior. O el versículo de la Biblia. Has perdido la llave. Tus lentes. Y la carta de despedida. Inicias de nuevo. No hay señal de mejora o suerte. El seguro de vida está vencido. Justo ahora. Te dispones a lavar tu auto. Llueve. Un pájaro sigue cantando en el árbol de enfrente de tu casa. Suspiras. Miras el esplendor de la lluvia.

Otro retrato

Otro retrato. Por la edad serán siempre distintos. Y uno de otro, distantes. A mis 57. Otros colores distingo entre imágenes borrosas. Y la despedida en irme, firme. Con la seguridad de no andar sin destino. Como hoja. O por las ramas, de grandilocuente fantoche. Fantasmas y ecos en voces de generaciones. En paz conmigo mismo.  Mis sueños se van cumpliendo. Sobretodo porque no son grandes: escribir un texto; respirar profundo en suspiro; corazón dispuesto a la lucha y flecha asignada. Ay, Machado, se sufre. Tener un pozo para agua y palabras. Acariciar la flor nenúfar y la esplendente luna. Algún abrazo por condición humana. Solo eso. Para retrato veraz que no falte un libro y sonrisas. Hoy domingo. Mañana lunes. Cierta conciencia del tiempo. Y aún escudriñando respuestas. Mas bien farfullando, divertido. En eso del qué, cómo, cuando, por qué. La vida ocurre lenta, sin atinar respuestas.. El tiempo es la combinación del infinito. Perdón por el atrevimiento. De escribir al revés.

Sin hielo, porque canto

Sin hielo, digo a Doña Carmen, cuando luego de servirme la comida del día pregunta si quiero agua de piña o papaya. "Es que canto en las noches", justifico. Ella ríe y me sirve mi vaso de agua de fruta sin hielo. Así por varios días. ¿Y ante cuántas personas canta?, pregunta ante mi petición de sin hielo y justificación de que pido así para no estropearme la garganta porque canto por las noches. Es un lugar pequeño. Como ante 15 o 20 personas, le respondo con paciencia, y festivo también. Sí, muy pequeño, me responde comprensiva de mi cantar ante tan pequeño auditorio. Un lunes llego de manera habitual a su cocina económica, que se encuentra por el Parque Los Pajaritos. En 2014 yo trabajaba por allí y era uno de sus habituales clientes. Llego pido mi comida. Y sin hielo el agua, le digo. "Porque va a cantar", festina con cierto tono burlón, casi imperceptible. "Siiii. Y qué cree. Que anoche canté ante cinco mil". "¡Deveras! ¡Felicidades!, me di

La vida encuentro en los pequeños detalles

La vida encuentro en los pequeños detalles. Y en los grandes, por supuesto. Mas refiero a los pequeños porque son tantos y bellos. Porque encuentro en ellos la delicadeza en la forma, sustancia y contenido. Y los colores ocres o festivos. Que remueven los conceptos. Los grandes en cambio me sobrepasan en conceptos. La vastedad del universo. O lo incierto del destino. Mejor me entrego a lo pequeño y en su suma. Que en todo caso es mayor. En el tiempo de vida asignado. La belleza en todas sus formas, de palabra y hecho. Una vaca en parsimonia come su pasto. Un niño lee, luego le ordeña. Campo florido. Y ese haz de luz que se cuela entre el follaje. El aromático café de este domingo.

Tengo miedo a repetirme

En las palabras y días. En la rutina recurrente, como fardo. De pasar el tiempo sin hacer camino. Tengo miedo a repetirme.  A repetir como loro lo mismo.  A darle al sin sentido un rostro nuevo. Al engaño en renovar la prisa. He escrito sobre lo efímero de la vida. Como reiteración de disfrutar el instante. De valorar el nuevo día, como oportunidad de sonrisas. Y decir la palabra que el momento necesita el solitario. No critico el orar en el templo. Cada quien su manera de buscar el impulso vital. De  luchar por lo que se quiere. Sin dañar al personal de la calle u oficina. Sin mirar de arriba abajo no importa a quien. Si el orgullo no tiene propiedad. Ni derechos reservados. Recuerdo que la muerte viene a mi lado. Y me motiva a celebrar el instante de la vida. Perdón por repetir. La brevedad de la vida. Pero la muerte motiva.

Ajedrez

Ni los generales persas o turcos. Ni los otomanos. Griegos o romanos. Ni los del imperio ruso o inglés. Todos ellos piezas de ajedrez. Con tablero incluido. La inundación se llevó. O el fuego del monte. Atrás quedaron los intentos por ganar. Los afanes por triunfar. Y las derrotas acumuladas. Las piezas se desperdigaron. Cada cual a un lugar distinto. En ruta a desaparecer. En el mismo fin quedaron peón y rey. Alfil o caballo. La vida misma. En un repetir de jugadas. Infinito el destino. Como las jugadas. ¡Tiembla!. ¡El agua viene!. Y la respuesta imperiosa: no interrumpas mi pensar. Sigues tú de mover la pieza.

Noche

Luzcan las luciérnagas. Suenen las notas alegres de guitarra. Y algunas gotas luminosas de alcohol. Los ojos. Brilla la sonrisa en la oscuridad. Testigo la luna blanca. Y el resplandor se cuela hasta el alma. Para cantar la canción del amor acurrucado. De testigo la almohada. Iluminada la noche,  el descanso a plenitud. Con cara de nostalgia por lo que ayer fue. Aunque mañana vendrá. Crónica de amor y tiempo. Las palabras, un susurro al oído. Miel con algodón. Deja declamar el poema aquel que hizo llorar a más de cien. "Ya pa qué lo quero". En referencia al "cantón, magresita del alma". Buena y sabia la noche. Contaremos las estrellas hasta el amanecer. Para volver a extrañar la amorosa y húmeda oscuridad. Buenas noches.

Otro nuevo día

Otro nuevo día. Con esperanza. Oportunidad del ser. Para ver y escudriñar en las preguntas de siempre. Para admirar la belleza y tocar de vez en cuando el cielo en la tierra. Una flor, un durazno. Y el cartero que llega. Cartero de antes, por supuesto, con cartas de amor y familia. Y no de ahora, con cartas del comercio y la usura. Por la felicidad y las buenas palabras que al oído llegan. Y notas musicales por supuesto. Oportunidad a la poesía. Al abrazo y los versos. Aunque parezca redundante. Y escribir nuevos palíndromos. E ir al ágora a escuchar las ideas en discursos de palestra, incluyendo el alucine de viejas y nuevas ideas. Otro nuevo días para encontrar miradas de nobleza y buenas intenciones. Y coincidir en esta tiempo y geografía. Y darle vuelo a la hilacha con alas de cartón y cera. Otro nuevo día. Y viernes, para mejor proveer la perspectiva. De este nuevo día. Pronóstico sonrisas. Qué mas. Y un abrazo sincero. No olvidar el hambre de verdad. De justicia social. Y curar,

Sale el sol

Luego de varios días nublado, el sol. Nos alegra. Con él la esperanza de la luz en la vida. Para un mundo mejor. Provoca sonrisas y palabras. La claridad nos envuelve y transparenta. Bienvenidos los rayos de sol. Nos acarician. Y nos promueven sonrisas. Bienvenido el nuevo día. La vida con luz.

Saludo al nuevo día

Saludo al nuevo día. Fé y esperanza. El nuevo día se nos presenta pleno. Sin aspavientos, más como rutina de ese incesante fluir de tiempo. Donde navegamos a corriente o contracorriente. Al fin vida musical. Por eso del metro y ritmo. No dejaré para hoy lo de mañana. Sus propios afanes tiene este día en el presente. No olvidar reloj ni libro. Por una razón u otra dejar a buen resguardo la llave. Para usarla al momento necesario. La llave de la felicidad. Arma con poder. Con el poder de la vida. Buenos días, día. Jueves. Para seguir sorbiendo savia de vida.

Alégrate

Alégrate. La tarde se renueva. Nubarrones se ven y mucha humedad por todas partes. Algo de frío. Pero la vida es, existe. Se presenta incólume. A pesar del clima. Por eso alégrate. La presencia sea como la hoja blanca. Disponibilidad líquida para las armas del amor y paz. Alégrate. Es el rugir de la vida en palabras tibias. Convocan los dioses de la vida. Los de la alegría. Hay agua transparente para beber. Y vino. Que la vida es una.

Pozo de agua

En el pozo de agua miro reflejada la luna. Y la cara de quien se asoma. Para su sorpresa el tigre se encuentra con su doble. A quien le tira su garra y lo disuelve. Me dicen que hay pozos de la suerte. Y que basta tirar monedas de oro. La suerte será ser gambusino para encontrar la amistad. Oro de orar es mejor. Consuelo de vida que nos falta. Un pozo de agua refleja la sonrisa. Por donde debemos transitar en la vida. Serenidad. Humedad. Y cristalinas aguas nos bañen. Aunque nunca sea el mismo pozo. Antes que se ahoguen las penas, tapadlo. Verter el polvo mágico del amor y la amistad. Y nuestra cara sea lavada en ese pozo de agua. Y cuando la luna se encuentre. Reflejada allí. Hemos de permanecer impávidos. La magia existe. Es la belleza de la vida.

Los griegos

Si hubiera la posibilidad de escoger la vida para otro tiempo, sería en un lugar por llamarse México. Por el caos que oráculo de Delfos predice. En cambio me ha tocado Atenas como tierra y destino. Y aquí andamos navegando vela en tierra por las ideas. Ese devenir que nos dice. Esos conceptos que inventamos a manera de entretenimiento. Pensar. El ágora. Discutir. Reflexionar. Y el estado griego nos tiene en la mira. Por tener otros dioses. Sueño mi vida en ese hipotético país. Y describir en crónicas esa forma de vida y muerte. Donde no se valora la vida. Donde ponen como señuelo mercancías. Y el cuerpo mismo es mercancía. Mas el caos. La polución en el aire. Los motores. Los pájaros con alas. Interesante mirar la derrota del destino en el hombre. A costa el destino del mismo hombre. Carne trémula, carne macerada. Y la sonrisa apenas hueca y mueca. La palabra sin oficio ni beneficio. Y refiero al vulgo. En cambio aquí en Atenas. Bebemos vino. Y construimos el mundo a través de las idea

Anda, vamos por el pan

Anda, vamos por el pan. Remontemos el frío ambiente que hiela el alma. Un café caliente y pan tibio se antoja. Se hace necesario en esta divinidad de tiempo. Dormiremos flores. Cantaremos canciones para arrullo.  Con el fin de distraer el frío.  El frío cala como alfileres cuando se entierran en la piel. Por eso, anda, vamos por el pan. Lo amerita la existencia misma. Y los sueños con sonrisas. La confianza se ha construido. A base de palabras y secretos. Anexando polvos mágicos como notas musicales. El pan ha de ser recién salido del horno. Con ese dulzor en la harina. Y mermelada. Desde niño como pan de dulce. Panadería de pan filo. Mi padre me lo llevaba y en las noches lo colgaba junto a mi cabecera. Y dormido tanteaba el pan. Y mi padre sacaba una pieza y la ponía en mi mano.  Por las mañanas leía el verso escrito en la bolsa de estraza. Recuerdos de siempre en ese axioma sin pan no hay aroma. Preciso por eso. Recordarnos siempre. La vida ha de irse en ese fluir de tiempo. Y en es

Aunque lo dudes

Aunque lo dudes. O lo veas muy lejos. Un día lo nuestro no será posible. Refiero a la vida. Motor que nos mueve. Entonces habrá sido en vano guardarnos para después. Para cuando haya tiempo. El presente permanente desaparece al instante.

Aunque no quieras

Aunque no quieras la vida se va. La flor se marchita. El polvo impera. No duele la palabra por sí misma. Sino por quien la pronuncia. Certera. Exacta. No hiere la espina. Hiere hacer contacto con ella. He allí el amor. Hiere aunque huyas. Porque la vida es pródiga en amor. Solo que, ciegos, ignoramos la belleza. La amistad. El valor de las cosas. Aunque no quieras. El silencio se impone. En él van todas las palabras, ya sin sonido. Vuela el pensamiento. Percibimos lo inmenso, lo eterno. Mas un día dejamos de interesarnos por la nube o la estrella. Porque ya la alcanzamos, sin darnos cuenta. "No hables de la muerte", me sugieren. Y creo que tienen razón. La muerte habla por sí misma en su silencio y compañía a la vida. Rostro de la misma moneda. La cara oculta de la luz. Y llega la noche. Belleza es admirar la luz aún en el crepúsculo. Y la luz es el amor en la oscuridad. Aunque no quieras. Vamos al último andén.

No dudo

No dudo de la metáfora. Ni del meteoro como idea de lo fugaz. Tampoco de la pluma que escribe pluma. No dudo del crepúsculo. Ni de la hormiga o grillo. Cada quien su ruta. Mientras tanto tengo apenas alguna certeza. Nombre que no nombro. No dudo de la palabra que corre por el verde campo. Ni del caballo que atrapa peón o reina. Dudar sería tener certeza que venimos con plan. El tiempo es testigo de dudas y reflexiones. De elevadas oraciones al perdón. De nada, por ejemplo. De la dualidad entre materia y alma. Que la gloria es apenas el instante. De pensar en la posibilidad de alcanzar la nube con los labios. La flor distingue al paraíso del infierno. No dudo del tiempo. La duda es de la eternidad que me persigue. Cuando yo he dejado de ser. Y el nombre viene a mis labios.

Cuaderno

Hoy compré un cuaderno. Domingo de octubre. La idea es escribir a mano. Lo que nunca había hecho. Todo lo que he escrito ha sido en computadora y antes a máquina. Curioso que mi pensamiento se refleja escrito en conexión con manos- computadora. Pero ahora he decidido probar ambas maneras. En el manuscrito dejaré constancia de un fluir de pensamiento basado en el recuerdo y en la memoria. Será de apuntes. A manera de ejercicio. Escribir. Que la mano ejerza su derecho de ser con la pluma quien deje constancia de lo que vaya registrando. Alguna vez intenté lo mismo. Ahora será distinto. Diario. Carta. Alguna reflexión. La computadora seguirá siendo la herramienta. La mano empuñada. La pluma.

Azul de domingo

Blue. La tarde de lunes se fue. Muele el tiempo. Y duele. Poco a poco despedirse. De la bella vida. Sin remedio ni excusa en el día a día. La noche tropical presente. Acordeón y forcejeo. Displicente la oscuridad encubre lo que estaba a la luz. Amor y tristeza incluidos. Vamos. Dejemos los versos para otro día. Resplandor de luna. Los libros quedan a la espera permanente. Babel como distintivo. El corazón se abraza solo para encontrarme ritmo. No estuve. No estaremos. Estuvimos. Queda grabada la imagen de un domingo gris. Con pena y gloria por la vida misma. Y el blues se despliega envolviendo todo. Armónica con ese bajo lento que llora la vida. Algodón de azúcar.

¿Y esos qué son'

Esta es tu casa. Esos árboles son los que sembraste. "¿y esos qué son? Cantan los pájaros, madre.

Esta es tu casa

Esta es tu casa. No la reconoces por el olvido. Enfermedad de los tiempos. Aquí pasaron los nobles perros con nombres ocurrentes. Los árboles viejos tienen tu huella. El acolchonado pasto. La música de fondo es la que escuchabas. Y el reloj es el mismo que fijaste en la pared. Pasa el tiempo, dijiste, sacando de la caja un bello reloj de pared con números romanos. Esta es tu casa. La vieja  higuera. El noble roble. Los iracundos cactus. Todo ha quedado fijo. Como fotografía. Hasta el polvo tiene tus datos. Esta es. Cuando preguntas. Dónde está mi casa. Esta es la respuesta. Polos geográficos. Rosa de los vientos. Tu casa es el tiempo permanente por sí. Tu vida efímera. Aquí están los libros que consignan datos, hechos. Las cartas de amor por una causa. El cause del río pasa con letrero de domingo. Circular. Pasa. Esta es tu casa. Memoria invicta.

No te quiero

No te quiero. A vos. Al que odia como motivo de vida. Al que desencadena miedo. Y lucho permanente contra ti. Al indiferente que mira para otro lado cuando pasa junto a los desheredados. A los sin futuro. Lo promisorio es a debate. Es tener más de lo necesario. Por eso el debate. porque nadie está conforme. Nadie baja la mano cuando se pregunta quién quiere más. No te quiero porque has quemado bibliotecas enteras. Has destruido la memoria del ser humano. Y promueves lo inocuo. No te quiero. Y haré todo para dejar constancia. matas los peces. Borras los nombres. Mandas niños a la guerra. A las mujeres rindes por necesidad. No te quiero. Y sabes bien que estás identificado. Aquí vamos. Sonrientes a la batalla del día. Sísifo. Subir la piedra de manera permanente. Así por los siglos de los siglos. Amen. No amén.

Te quiero

Quiero todo. Por eso te quiero. Refiero a la lluvia. A la flor del campo. A la rana que salta. La oscuridad y la luz. La fruta y la semilla. La furia y el beso. De eso se trata. De querer hasta que duela. La guerra y la paz, libro de León Tolstoi. Las sonoras expresiones. La libre sonrisa. Y el glorioso rostro del viejo. Anhelo. Humedad. Querer es cerrar los ojos. Y soñar largo y lejos. La distancia nada significa. Es apenas plano del universo. Querer es sonreír sin motivo, o motivo es el recuerdo. O lo que es bueno. Tengo unos libros que quiero. No como objetos o papel. Sino que allí va la crónica del tiempo. Las ideas. Imágenes. Decir te quiero es abrir los brazos. Y seguir caminando. Aunque nadie haya para el abrazo. O se esté lejos. La imagen: viejo con café.

Ciudad invicta 2

Todos afuera. La ciudad despereza. Su claridad mortecina se hace presente. Barren hombres y mujeres sus calles de piedra. Basura es distintivo de los tiempos. En los que el consumo es el real motivo de vida. Consumámonos entonces. Un loco con su discurso de buenos días se acompaña con sonrisa. Vienes viernes. La posibilidad de caminar más en la ruta de bajar la puerta de a poquito. Si soy otro. Si ya nos vamos despidiendo. A toda prisa es el reto para llegar a tiempo donde nos espera la vuelta de tuerca. Yo quiero recordar el tiempo que voy viviendo en este presente de fuegos fatuos. Lapicero a la mano. Hoja blanca para seguirme escribiendo a mí siempre. Para que me leas. Distante. Agua de mar salada. Azul que también te quiero verde.

Ciudad invicta

Llueve. La ciudad invicta nos muestra su rostro ocre y gris donde dibujamos agua. Sortilegio y evocación  de los años aquellos en que fuimos otros. Navegantes entre cuerpos. Luces de autos lentos. Personas de prisa y deudas, con paraguas. Historias personales que coinciden en esta imagen de ciudad alegre. Invicta. Llueve. Y la noche va entrada en horas. Al refugio de lo horizontal para el amor y los sueños.

La tarde se va

La tarde se va. La tarde regresa. En ese movimiento circular del tiempo. Circo es el ágora. Demóstenes, mago de la palabra. Suelta las palabras. La tarde sigue su ruta. Las horas idas dejan rescoldo del placer. Leves maneras de arropar el alma.

Buen día

He soñado de nuevo un buen día. Y sueño que despierto. Con oportunidad nueva que  el ser tenga la posibilidad de moverse al camino. Y a sonreír que es modo barato de acariciar el destino par que nos trate bien y mejor. Traslado mi duda a este nuevo día. Ya iré encontrando respuestas. De tejer al modo mío y compartirlo con vos. Al buen tiempo corresponde buena cara lo mismo si mal tiempo fuera. Buen día corazón que sigas palpitando y dar oportunidad al suspiro por la flor que naturaleza prodiga.

Aquí andamos nave

Aquí andamos nave. Al sueño disponible y paz. Por si las dudas. A modo de aterrizaje. E irnos a ocupar el espacio definido. Combustible poemas. Y es sonrisa prometida. Como la tierra hemos dado ilusos frutos. Aquí andamos. Todavía con el señuelo de paz con justicia. Y aroma de miel en la solapa. Precisa mirada sobre el horizonte sin olvidar la piedra. Patria fidedigna radicada en el Paris corazón irreverente. Ayer era un sueño el futuro. La nave horizontal en compañía nos sabe precisos en el trayecto por la brújula. Discursos escritos con la yema de los dedos. Cuaderno pautado para registrar las notas que anotamos en este vivir aún inmenso. Palomitas de maíz. Y boleto vigente para el viaje. Aquí desde esta nave. Adelante.

Todavía soñamos

Todavía soñamos tiernos y dulces amaneceres. Todavía saboreamos el café por las tardes en la despedida del sol. Nos sentamos aún en los columpios en los parques. Y cantamos aún por el bien común. Todavía andamos locos por la vida. Entre la lluvia y el llanto. Que te quiero tanto. Naturaleza efímera. Todavía guardo cajas de cerillos de Velazco y estampas de la infancia. Todavía echo a volar los pajaritos y los aviones de papel. Todavía me incendio con los versos y con los fuegos artificiales. Y me impresionan las declamaciones y las canciones de tipo social. Todavía uso pantalones mezclilla. Y tomo café por las tardes.

Saudade

Salud la tarde en despedida. Bienvenido el azul en tono distinto. Y esa calavera sonriente. Saudade. Andamos sin encontrarnos. Y descubrimos la dicha en el no ser. Vértigo en las alturas del amor. Y caída libre. Los tantos encuentros y llamadas. Horas de desvelo y consuelo. Desvarío porque suceda nuevamente lo que ha sucedido. Desvarío por encontrar la fuente de la dicha, como el origen del arcoiris en la infancia.

La tarde se va

La tarde se va. Serena. Sin aspavientos por los Idus. Marzo fue referencia en Roma. Y en Roma alada los versos de Marcial o  Catulo fueron referencia. El amor anda descalzo por las calles. La esperanza ha muerto. Rostros descarnados por el tufo del oro.

A punto de amanecer

Agradezco esta conciencia por el amanecer. Ya lunes. Que vivo el presente siempre. Ayer por ejemplo, domingo. Verde con sol. Y risas por todos lados. Un presente muy vivo que ya no está. Así también este lunes. Se irá. Mientras tanto a cantar. A honrar la palabra. En este modo de ser. Cualquiera que corresponda al azar. La penumbra aún, presentida la luz en el incesante girar. Y el laberinto apenas figura del pensar. Intrincado en razones por explicar. Que no viene el origen del hilo. NI la razón del por qué. Así que a desenredar. En los segundos que van desfilando. Los pájaros cantan. Lo mismo el gallo tenaz.

Todos los dìas

Todos los días, las palabras. Porque en ellas me engancho para la vida. Y son la imagen que me muestra como soy. Quien soy. A veces son los silencios. Que se complementan con palabras no dichas. Esquirlas de tiempo por donde nos huimos. Sin más consideración que sabernos uno en todos. Parte del concepto de vida. Todos los días canto. Camino. Duermo. Y aunque no solo de pan vive el hombre, es necesario el pan. Para ir por él a la esquina. Vamos. Nos esperan los pájaros. Alas y canto. Ejemplo que todo tiene un principio y un fin. En donde estamos instalados de años. por eso todos los días respiro. Suspiro.

En el despertar

En el despertar nos encontramos. Coincidencia de luz y palabras. Estas que nos orientan y nos representan. Radica la vida en el despertar. Y es la conciencia de sabernos efímeros. Pequeños en la inmensidad de lo eterno y del universo. Y grandes en abarcar conceptos extraños, raros, bellos. Ese fluir del agua no siendo la misma. Y no siendo nosotros tampoco los mismos en el paso indetenible del tiempo. Elucubraciones mas imágenes en los sueños.  Despertar de nosotros mismos: seres vivos. Històricos. Temporales. Circunstanciados. Por si acaso nos pidan referencia de hechos. Solo el despertar es testimonio de existencia. Si en la palabra radicamos, en el despertar y el aire existimos.

Atrás queda la vida

Atrás queda la vida. Va quedando. Como ese pasado querido por guardar en un cofre adornado. A pesar de rutas no encontradas. De rutas repetidas en rutina. Atrás. Como el tren sin máquina. Auto sin motor. Ave sin alas. Y nos reconciliamos con un presente a plenitud en las circunstancias diversas. Que hacen acto de presencia en andrajos o frac. Ambas bienvenidas. Un chocolate en kiss. Un viento fresco sopla mientras escuchamos la canción de moda. Eres. Me dice el espejo. Soy aún. Me repito. Atrás queda la vida. Y la crónica del porvenir no se devela sino en el día a día. Este domingo  por ejemplo.

Un hilo de voz

Un hilo de voz, un pensamiento que circula en canto y danza por la vida. Sustancia para escucharnos donde se levantan muros. Esencia la palabra para descubrirnos y describirnos. De la manera tal que comprendamos al otro en su manera de enfocar la vida. En la asamblea se discute sin escucharnos. Se precisan datos y florecen adjetivos. Una Torre de Babel en el ejercicio recurrente de la indiferencia. Son solo sueños de vida. Como la vida misma. Recorremos pasillos en laberintos que nos llevan a ninguna parte. Amanece viernes para la sonrisa plena. Para el silencio contemplativo. He aquí la débil voz que se escucha mejor en el silencio. Y es basto el hilo de voz, con claridad y verdad, para entender la circunstancia.  Frutas vendía.

Omar Candia

Al hoy alcalde de Alto Selva Alegre, Arequipa, Perú, Omar Candia, de profesión abogado, lo conocí en La Habana Cuba. En ese momento del 2009 era electo. Llegamos a un seminario de geopolítica latinoamericana, que se impartió en la casa Martí. Estuvimos una semana un grupo de profesionistas de distintos países. Las clases fueron de lo mejor impartidas por excelentes maestros de varios países. Yo fui de México con Pedro Bocanegra, maestro amigo de Tabasco. Y estuvo también de la República Dominicana Enmanuel Alcántara, jovencísimo abogado. Aparte de las clases, caminamos por las calles de La Habana. Recorrimos temas en varios espacios. Y el mítico Hotel Nacional fue nuestro espacio de tertulias. e interminables charlas. Cada quien con su carga cultural y con la visión de futuro. Hicimos amistad. Y la reiteramos cada vez que podemos. Con el en ese momento alcalde electo Omar Candia convivimos con mucha alegría. Y  prometimos  visitarnos en nuestros países, y dar unas charlas públicas con

La palabra

Radica el ser humano en las ideas y palabras; sin ellas, nada, o muy poco somos. Concluí en charla con mi amigo LNC, a quien contaba a detalle de la visita que hice a un gran amigo con principios de Alzheimer. LNC, festivo en la palabra, me contaba anécdotas sobre sus ejercicio de memoria para aprenderse poemas. Y cómo alguna vez al estar frente ya del público se le borró por completo todo. Y luego de varios segundos le volvió el inicio del poema. Este era Qué lástima, del insigne poeta español León Felipe. "¿Lo has leído tú?, ¿lo has leído tú?", me preguntaba sonriente.

He soñado de nuevo (1)

He soñado de nuevo discursos en la plaza. la gente se arremolina y para oreja. No escucho algo importante. Solo la blasfemia de andarnos por las ramas. Las palabras brotan como mal monte. Y los brazos se acomodan a los gestos de la cara. He soñado viajes ultramar en yates viejos. Gusanos de seda. Enredaderas. Desnudos cuerpos desfilan en lo oscuro. Del ama alma presurosa. Hemos transitado por mieles. La colmena ya sabe lo que digo. No hay canción que valga. Si la ruta es del silencio. He soñado de nuevo. Que transcribes versos. Barcos de paz a la deriva. Por ahora he soñado. Ando vivo. No sé, ustedes, mañana.

He soñado de nuevo

He soñado de nuevo. Una lanza que va en trayecto hacia el vacío. Allí vamos nosotros, todos, en penumbra. Garfios afilados de amigos que saludan con afecto. La tierra se ha vuelto un campo de batalla. He soñado la paz, nave de ficción, donde ya no estamos. Tejemos abrigos para este sol de medianoche. Es ya invierno. Lo noto en las plegarias de otros que se cruzan entre nosotros. Vamos a ver. Dijeron a coro los ciegos. Eso es manera fría de despedirnos. La caverna ha sido desde siempre nuestro estado. Sombras y neblina. Y entre ellos heliotropos.

Por si fuera el ocaso

Por si fuera el ocaso este crepúsculo se extiende lento. Yo me doy vueltas para cambiar de ruta. La brújula falla. Y la aventura de la vida se acaba. Entonces tomo precauciones, providencia por el desatino. De no saber qué sigue. Y mostrarse temeroso. Por eso me entretengo en cosas pequeñas, simples. Que le dan sentido a las horas. Que en cualquier momento nos toman arrebato. Suspiro. Y me preparo. Por si fuera el caso de tener el fin en el instante que sigue. Sin tristeza ni cobarde. El hombre en el paso del tiempo es breve. Y pierde tiempo en el orgullo.

Por si fuera el caso

Por si fuera el caso andaría menos liebre. Y burlaría el refrán de gato por libre. En eso andamos. De no burlar de veras a la muerte. Sino acomodarse suavecito. En esa despedida lenta que termina en epitafio. Como palabras finales. Desprenderse desde antes del ancla. E ir ligero por si acaso. Por si la circunstancia nos sorprende en pleno vuelo. Hemos dado vueltas a la noria. En las cavilaciones sobre el origen y destino. Y repetimos lo que otros ya dijeron. Seguimos el mismo camino de las dudas. Y llegamos a las mismas conclusiones. La incertidumbre. La sospecha que hemos fallado en todo por entendernos. Ni saber exacto lo que depara el futuro. No de algunos años. Sino de algunos miles de años.

Falta pódium

Falta pódium, le dije. No hay tal, respondió. Nunca hemos estado en competencia. Si acaso a veces mayor cantidad de palabras en un vaso. O imágenes saltarinas, para verlas avanzar hacia el sueño. Por eso no hay pódium. Todos son ganadores. Arrebatados de carácter tiraron las liebres. Y estás salieron corriendo por todos lados. Yo traía mi guitarra para hacer ambiente. pero no hubo tiempo. El soliloquio fue marcando diferencia. Amanecimos en el Departamento de Salud mental. Nadie se hizo responsable. Todos eran médico y enfermeras.

No me atrevo

No me atrevo a poner en espalda polvo de vidrio. Ni a encajar el puñal de la burla en verso Marcial o Catulo. Deja verme en el espejo la mirada. Para constatar el asombro de la vida. Y el paso del tiempo. Estamos en condiciones de café. Y recuerdos. Café y nostalgia. Y lanzar la mirada al futuro. O al pasado. Según la hora. Canto rosas y luciérnagas. El olvido es la negación de lo vivido. Perdono mas no olvido. Discursos a la sombra. Y el mejor remedio es el tiempo. Nos vamos haciendo niños nuevamente. El asombro ante lo que no es porque no está en la mente. Eso somos nosotros ahora.

A veces pienso rentar otra cabeza

A veces pienso rentar otra cabeza. Y sean otras ilusiones. Otros perspicaces besos. Con las historias de antes, la colmena. Y reír a carcajada suelta sin temor a herir a los heridos de tristeza. Y pensar como los otros. Sin matices entre el blanco y lo negro. Animales de rapiña logre adoctrinarlos. A recomponer el mundo sin las culpas que heredamos. Los pequeños saltamontes. Los corderos que solos se dirigen a su muerte. Rentar otra cabeza sale menos caro. Que aferrarnos a dogmas creados por los otros.

Entre la memoria y el olvido

Somos nada sin recuerdos. Nada sin las imágenes. Son parte de nosotros. Somos los recuerdos que tenemos. Sujetos de risa, palabra y el llanto. Y no hay edad que el dato nos sea innecesario. De manera necesaria buscamos encontrar el recuerdo fino. Cercano o lejano. Para asirnos a lo que ya no somos. El ayer no existe más. Nunca más. Y el futuro es este saludo extraño en un presente entre neblina. Y seguimos dando pelea aunque sea en rounds de sombra con la vida. Los recuerdos se traslapan entre el ayer y el mañana.  Lo que no sucedió se impone. Y la ficción es la vida misma. Los tantos viajes son referencia de novelas de caballeros andantes. Y solos cantamos de madrugada insomnes con versos olvidados. Entre la memoria y el olvido está el discreto encanto de las sensaciones. Donde aterrizamos cada tarde. Luz al final del túnel. Luciérnagas. Portas linda camisa. Me dice. Por decir algo que parezca charla natural. Un pecesillo de recuerdo vago perece en el mar del olvido. (Para Miguel LC)

A veces pienso mudarme de cabeza

A veces pienso mudarme de cabeza. Y ser otro. Para reaccionar como otro. Y argumentar distinto. Dejar de pensar en sueños. Y dejar de lado las alas de cartón con cera derretida. Mudarme a otra lógica con la que se pueda remar a favor de la corriente. Y dormir con placidez sin pensar en el mañana. Sin cargo de conciencia. Plácido, feliz. Otro, distinto, acomodado en el poder de ver en la caverna. Y seguir los pasos de las generaciones precedentes. Mudarme en otra estructura. Otros horizontes. Otra raza u otra especie. Y así reír a carcajada suelta sin razones aparentes. Transformar el mito en certeza de verdad sin duda alguna. Y comer como ocurrencia necesaria de lo vivo. A veces pienso mudarme de cabeza. De razón a sin razón y viceversa. Sea lo justo y necesario en estos tiempos de prisa y pena.  Sin embargo. Mudarme.

Algo de mí lleva el domingo

Se va el domingo. Y algo de mí lleva. Un limón americano ya sin jugo. Una imagen guardada del crepúsculo. Leí sobre el Ché. Con café al lado. Evocaciones románticas. Utopías bien plantadas y con frutos. Y dudas. Interpretaciones y versiones. El domingo se va y me lleva entre sus garfios de fiero tiempo. De a poco en poco. Hojas secas arrastradas por el viento. Un otoño que también se va de domingo a domingo, que te vengo a ver. Y volverá a ser domingo. Y nosotros los de entonces podríamos estar, digo, si acaso. La muerte arrebatará una tarde esta tristeza mía. Que lata perdurable. Como dato de identificación. Disfrutamos bien las horas. Entre soledad y sonrisas. Pintamos de colores el día. Verde que te sigo queriendo verde. Y las canciones que tarareao pegadas a la garganta. Fijaciones. El recuerdo sigue aferrado a no transitar hacia el olvido.

Cuando menos lo esperas

Cuando menos lo espera sucede el milagro. De una lluvia necesaria. Del pan tibio en la mesa. Del botón en flor que se abre. Canta un gallo de tarde como si amaneciera. Mas hace recordar que toda conciencia es un amanecer. Bienaventurado el domingo. Ha llegado. Y está la palabra olvidada. La imagen que ya no estaba revive para hacer la delicia en la nostalgia. Un aromático café eleva. Y el tiempo con música pasa lento. Como de vals. Rítmico. Sucede el milagro. La sonrisa cambia el tiempo. Se suspende en el cinema. El parque. Una habitación. O en el supermercado. Con la sonrisa a flor de piel. Habitamos un tiempo que nos habita. Luego viene el adiós. Y en pasado el milagro ha sucedido. La nostalgia por la vida bella.

Tres patines

Gozamos los programas radiofónicos de Tres Patines. Niño y jòvenes. Admirábamos la astucia del personaje. Controvertido y genial. Luego supimos de los escritores guionistas. Y claro, el conjunto de los personajes que tuvieron una gran audiencia. Ahora miro algunos vídeos. Entre ellos la disputa por la autoría en ventas de libros que como "autor" hace Tres patines por la calle. Y el reclamo del verdadero autor. El Juez, siempre delirante y sabio, trata de impartir justicia en base de lo que oye, en eso que ya era el tipo de juicios orales. Y he aquí la joya del guión. Luego de preguntas de cultura general que hace a Tres patines el verdadero autor, para mostrar quien es el falso o verdadero autor. El Juez les pide que improvisen una décima con el verso fianl: "El Juez es un hombre honrado". Entonces improvisa primero el contrario a Tres Patines. Y dice así:  "Nacido en fino pañal y de un padre inteligente que siempre estuvo vigente en el foro nacional.

La vida es

Llegan los alumnos perspicaces, con sus caritas sonrientes, a preguntar la tarea que la guapa y simpática  maestra les ha dejado. Me encuentran como siempre bajo el árbol del manzano, que paciente sembré hace ya casi quince veranos. Y me quedé perplejo ante tal cuestionamiento. Pues uno vive sin reflexionar sobre lo que la vida es, que ya tenemos, y no necesitamos explicaciones urgentes. Acaso pensamos sobre la muerte. Por el temor de dejar la bella vida. Y me rasco la cabeza. Y ellos a la espera  que hable. La vida es... La vida es... y no encuentro la idea. Que diga con claridad lo que la vida es. Y dicen que la maestra agregó: no quiero definición de diccionario. A caray, con más razón, mi respuesta será riesgosa, les digo y ellos se ríen. La vida es la mirada de los amigos y amores. Miradas también de los abuelos y niños. El aire que respiramos. Y el agua límpida que tomamos. Es un huracán que nos arrebata los techos de las casas. Es el temblor de la tierra que mueve a solidaridad

Contracorriente

Supimos del salmón. A contracorriente. La vida misma. En llegadas a medianoche a estaciones que no existen. Pueblos fantasma. Seres anónimos sin rostro ni conciencia. Supimos de conjunto de ideas. Ideologías de moda. Para enfrentar al hermano de toga con fusil. Al fin de cuentas el fin justifica los miedos y los medios. Y caminamos de subida. No en lo individual. Sino en conjunto. Batallones espectaculares. Como extras en películas de guerra. Y seguir caminos de subida. Y volver a subir. Sísifo a la espera del descanso para el alma. A contracorriente en todos los juegos. Perdedores con medallas de temple. Fuimos otros siendo los mismos. Los juegos. las derrotas. Medallas de honor. Diplomas. Y la vida iba consumiendo el gas de la insolencia. Pecho a tierra. Pecho abierto para los disparos. Y aquí andamos. Felices. Esculpiendo los días. Escribiendo en el agua. A punto de tocar el horizonte. Qué bello crepúsculo. En la obra a diario salimos a escena. En eso andamios.

Tener

Este tener, afán de los tiempos. Yo tengo el aire. Por ejemplo. Y las prisas se imponen como tarjeta de identidad. Se respira a medias. Para seguir adelante sin rumbo. Tener es un afán de miedo y mal. Cambias tiempo por grumos. Y queda poco tiempo para invertir en sueños por las tardes. Rompes la piñata. Y los dulces están a la mano. La luna manda señales de humus. Y el cine es ese lugar para el diálogo de manos. Sueño. Tengo un edificio en el aire. Una casa en el aire. Y los duraznos huelen y vuelan. Tengo las alas de cartón con cera. Y llego lejos con sombrero de campo cuando camino. Tener es tenerse. Así, en conciencia. No falte el libro, como sal. Naturaleza conspicua. Sal y palabras.  Los pies se mueven con música bajo la mesa. Luna de octubre, bella. Tener.

Ser

Este ser habito. Doble contra sencillo por el camino. Polvo y paja. Y sonrisas al por mayor. Habito tiempo y lugar. Con modo propio como en el juego de escaleras y serpientes. Ser en el juego lo que el destino marque con los dados. Y fluir perenne en lo universal. Juego cartas. me leen la mano. Y escudriño el horizonte. Para encontrar motivos reales de alegría. Apuesto doble contra sencillo por la carta que escondo. Con la seguridad del guiño y la sonrisa. A veces ando en penumbras soliloquio. Y tomo limonada que preparo con parsimonia.

Estar

Mientras estamos en ese estar. Esa manera de definir nuestro trayecto. Encontramos razones para el camino. Y para soñar. No cuesta. Respirar profundo es preciso. Tenemos tiempo. Nos falta. Matemos el tiempo. Y caminamos entre matorrales. Para descubrir que damos vuelta donde mismo. Un libro mientras tanto. Agua simple. En esta manera de ver las cosas.

Me elevo

En sueños, aclaro,  me elevo. A veces entre nubes. O algo más abajo. Me descubro dando pasos en el aire. Palabras en el aire. Brinco árboles de manzanas. Y doy vueltas a los edificios viejos. Me elevo centímetros apenas, cuando vuelo bajo. Y reflexiono el hecho de accionar. Muevo el cuerpo pecho a tierra para defenderme. Rayos a veces. Y corro, gamo. Los libros me ayudan y los convierto en alas de papel prensado. Y surte efecto la emoción de andar entre las nubes. Aterrizo de pena en pena. Y entonces canto. Otra manera de volar. He querido cortarme las alas. Son incómodas a veces. Sobre todo al ponerme la camisa. Cuando despierto alado. En sueños, claro. Y entonces despierto. Y ando planeando. Y miro a mis compañeros. merodear en vuelo sobre cadáveres. Y entonces despierto de nuevo.

Ahora me acuerdo

Ahora me acuerdo que he olvidado. Recuerdos que fueron en su momento un presente de felicidad o tristeza. Amé la flor que amo. Los caminos con polvo o lodo. La lluvia. Todo ello no olvido. Porque sigue muy presente en mí. He olvidado rostros. Que se fueron difuminando al paso de los días. Ahora me acuerdo que he olvidado. Y entonces con afán busco encontrar la ruta de esos recuerdos. Frutas dulces o amargas. Risas a borbotones y palabras. Guardo en mí canciones de otras épocas. Que al escucharlas tengo la misma sensación de esos tiempos. Sin embargo ya no las vinculo con persona alguna. Quizá el tiempo cura locuras. Que fueron un presente fuego y vida. Ahora me acuerdo. El olvido es una medicina amarga que cura dolencias. Y quita freno al presente detenido en esos instantes. Nostalgia por lo que viene. Otros poemas. Canciones. Duraznos.

Un día. Y otro.

Un día. Y otro. Así va la vida. Sin más. Ni menos. Con todo lo que la oportunidad al despertar nos brinda. Con nombre distinto de siete. Circular en los meses y años. Así. Un circo es un mundo. Una escuela es una micro sociedad.. La risa nos hermana. Las palabras nos hacen soñar. Tibia la sangre. Al despertar nos damos cuenta en conciencia que seguimos. De frente. Con colores y luciérnagas. Con agua de mar en el corazón. Y alas de música en la garganta. Crucé una vez la frontera del medio. Del miedo. La amistad es un pasaporte en el mundo. Un día y otro. Así va la vida. Nuestra vida.

Un sapo

Con la lluvia apareció un sapo. Grande. Hermoso. Se me quedó viendo espantado. Pobre. No supo reaccionar. Inmóvil se quedó por el terror. No supe que hacer para darle confianza. Traté de acercarme. Inútil intención. Para darle confianza. Y en todo caso acariciarlo. Grande. Viejo. Entre gris y verdoso. Sus ojos de espanto. Se dio la media vuelta y se fue de salto en salto. Y se fue cantando croar en la lluvia.

Hoy es lo que fue mañana

Hoy es lo que ayer fue mañana. Ese mañana era domingo y es hoy. Este presente que se nos irá al instante. Un sueño al vuelo. Por eso aprovecha la oferta de vivir. Y gratis. Lo que dure no sabemos. Ni sabremos. Se irá como se va lo seguro de irse. Un día no habrá mañana para uno. Así que bebe poesía. Bebe belleza. "Vienen tiempos difíciles", se escucha de un mensaje de iglesia por la radio. El presente es como es. No anides esperanza de lo eterno. La vida es una canción. Una novela. Un cuento. Una obra de teatro. Y como personaje tenemos la edad que el guión de Dios  (por si existe) nos ha escrito. El papel principal de la vida propia. Personaje. Ha llegado el domingo. Nublado. Sorbamos este fragmento eterno de tiempo  como el colibrí en la flor. La felicidad es un sueño donde estamos instalados. Logremos tocar la belleza simple de la vida.