Ajedrez

Ni los generales persas o turcos. Ni los otomanos. Griegos o romanos. Ni los del imperio ruso o inglés. Todos ellos piezas de ajedrez. Con tablero incluido. La inundación se llevó. O el fuego del monte. Atrás quedaron los intentos por ganar. Los afanes por triunfar. Y las derrotas acumuladas. Las piezas se desperdigaron. Cada cual a un lugar distinto. En ruta a desaparecer. En el mismo fin quedaron peón y rey. Alfil o caballo. La vida misma. En un repetir de jugadas. Infinito el destino. Como las jugadas. ¡Tiembla!. ¡El agua viene!. Y la respuesta imperiosa: no interrumpas mi pensar. Sigues tú de mover la pieza.

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