Oh, melancolía

No viene la melancolía. Y la espero ahora que anuncian lluvias de moderadas a fuertes. La espero sin saber para qué aunque nombre la dicha. Mientras tanto el sol tímido se asoma. Miro de reojo un libro. Y miro también mi reloj detenido. A veces me da por mandar cartas al mar rojo o muerto. Sin fecha ni destinatario. Solo como ejercicio fugaz del pensamiento. Control remoto que no funciona. Y espero que llegue la melancolía. Ese no saber tristeza en fado. Ni reconocer que es inútil la espera. Vamos a hablar. Me invita el espejo. Para reconocernos. Explica.

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