Encarnación y Ramona
Encarnación y Ramona son, quienes me hacen los mandados, y son de buen ver; a saber, que lo que ordeno para ellas realmente una invitación es. Y me ordenan también, en esa reciprocidad: no mires hacia atrás, escribe, escribe, escribe, ven, haz memoria. No me piden, no me exigen, simplemente la atención, de mirarlas, como son, escucharlas, comprenderlas, y mimarlas, orden e imaginación. Recordarlas en memoria, como fuera el caso que no estén. Poco es en realidad lo que persiguen, los momentos de atención y con razón. Saben del destino que me toca, de ser aluvión en ocasiones y en otras mar adentro, al filosofar, sobre el rumbo de los vientos, y el devenir. O caer, caer. Y dentro de mí, me alientan a subir, a seguir. Imagino las murmuras de la gente cuando me ven (o me imaginan ver) con una u otra. O con las dos, en ocasiones, en el tren; donde en el viaje duermo y ronco, molestando a los demás, con la baba y ronquidos. Muy atentas, serviciales y dispuestas a la acción. Son deidades del norte y sur. Hablan mucho cuando deben, y callan también cuando lo saben deber. Y son tan diligentes, que nada falta y nada sobra en las muchas situaciones donde ellas tienen que ver. En el insomnio se comportan a la altura y me cuentan pacientes historias de amor. El tigre y la nieve; y Diario de una pasión.
Y claro debo interpretar lo que el texto significa, para el subconsciente, que soy yo, al pasar también al conciente, que ya ni me se explicar. Pero me explico, son figuras femeninas que determinaron mi ser. Una es de las deidades griegas, musa y otra la influencia femenina familiar, de mi origen, desde allá. Algo así.
Hoy me levanto temprano y escribo por escribir. Este pensamiento digno de un loco o un dromedario al que le da por poner, al servicio de los textos, las manos sin corazón o sentimiento, que me conduzca mejor. Esto de encarnación y ramona, es una muestra, con claridad, que lo que escribo sale sin ordenación, realmente que alguien dicta, nada más por dictar, y me pone en aprietos, por la murmuración o interpretación de las personas que leen (una de uno). Las dos figuras, con esos nombres poco usuales, son metáfora, como notorio es. A veces queda bien, el texto, no lo dudo, pero también me sucede, que sale sin querer un textito chistoso, o elucubraciones del ser, sin referente mejor que son textos de ocasión, para reír.
Hago un paréntesis, para escuchar una canción, que de siempre me ha llamado la atención, por lo que dice conciso, sin tanta argumentación: "Pensamiento, dile a fragancia, que yo la quiero,/ Que no la puedo olvidar/ que ella vive en mi alma, anda y dile así,/ Dile que pienso en ella, aunque no piense en mi,
Dile que pienso en ella, aunque no piense en mi". (Tan, tan). Es canción de la trova yucateca, autor Guty Cárdenas. Digo, por si fragancia la quiere escuchar.
Y claro debo interpretar lo que el texto significa, para el subconsciente, que soy yo, al pasar también al conciente, que ya ni me se explicar. Pero me explico, son figuras femeninas que determinaron mi ser. Una es de las deidades griegas, musa y otra la influencia femenina familiar, de mi origen, desde allá. Algo así.
Hoy me levanto temprano y escribo por escribir. Este pensamiento digno de un loco o un dromedario al que le da por poner, al servicio de los textos, las manos sin corazón o sentimiento, que me conduzca mejor. Esto de encarnación y ramona, es una muestra, con claridad, que lo que escribo sale sin ordenación, realmente que alguien dicta, nada más por dictar, y me pone en aprietos, por la murmuración o interpretación de las personas que leen (una de uno). Las dos figuras, con esos nombres poco usuales, son metáfora, como notorio es. A veces queda bien, el texto, no lo dudo, pero también me sucede, que sale sin querer un textito chistoso, o elucubraciones del ser, sin referente mejor que son textos de ocasión, para reír.
Hago un paréntesis, para escuchar una canción, que de siempre me ha llamado la atención, por lo que dice conciso, sin tanta argumentación: "Pensamiento, dile a fragancia, que yo la quiero,/ Que no la puedo olvidar/ que ella vive en mi alma, anda y dile así,/ Dile que pienso en ella, aunque no piense en mi,
Dile que pienso en ella, aunque no piense en mi". (Tan, tan). Es canción de la trova yucateca, autor Guty Cárdenas. Digo, por si fragancia la quiere escuchar.
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