Lealtad

Las manos cuando abrazan. Y los labios en el beso. O la mano diligente cuando el saludo de lejos y la sonrisa.Y el carpintero cuando horada el tronco de árbol. O la nube cuando se echa un clavado transformada en finas gotas de agua. Y qué decir de la mariposa que estalla, y no está más. O el estallar del universo en el mundo pequeñito. Son leales. Por eso camino sin aspavientos en pasto u hojas secas. Canto a bocanadas de aire. Y susurro poemas. No escribo mucho es cierto. Y fallo al sol cuando me escondo bajo la fronda de un árbol. He abandonado cuadernos donde escribí versos.
Pero en las esquinas no escribo mi nombre. Y tampoco busco el oro por la siniestra. Y nada de zancadillas o patadas bajo la mesa al que de frente se le da la palmada. Quizá por eso la prisa por llegar la dejo, por si la muerte viene envuelta en celofán y moño. Y sucedida la despedida final, ya qué del odio, la ambición o las certezas.
Leal a ti, decir luna. A tí. Ayer que fue la caverna, el antes de la risa y las palabras. El hoy, que viene bien escribir bienaventurada. Para el mañana escribo con actos donde de vez en vez las lágrimas del Valle vienen a raudo y veloz, por la felicidad. Esta.

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