En el falso silencio
del aula entristecida,
los ruidos verdaderos,
los gritos y lamentos
callados, me lastiman.
Cuando pasaba lista
todo estaba silente,
el adiós del ausente
enmudecía cuerpos
que gritaban por dentro.
Cuando pasaba lista
mi voz se estremecía...
un alumno faltaba
y el quejido escuchaba
-de los otros-
porque ahora uno de ellos

  • ha quebrado su risa,

se ha ido para siempre,
y el vacío al recuerdo
de sus ojos de cielo,
su figura estirada
y su rotas palabras,
han gritado: presente.

Jamás te olvidaré...
Tu profe.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

De cartas

¿Por qué así, señor periodista?