Sorpresa
La cajita feliz, donde acomodamos sueños y recuerdos, la abrimos cada vez que nos cercan los fantasmas y la nostalgia nos abraza amorosos, y de pronto aparece la sorpresa del nuevo libro imaginado con la historia también imaginada y un beso añorado y luego real, y los abrazos donde decimos todo o casi, para señalarnos el camino, y las fotos aquellas escondidas antes en el baúl o ropero, y madre o padre, y la tía de rostro bonachón, y las cartas donde pusimos el alma, sangre y corazón, con letra rodondita o alargada, con una gota de perfume, ah y la pluma roja, la que escribe sola sobre historias de la vida, entre ellas las del romance y esperanzas o sueños. Y cabe bien acomodado todo lo que la imaginación nos dicta, un cancionero y el Sabines tantas veces leído hasta con lágrimas y hojas secas entre sus hojas. Y el dibujo de corazones con crayola de los niños que fuimos y seguimos con el juego del guiño a la vida. Y tu sonrisa o voz. Un buen día la sorpresa del beso de tornillo como la famosa estatua de Rodin. Es la vida y es real, la cajita :).
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