No escribo porque sé

No escribo porque sé. Ni canto por tener buena voz. Escribo y canto porque sí. ¿Por qué no? Me hace feliz. El poder compartir unas palabras escritas. Que aparecen de pronto. Dicen de esto, de aquello. Sin mucha razón de ser. Y canto porque no me aguanto. Yo solo en la ducha. A medio volumen. Ya otras veces he cedido. A qué me calle, me dicen. Y silbo. Que también me gusta. Y escribo. Lo doy a conocer. Solo por el hecho. De saberme útil en lo tanto inútil. Juntar dos palabras. Luego otra y otras más. Cómo en las colchas de feria. La felicidad no se mide. Es una manera de caminar. De mirar. Un hola, de saludo. Y reír. Por las mañanas busco la salida del sol. Algo me dice. Y recuerdo que un día ya no, en el nunca más. Y sueńo. Sí. Bastante. Y recuerdo.  Y tengo una guitarra. Un gallo. Y un reloj. Nada más.

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