Cuando miro un atardecer

Cuando miro un atardecer, recuerdo la mañana, lo que quise hacer y no hice. Con mil pretextos para el caso, de justificar. Y la tarde es plana, parda y en retirada. La tarde es la luz que se extingue. Que pinta de un color ocre las cosas. Y uno escribe. Toma café. Acaricia un libro. La tarde me recuerda una ciudad. Unos árboles. Y las sonrisas juveniles. Algarabía por el presente. Ansia de futuro. La tarde poco a poco va cerrando la puerta. La ventana. Con fuertes aldabas. La vida es un circunloquio. Una maravilla. Una langosta. La tarde nada reclama. Saluda solamente y se va llevando el día. Para empezar de nuevo mañana otra jornada. Para triturar aliento. La hoja. Los ojos. Y ser otros antes de tiempo. La tarde me recuerda la mañana, el otoño. Y unos textos grabados en casetes. Con etiqueta amarillenta. Letras en sepia.

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