Ahorita mismo

Ahorita mismo, mientras escribo. Mismo cuando me lees. Sucede. Día y noche, sol y luna. Un sin fin de canciones. Palabras al oído. Reclamos por ocultar detalles. Que mal. Los pasos  por pasajes ocultos. Laberintos. Esa canción especial de volver. Las tribulaciones por el qué dirán. Una tonada en a la orilla del mar. Y la sonrisa puesta desde el amanecer. En el buenos días, el jugo, ¿quieres más? Nos vamos a tomar un café. Sucede en tiempo y espacio las lágrimas. Gracias por la guitarra de aquella vez, el disco, el subrayado en el libro, para ti, dices. Ahorita mismo el amor traslúcido y sugerente. Sabines. Los ojos en el recorte. ¿Se parece a mí? Y la mirada misma que transforma a la piedra en pan, al agua en vino. Y el perdón que no llega por blasfemar contra todo texto, palabras, signo ortográfico en hechos, noticias, datos que develan ese conjunto total que va envuelto de regalo por el cumpleaños de todos. Bonn, Venecia. Y la radio en el tren. La última estación. Y dice el mesero: ¿la última y se van?  En el último trago de la verdad amarga (canción) nos vamos.

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