A distancia platicábamos vía Watsap. Coincidíamos en los recuerdos. Nostalgia por la vida y la muerte. Señales de humo, carnal. Describiendo la circunstancia. Yo estaba donde el ruido. En el Cabanna. Jóvenes sonrientes. Animosos en sus platicas. Futbol y luego box en las pantallas. Lleno el local de ruido y personas. La música era una repetición de tres notas. Cuando mucho. Luces. Rostros de jóvenes también a la espera de un espacio para pasar la temporada en el infierno. Yo me concentraba en la próxima película. El libro casi terminado. Y el texto por escribir. Recordaba los fracasos generales. Y veía los rostros de cutis bien cuidado. Ropa casual. Y vislumbré fracaso generacional. Es un decir. Daba cuenta de notas anteriores. Mar revuelto. Viento. Ética y estética. Y tú, carnal, en esa tranquilidad de la noche. Sin ruidos. Solo conectados por un hilo de palabras. Afuera las luces. Y la luna escondida en algún cajón del ropero.

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