Silencios
La nube nada dice. O el viento fresco. Ni el rocío. Queda en el ambiente el rumor de la nada. Y el gato salta de techo en techo, indiferente a las miradas. Yo escribo por rutina. Ese temple que nos machaca la carne hasta dejarnos exhaustos. Y es de verdad que aparecen las palabras sin decir nada, como en un intento del suicidio fonético. ¿Y qué si todo calla? La sangre ciega recorre el interior en los canaletes de riego. El sudor aparece como producto del esfuerzo del andar sin ruta ni rumbo. Callo. Callas. Calles donde personas pasan frente a ti con los rostros convulsos por la dicha que se aleja cada vez como el horizonte. Escribir datos. Escribir fechas. Calendario del que se desprenden las hojas. Volteo a todas partes. Están todos los que son y de cierto no me reconocen. El silencio es el discurso mejor cuando la risa anda de viaje. Anida un dolor que se encaja en el hueco. Es melancolía.
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