Los 60

Desperté hace días con los 60 a lomo de mula.  60 de caminar polvo en los caminos. De divagar en discursos por las derrotas. Justificando caídas y dolores. A veces mar o desierto. Sin postre. O solo postre para el alma. Escribiendo mi nombre y apellidos en papel de sal. Sangre del bajío. 60 de amar la luz y lo oscuro. Para jugar a las escondidas y nunca encontrarnos. Jugando vencidas con la muerte. En guiño como trampa. 60 donde me he encontrado dolientes brujos del poema. Y versadores alegres. Años de no verte. Y llegado el tiempo de visitar los frescos  cementerios donde robamos flores para poner a los muertos solitarios. 60 y sigue la cuenta de cuentos en el limbo. Lluvia bajo el puente. 60 panes multiplicados. 60 dagas sin filo. Planes sin ruta. Proyectos sin destino. 60 indescifrables notas musicales. Nudos. Palabras. Piedras. Sonrisas en cascada. 60 uvas frescas y manzanas rojas. 60 años de baile con pies de plomo. Cereza sin pastel. 60 rosas libertarias. 60 de aprendizaje para ser puerco espín. Yo no sé si 60 es un nuevo inicio para un final feliz. O momento de empezar a colgar los guantes. Cerrar la cuenta. Iniciar gira de veinte despedidas. Mientras tanto venga el 61 y no quedarme antes del 70. Pasarlos, s8. Solo por joder. Todo apunte es provisional. Todo es provisional. 60 solo es un dato. Aunque si 20 es nada, ya lo dijo Gardel y bien lo sabe el corazón, entonces apenas ando en los 40. Échale quinto al piano.

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