Libro mañana
El libro que hoy presento se llama Matamoros, mis recuerdos anhelados, de Sanjuana Vázquez Rodríguez, matamorense radicada en Brownsville, Texas, contiene un conjunto de relatos construidos como el nombre lo indica con los recuerdos de infancia y adolescencia.
Todos tenemos un barrio donde crecimos. Incluye por supuesto la casa, el patio (si había), y los vecinos. Aquí son los recuerdos de la primera infancia, pero luego pasamos a la escuela cercana, a la iglesia y luego a otros barrios, de acuerdo a las actividades a las que se dedicaba nuestra familia. En la escuela primaria y secundaria, luego la preparatoria, interactuamos con encuentros y desencuentros con los compañeros del grupo. Y de vez en cuando nos asomamos a esos recuerdos. He allí el origen de unos textos. pero decía yo del barrio. Es nuestro mundo, la microhistoria, en donde alucinamos con los pregones de quienes pasan vendiendo su mercancía, y que por una razón. u otra, principalmente por el olfato, o las imágenes grabadas con la vista, o los sabores, nos quedan grabados.
Y más aún, hay personas que deambulan por nuestro barrio. Y que son señalados como locos, viciosos, deschavetados, lunáticos. Pero ns son tan familiares por lo conocido, que nuestra madre nos amenaza amorosa que si no nos portamos bien, nos va a entregar con, y aquí ponemos el nombre del correspondiente en cada barrio, pero que los niños conocen bien.
Ese es el nucleo central del libro de Sanjuana.
Ella es Licenciada en Derecho y Letras Hispánicas, por la Universidad de Texas. Derecho lo estudió en la Universidad de Matamoros, ciudad que nos vio nacer. Y es en Matamoros donde desarrolla su trabajo como Defensora de oficio y juez. Y en Brownsville donde estudió Filosofía y letras, trabajó como asistente administrativa en la Universidad de Texas y en el Southmost College.
Hago un paréntesis. En Villahermosa fue Gutemberg Rivero, artista plástico ya fallecido, quien rescató para la posteridad a muchas de esas personas, que fueron parte de la imagen de Villahermosa. Él lo hizo en esculturas de aproximadamente 35 centímetros, con papel maché, él le llamaba con papel engomado. Allí están en colección de la Universidad local, la UJAT, José El cieguito, Juana, la pastelera; el Capitán Achirica y decenas de personajes más.
Volviendo al tema: imagínense su barrio, sus calles, sus vecinos de cuando la infancia. Imaginen la tienda donde compraban a diario, la tortillería, la panadería, el clandestino. Pues todo ello es el conjunto de recuerdos que habitan la memoria, y que nos hace ser lo que somos. Esta es la importancia de la obra de SanJuana, que rescata al hombre y mujer sencillos, pero tan valiosos como cualquier, que les hace justicia en la historia comunitaria. Y también hace un homenaje a la solidaridad , al humanismo en el compañerismo de algunos amigos y amigas, que se solidarizaron con uno cuando parecía que la tormenta de la agresión estudiantil estaba solo contra uno.
Todos tenemos un barrio donde crecimos. Incluye por supuesto la casa, el patio (si había), y los vecinos. Aquí son los recuerdos de la primera infancia, pero luego pasamos a la escuela cercana, a la iglesia y luego a otros barrios, de acuerdo a las actividades a las que se dedicaba nuestra familia. En la escuela primaria y secundaria, luego la preparatoria, interactuamos con encuentros y desencuentros con los compañeros del grupo. Y de vez en cuando nos asomamos a esos recuerdos. He allí el origen de unos textos. pero decía yo del barrio. Es nuestro mundo, la microhistoria, en donde alucinamos con los pregones de quienes pasan vendiendo su mercancía, y que por una razón. u otra, principalmente por el olfato, o las imágenes grabadas con la vista, o los sabores, nos quedan grabados.
Y más aún, hay personas que deambulan por nuestro barrio. Y que son señalados como locos, viciosos, deschavetados, lunáticos. Pero ns son tan familiares por lo conocido, que nuestra madre nos amenaza amorosa que si no nos portamos bien, nos va a entregar con, y aquí ponemos el nombre del correspondiente en cada barrio, pero que los niños conocen bien.
Ese es el nucleo central del libro de Sanjuana.
Ella es Licenciada en Derecho y Letras Hispánicas, por la Universidad de Texas. Derecho lo estudió en la Universidad de Matamoros, ciudad que nos vio nacer. Y es en Matamoros donde desarrolla su trabajo como Defensora de oficio y juez. Y en Brownsville donde estudió Filosofía y letras, trabajó como asistente administrativa en la Universidad de Texas y en el Southmost College.
Hago un paréntesis. En Villahermosa fue Gutemberg Rivero, artista plástico ya fallecido, quien rescató para la posteridad a muchas de esas personas, que fueron parte de la imagen de Villahermosa. Él lo hizo en esculturas de aproximadamente 35 centímetros, con papel maché, él le llamaba con papel engomado. Allí están en colección de la Universidad local, la UJAT, José El cieguito, Juana, la pastelera; el Capitán Achirica y decenas de personajes más.
Volviendo al tema: imagínense su barrio, sus calles, sus vecinos de cuando la infancia. Imaginen la tienda donde compraban a diario, la tortillería, la panadería, el clandestino. Pues todo ello es el conjunto de recuerdos que habitan la memoria, y que nos hace ser lo que somos. Esta es la importancia de la obra de SanJuana, que rescata al hombre y mujer sencillos, pero tan valiosos como cualquier, que les hace justicia en la historia comunitaria. Y también hace un homenaje a la solidaridad , al humanismo en el compañerismo de algunos amigos y amigas, que se solidarizaron con uno cuando parecía que la tormenta de la agresión estudiantil estaba solo contra uno.
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