Sin hielo, porque canto

Sin hielo, digo a Doña Carmen, cuando luego de servirme la comida del día pregunta si quiero agua de piña o papaya. "Es que canto en las noches", justifico. Ella ríe y me sirve mi vaso de agua de fruta sin hielo. Así por varios días. ¿Y ante cuántas personas canta?, pregunta ante mi petición de sin hielo y justificación de que pido así para no estropearme la garganta porque canto por las noches. Es un lugar pequeño. Como ante 15 o 20 personas, le respondo con paciencia, y festivo también. Sí, muy pequeño, me responde comprensiva de mi cantar ante tan pequeño auditorio.
Un lunes llego de manera habitual a su cocina económica, que se encuentra por el Parque Los Pajaritos. En 2014 yo trabajaba por allí y era uno de sus habituales clientes. Llego pido mi comida. Y sin hielo el agua, le digo. "Porque va a cantar", festina con cierto tono burlón, casi imperceptible. "Siiii. Y qué cree. Que anoche canté ante cinco mil". "¡Deveras! ¡Felicidades!, me dice sorprendida. Y comí alegre. Y ella no me cobró la comida. De olvido, o quizá como premio ante mi cantada ante gran auditorio.
No le dije que canté el Himno Nacional Mexicano en un evento masivo del partido en que milito.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam