Óscar Chávez
Hoy cuando me desperté la muerte de Òscar Chávez estaba allí, rotunda, infranqueable. Hubiera querido constatar que había sido un sueño, como la vida misma, un mal sueño, una pesadilla, pero no. Ayer jueves Día del niño, pasado el mediodía, había fallecido uno de los cantautores que forma parte con sus canciones del soundtrack de la película de nuestra vida.
Apena un día antes noticia de su internamiento médico había corrido como reguero de pólvora. "Con síntomas de Covid, según las notas. Y uno sabiendo que muchos la libran, que en estos tiempos de pandemia hasta cierto punto es normal, sea por la razón que fuera, queríamos que el paso por el hospital fuera leve, para encontrarnos luego con la noticia de su restablecimiento. Pero no fue así, lamentablemente.
Y, como muchos, yo había subido una canción al muro cuando lo internaron. Si fue Macondo, Por tí, Mariana, es lo de menos. Y ayer 30, en algún comentario una amiga escribió "Ya murió". Inmediatamente busqué noticias sobre él, sobre nuestro Óscar Chávez, y en ese momento, para mi alivio, estaba lo que se sabía, de que estaba internado pero estable, que tan pronto que hubiera algo nuevo inmediatamente lo informarían. Entonces consideré que mi amiga había omitido por la rapidez los signos de interrogación, y contesté que no, que estaba internado, pero estable. Y segundos después todos los medios empezaron a confirmar el deceso de uno de los cantautores mexicanos más queridos.
Prolífico cantautor. Sus canciones recorren una gama amplia de temas, así como amplia gama de ritmos. Desde las de protesta, hasta las sublimes de amor. Pasando por canciones tradicionales, y ritmos de las distintas regiones del país. Su voz grave repercute suave en los oídos de diversas generaciones. Nos acompañaron en mítines y en marchas, en noches de bohemia, en serenatas. Nos acompaño como tema sobre nuestro cantantes preferidos, para sin querer quedara nuestra imagen como personas distintas a quienes tenían de cantantes preferidos a lo más granado de los impulsados por el comercio la publicidad.
Yo fui de aquellos a quienes nos formaron las ideas de la necesidad de cambio social. Los que nos acercamos a los escritores como Mario Benedetti, José Revueltas, Gabriel García Márquez y otros, por sus posiciones geopolíticas en apoyo a la revolución cubana. A quienes emocionaban los discursos e imagen del Che Guevara, quienes soñamos que en nuestro país como en todos los países del mundo los niños tuvieran sus tres comidas, y escuela, además de atención médica. Y nos metimos a leer literatura clásica rusa, Gogol, Chéjov, Dostoyevski, entre otros, y abrevamos las ideas pedagógicas de Anton Makarenko con su Poema pedagógico como estandarte además de las veinte conferencias sobre educación infantil. Y en todo ese proceso de formación social, de asomarnos a los que menos tienen, porque además entre ellos estábamos nosotros y nuestros amigos, las canciones de Óscar Chávez, así como las de Carlos Mejía Godoy y los de Palacagüina, Facundo Cabral, luego Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, nos iban dando ideas que nos permitía armar el rompecabezas de las condiciones sociales, amar la naturaleza y escribir nuestras cartasde amor y amistad, de una manera distinta, no tan común.
Una de esas canciones emblemáticas de Óscar Chávez, fue La casita, parodia de la homónima que cantaba Pedro Infante. Y ante cualquier pretexto de grupo ahí la estábamos cantando. Por ella conocimos de los excesos de la clase política: estacionamientos donde caben tres
Mercedes (Benz), Cuatro mustang y un Jaguar (o dos, o muchos). La vinculación del clero poderoso y lucrativo: la virgen de Guadalupe, que un cardenal me donó. Y los excesos de lo real maravilloso: me hace falta a mi una cosa, Ángel de la independencia, en mi jardín te he de ver. Canción que luego ante los nuevos excesos de cada sexenio, la iba adecuando con los nuevos cleptómanos llegados al poder.
Y otras canciones: Liberación femenina: "y aquello de que hablamos, que no lo dejen de hacer, aunque sea por favor". Y las de serenata en dos circunstancias muy distintas "Perdón vida de mi vida si es que te he ofendido", y "Por tí, yo dejé de pensar en en el mar, por tí, yo dejé de fijarme en el cielo..."
Falleció a los 85 años, pleno y fuerte, nativo de la Ciudad de México. Apenas en el 2019 cantó en el Festival Vive latino. Con sus inseparables músicos Los Morales. Su repertorio, muy completo, es como su propia biografía ideológica y sentimental. Terrenal y sublime. De frente y figurado su lenguaje. Siempre una entrega total sin aspavientos ni discursos. Sencillo en su dirigirse al público. "Qué amables, gracias", ante los aplausos. Su público, de todas las edades. Sus cronológicos iguales, "los hijos, nietos, y hasta los bisnietos me escuchan ahora".
Hizo escuela. Fue un verdadero "influencer". Tanto en cantantes como en compositores. Fue generoso y solidario, como lo afirma Eugenia León y Guadalupe Pineda.
Ayer vi su participación en el Vive Latino 2019. Y también la que realizó en Los Pinos, no sé si fue la primera. Sus temas en las mismas entrañas geográficas donde el poder se ejerció a plenitud, patios, y estancias donde se fraguó lo más ruin del ejercicio del poder en nuestro país.
Óscar siempre tuvo sus alas, las utilizaba para rolar con las musas. Ayer las utilizó para trasladarse a un mejor lugar, destino de todos.
Apena un día antes noticia de su internamiento médico había corrido como reguero de pólvora. "Con síntomas de Covid, según las notas. Y uno sabiendo que muchos la libran, que en estos tiempos de pandemia hasta cierto punto es normal, sea por la razón que fuera, queríamos que el paso por el hospital fuera leve, para encontrarnos luego con la noticia de su restablecimiento. Pero no fue así, lamentablemente.
Y, como muchos, yo había subido una canción al muro cuando lo internaron. Si fue Macondo, Por tí, Mariana, es lo de menos. Y ayer 30, en algún comentario una amiga escribió "Ya murió". Inmediatamente busqué noticias sobre él, sobre nuestro Óscar Chávez, y en ese momento, para mi alivio, estaba lo que se sabía, de que estaba internado pero estable, que tan pronto que hubiera algo nuevo inmediatamente lo informarían. Entonces consideré que mi amiga había omitido por la rapidez los signos de interrogación, y contesté que no, que estaba internado, pero estable. Y segundos después todos los medios empezaron a confirmar el deceso de uno de los cantautores mexicanos más queridos.
Prolífico cantautor. Sus canciones recorren una gama amplia de temas, así como amplia gama de ritmos. Desde las de protesta, hasta las sublimes de amor. Pasando por canciones tradicionales, y ritmos de las distintas regiones del país. Su voz grave repercute suave en los oídos de diversas generaciones. Nos acompañaron en mítines y en marchas, en noches de bohemia, en serenatas. Nos acompaño como tema sobre nuestro cantantes preferidos, para sin querer quedara nuestra imagen como personas distintas a quienes tenían de cantantes preferidos a lo más granado de los impulsados por el comercio la publicidad.
Yo fui de aquellos a quienes nos formaron las ideas de la necesidad de cambio social. Los que nos acercamos a los escritores como Mario Benedetti, José Revueltas, Gabriel García Márquez y otros, por sus posiciones geopolíticas en apoyo a la revolución cubana. A quienes emocionaban los discursos e imagen del Che Guevara, quienes soñamos que en nuestro país como en todos los países del mundo los niños tuvieran sus tres comidas, y escuela, además de atención médica. Y nos metimos a leer literatura clásica rusa, Gogol, Chéjov, Dostoyevski, entre otros, y abrevamos las ideas pedagógicas de Anton Makarenko con su Poema pedagógico como estandarte además de las veinte conferencias sobre educación infantil. Y en todo ese proceso de formación social, de asomarnos a los que menos tienen, porque además entre ellos estábamos nosotros y nuestros amigos, las canciones de Óscar Chávez, así como las de Carlos Mejía Godoy y los de Palacagüina, Facundo Cabral, luego Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, nos iban dando ideas que nos permitía armar el rompecabezas de las condiciones sociales, amar la naturaleza y escribir nuestras cartasde amor y amistad, de una manera distinta, no tan común.
Una de esas canciones emblemáticas de Óscar Chávez, fue La casita, parodia de la homónima que cantaba Pedro Infante. Y ante cualquier pretexto de grupo ahí la estábamos cantando. Por ella conocimos de los excesos de la clase política: estacionamientos donde caben tres
Mercedes (Benz), Cuatro mustang y un Jaguar (o dos, o muchos). La vinculación del clero poderoso y lucrativo: la virgen de Guadalupe, que un cardenal me donó. Y los excesos de lo real maravilloso: me hace falta a mi una cosa, Ángel de la independencia, en mi jardín te he de ver. Canción que luego ante los nuevos excesos de cada sexenio, la iba adecuando con los nuevos cleptómanos llegados al poder.
Y otras canciones: Liberación femenina: "y aquello de que hablamos, que no lo dejen de hacer, aunque sea por favor". Y las de serenata en dos circunstancias muy distintas "Perdón vida de mi vida si es que te he ofendido", y "Por tí, yo dejé de pensar en en el mar, por tí, yo dejé de fijarme en el cielo..."
Falleció a los 85 años, pleno y fuerte, nativo de la Ciudad de México. Apenas en el 2019 cantó en el Festival Vive latino. Con sus inseparables músicos Los Morales. Su repertorio, muy completo, es como su propia biografía ideológica y sentimental. Terrenal y sublime. De frente y figurado su lenguaje. Siempre una entrega total sin aspavientos ni discursos. Sencillo en su dirigirse al público. "Qué amables, gracias", ante los aplausos. Su público, de todas las edades. Sus cronológicos iguales, "los hijos, nietos, y hasta los bisnietos me escuchan ahora".
Hizo escuela. Fue un verdadero "influencer". Tanto en cantantes como en compositores. Fue generoso y solidario, como lo afirma Eugenia León y Guadalupe Pineda.
Ayer vi su participación en el Vive Latino 2019. Y también la que realizó en Los Pinos, no sé si fue la primera. Sus temas en las mismas entrañas geográficas donde el poder se ejerció a plenitud, patios, y estancias donde se fraguó lo más ruin del ejercicio del poder en nuestro país.
Óscar siempre tuvo sus alas, las utilizaba para rolar con las musas. Ayer las utilizó para trasladarse a un mejor lugar, destino de todos.
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