Ayer fui al cementerio

Ayer fui al cementerio a visitar la tumba  de mis padres. Era mediodía y hacía sol intenso. Llevé mandarinas y refresco para sobrellevar el clima. Y llevé también pintura y brochas para darle un nuevo rostro a la cripta. Flores de plástico. Viento. Polvo sobre ella. Viento. Y cerca de ella tumbas sin nombre abandonadas. Y tres pinos grandes parecidos a los de la casa. Ayer visité los huesos de mis padres. La nostalgia es buena. Previene del alzheimer. Déjome llevar por los recuerdos. La cripta tiene sus nombres. Las fechas. Un Cristo pequeño de piedra. Dos maceteros. Se detiene el tiempo. Se congela la imagen. Nueva pintura blanca sobre las lozas resecas. Todo fue en su tiempo. Todo tuvo sus momentos. Risas. Regaños. Canciones. Ningún suceso vuelve al oresente. Vienen cosas diferentes. Yo, por ejemplo, cuando llegue su momento. No estaré más. Sin prisas. Ayer visité el polvo de mis padres.

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